miércoles, 8 de octubre de 2008

De las gestas navales a la devoción

Sábado 04 de octubre de 2008

exvoto
El Museu Diocesà ultima una exposición dedicada a los exvotos marineros de los que han hecho acopio las iglesias de la isla

MATEU CUART. PALMA. A medio camino entre el reflejo heroico de las afrentas navales y el testimonio de la íntima relación que unía antaño en Mallorca mar y creencias religiosas, los exvotos constituyen uno de los patrimonios más desconocidos de cuantos alberga la isla. Con el ánimo de enmendarlo y avanzarse a un Museu Marítim que se concreta con lentitud, el Museu Diocesà y la dirección general del Mar ultiman la exposición La fe i la mar. Creences i devocions del món marítim, que se inaugurará en la sede del museo del Bisbat el jueves 16 de octubre a las siete de la tarde.
Datadas en los siglos XVIII y XIX, las ofrendas que los profesionales vinculados al medio marino realizaban a Dios, la Virgen y los santos en agradecimiento por haber salido airosos de sus gestas articulan la primera exposición tras la reforma del Diocesà, que mostrará exvotos procedentes de los conventos de Santa Magdalena y de La Sang, donde habitualmente yacen ocultos, acompañados de retablos y de ornamentos de la antigua cofradía de pescadores.
Aún sin contextualizar y privadas de la fuerza de un conjunto que la comisaria Maria de la Mar Gaita, que comparte cargo con Bernat Oliver, de la conselleria de Medio Ambiente, promete superior a la suma de las partes por mor de la puesta en escena, varias piezas de la muestra se acumulan ya en las dependencias del museo, que las expondrá en tres salas.
De La Anunciació procede una colección de pequeños exvotos en plancha de metal o plata que adoptan forma de partes del cuerpo humano ­-abundan las piernas y los brazos, se incluyen también corazones y embarcaciones-, y hay además pinturas al óleo como la que representa un barco guarecido por la Mare de Déu del Carme, Nostra Senyora dels Orfes y Santa Catalina Tomàs, o la pintura, procedente de la Inmaculada Concepción, que para los comisarios parece ser un fragmento de un retablo, en la que se representa a Sant Erasme, obispo de Antioquia y mártir de principios del siglo IV, conocido como Sant Elm y que fue denominado patrón de los marineros después de que un rayo agrietara la tierra mientras predicaba. Desde entonces, las descargas eléctricas sobre los barcos pasaron a ser consideradas como un signo de protección.
"No son piezas de gran valor artístico", sostiene Gaita, para la que compensa de sobra su contribución a la reviviscencia de sentimientos que arreciaban entre los marineros -sufrimiento, esperanza- y de las hazañas particulares -algunas narradas en la cara oculta del exvoto, otras reflejadas en pequeños cuadros y retablos- que vienen a revalidar el refrán según el cual qui no sap a Déu pregar, que vagi per mar.

Fuente