Científicos del Grupo de Investigación Consolidado en Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona (UB) prevén estudiar e identificar las zonas del Mediterráneo que suponen un alto riesgo para la formación de tsunamis, mediante el análisis de los desplazamientos submarinos producidos bajo el territorio de Balears en los últimos 100.000 años, para así predecir nuevos corrimientos de tierra que puedan dar lugar a estos fenómenos sísmicos. EP Así lo señaló, en declaraciones a Europa Press, el coordinador del proyecto Medslide -nombre de esta iniciativa-, Angelo Camerlenghi, quien explicó que la propuesta podría ponerse en marcha dentro de dos o tres años y consistiría en la utilización de barcos de perforación similares a los empleados para la extracción de petróleo, que se adentrarían a 400 metros de profundidad a fin de conseguir muestras de antiguos deslizamientos, fenómeno que a nivel mundial es el causante del 20 por ciento de terremotos.
Tal y como apuntó el también geólogo de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA), estos buques, que en estos momentos se encuentran trabajando en el Índico y el Pacífico con el objetivo de perforar en fallas geológicas submarinas para conocer cómo se generan los grandes terremotos, centrarían sus investigaciones en el canal de Ibiza y en el margen continental del Ebro, además de actuar en Sicilia, Israel y el Delta del Nilo.
Camerlenghi advirtió de que en el Mediterráneo existen diversas zonas potencialmente tsunamigénicas y aseveró que "si pasa algo puede ser un problema muy grave" debido a que millones de personas ocuparán las costas mediterráneas en los próximos años y se verían afectadas por fenómenos de estas características. Asimismo, aludió a una zona sísmica activa en la actualidad como es Argelia, en cuya costa se registró el 21 de mayo de 2003 un terremoto que media hora después se dejó sentir en Baleares, donde una ola de casi dos metros se abatió sobre las costas de las islas y hundió más de 70 barcos.
Por este motivo, el investigador recalcó además la necesidad de poner en marcha sistemas de alerta que permitan prever en el área mediterránea la formación de posibles terremotos, debido a las reducidas dimensiones de esta zona que facilitan que los efectos de estos fenómenos especialmente en Argelia se propaguen con rapidez hasta Baleares, pese a estar separados ambos lugares por unos 200 kilómetros. "La zona del Mediterráneo es muy sensible porque mucha población vive en las costas, por lo que el sistema de aviso debe ser muy sofisticado", prosiguió.
A este respecto, la Comisión Internacional Oceanográfica, perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), está estudiando el impulso de una red de prevención internacional consistente en la instalación de sismógrafos que detecten en tiempo real la formación de terremotos y alerten con rapidez de esta situación.
INVESTIGACIÓN DE LA TOPOGRAFÍA MARINA BALEAR
Por otro lado, se prevé que este año finalicen los trabajos del proyecto Transfer, coordinado desde la Universidad de Bolonia por el científico Stefano Tinti, y a través del cual diversos investigadores están analizando en Baleares la topografía del fondo marino para averiguar por qué se modifican las olas que se forman en las islas, en función de qué se hacen más altas y cuál es el estado de las plataformas continentales que se encuentran bajo el suelo marino.
Tras este proceso, la información obtenida es trasladada a físicos radicados en Santander a fin de que éstos prevean los efectos de las olas provocadas y en qué zonas harán más daño, mediante la elaboración de mapas de riesgo en los que se indican los lugares que podrían verse más afectados. En concreto, el proyecto Medslide cuenta con la participación del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) mientras que Transfer incluye la colaboración de las Universidades de Barcelona y Cantabria, así como de Puertos del Estado y del Instituto Geográfico Nacional.
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