Biólogos del Centro de Investigaciones Marinas de Santa Pola (CIMAR) estudian los efectos sobre la fauna del alga invasora "Caulerpa racemosa", originaria de Australia, que se ha extendido por todo el mar Mediterráneo a consecuencia del cambio climático. EFE En declaraciones a Efe, el director científico del CIMAR, Alfonso Ramos, ha asegurado que este alga invasora apareció en la costa de Alicante en 1998 y, "a partir de entonces, se ha desarrollado por todo el sureste español".
A consecuencia de la presencia de esta especie en las costas alicantinas, el CIMAR ha puesto en marcha este estudio para "analizar el desarrollo del alga invasora, cómo afecta a las especies autóctonas y qué tipo de fauna se puede asociar al alga".
En este sentido, Ramos ha dicho que la presencia de la "Caulerpa racemosa" afecta a las algas autóctonas debido a que la especie "crece rápido y se pone encima de las algas autóctonas, a las que llega menos la energía luminosa".
Esta especie "también se adapta muy bien e impide que las otras algas fijen sus esporas en la roca", ha explicado el director del CIMAR.
Por otra parte, Ramos ha reconocido que este alga "no se puede erradicar" y que, por tanto, "hay que convivir con ella".
Llegó por el Canal de Suez, "no por barco sino por progresión hacia las costas" alicantinas, y se detectó gracias a las muestras recogidas por un pesquero, ha indicado el director científico del CIMAR.
En invierno prácticamente desaparece y en la época estival se desarrolla, apareciendo en la costa del sureste español.
Ramos ha puesto como ejemplo Santa Pola, donde la "Caulerpa racemosa" prácticamente cubre toda la roca del cabo de esta localidad.
Esta especie no es la única que ha incrementado su presencia en las costas mediterráneas en los últimos años, puesto que los ejemplares de "Oculina patagónica", un coral invasor procedente de Sudamérica, y de "Percnon", un cangrejo originario del golfo de Guinea, también están aumentado en el litoral del sureste español.
La "Oculina patagónica" está siendo objeto de estudio por parte del CIMAR, cuyo director ha apuntado que estas especies "de afinidades cálidas han incrementado su presencia en el Mediterráneo por el aumento de la temperatura en el mar".
Al respecto, Ramos ha dicho que "la gran barrera del Mediterráneo para la expansión de estas especies es que el invierno es más frío, con unos 12 grados en superficie, pero si una especie tropical puede aguantar esta época, en verano, cuando el agua alcanza unos 26-28 grados, las especies pueden reproducirse aunque en invierno estén aletargadas".
Por lo que respecta a la llegada de nuevas especies, Ramos ha dicho que de cada 100 especies nuevas que entran, "90 se quedan en los puertos o zonas degradas, 9 salen al exterior pero se integran en el ecosistema sin perjudicar e incluso a veces pueden ser un buen recurso, y sólo un 1 por ciento puede ser invasora y perjudicar a las especies autóctonas" .
El CIMAR es fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de Santa Pola y la Universidad de Alicante y sus tres principales misiones son la investigación marina, la docencia universitaria y la educación y divulgación ambiental litoral y marina.
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