miércoles, 8 de octubre de 2008

El sapo Ferreret criado en cautividad introdujo en Mallorca un hongo patógeno

Lunes 22 de septiembre de 2008


Un grupo internacional de científicos ha descubierto que un hongo que afecta al pequeño sapo Ferreret, en Mallorca, se introdujo en la isla al repoblarla con ejemplares de este anfibio criados en cautividad. El hallazgo se publica hoy en la revista Current Biology.

ALICIA MORENO/EFE Entrados los años 80, el pequeño sapo balear conocido como Ferreret (Alytes muletensis) se encontraba al borde de la extinción; sólo algunos ejemplares resistían a la presión humana escondidos en la Sierra de Tramontana.

Científicos y administración impulsaron de inmediato planes y acciones de conservación, entre las que se incluyó la cría en cautividad del pequeño anuro, endémico en la isla, para liberarlo después en la naturaleza.

Los animales se reintrodujeron en 1991 y a día de hoy la población de esta rara especie de sapo se ha recuperado gracias al programa; de hecho, la mitad de los individuos que viven en la isla procede de aquellos animales criados en cautividad.

Hasta ahí todo bien. El problema surge cuando se descubre en 2004 que estos animales portan el hongo Bd (Batrachochytrium dendrobatidis), identificado a finales de los años 90 (por eso no se detectó en su momento) y del que hoy se sabe es el principal causante de la desaparición masiva de poblaciones de anfibios en Europa, adonde llegó recientemente, y otras regiones del mundo, como Australia y Centroamérica.

El hongo en cuestión se instala en la piel de sus huéspedes anfibios y provoca la quitridiomicosis, una infección que suele acabar con ellos al reducir, se cree, su capacidad de absorción de agua.

Entre las distintas especies de anfibios, las hay más o menos sensibles al hongo patógeno. En tres de las cuatro poblaciones de Ferreret que hoy existen en la isla, los sapillos resisten al hongo sin presentar síntomas. En una cuarta, en cambio, el hongo ha provocado la muerte de entre el 80 y el 90% de los individuos.

"Por alguna razón aún desconocida, el Ferreret de estas tres poblaciones es más resistente", explica a Efe Juan Antonio Oliver, biólogo de la Consejería de Medio Ambiente del Gobierno Balear, y añade que "sería muy interesante encontrar la razón de por qué el hongo afecta a unas poblaciones y a otras no".

Podría deberse, simplemente, a las diferencias entre los medios en los que vive el Ferreret, mucho menos favorables para la proliferación del hongo en las tres poblaciones asintomáticas, aunque Oliver matiza que se trata sólo de una hipótesis.

Los investigadores han comparado el material genético del hongo que actualmente convive con las poblaciones de Ferreret en la isla, sintomáticas y asintomáticas, y han conseguido determinar que el foco de infección inicial fue el mismo para todas.

¿Cómo llegó el hongo Bd a la isla balear? El estudio sugiere que lo hizo en 1991, el año que se reintrodujo al Ferreret.

La cría en cautividad se había realizado en el Imperial College en Londres, adonde también había llegado, procedente de Sudáfrica e infectada por el hongo, la rana Xenopus gilli.

La ranas sudafricana y el Ferreret mallorquín coincidieron en el mismo recinto, y así el hongo pudo saltar de una especie a otra.

El hongo Bd forma ya parte de la lista de enfermedades que recoge la Organización Mundial para la Salud Animal, y frente a las cuales se toman estrictas medidas de cuarentena para evitar la propagación.

Pero se trata de un ejemplo claro de los "efectos impredecibles e imprevistos" de los programas de reintroducción de especies, según indica en comunicado de prensa el doctor Mat Fisher, uno de los autores del trabajo e investigador en el Imperial Collage London, y añade que la legislación internacional de la que hoy se dispone debería evitar que volviéramos a introducir la enfermedad en la naturaleza.

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