lunes, 30 de noviembre de 2009

De la 'bici voladora' al control de las palomas mensajeras

Laura Jurado | Palma lunes 30/11/2009

La Fundación Aeronáutica de Mallorca celebra un siglo de aviación en la Isla

Mamet
Julien Mamet antes del despegue del primer vuelo en Mallorca

Primero fue el circo, luego llegó el transporte. La historia de la aviación en Mallorca se escribe entre anecdótas y sistemas de control que, vistos desde la actualidad, resultan completamente surrealistas. El próximo 28 de junio se cumplirán cien años del primer vuelo en la Isla, una fecha para la que la Fundación Aeronáutica Mallorquina prepara multitud de actividades.

Hacía pocos meses que la aviación existía en España cuando llegó a Mallorca. El francés Julien Mamet –pionero en sobrevolar el Canal de La Mancha– llegó a la Isla para la celebración de la Semana Deportiva. El Hipódromo de Son Macià (Marratxí) era el escenario escogido para que realizara el primer vuelo de Baleares sobre un aparato que tenía más de bicicleta –incluso las ruedas– que de avión. El interés de la prensa llevó a realizar un pase previo de diez minutos de duración. El éxito de aquella hazaña hizo que al día siguiente una gran multitud se congregara en el recinto.

"Aquello era puro circo. Mamet llevaba ramos de flores que lanzaba a la tribuna cuando volaba a poca altura. Una de las veces una ráfaga de viento le hizo chocar contra los árboles y acabó estrellado contra el suelo", relata el presidente de la Federación Aeronáutica de Mallorca (FAM), Miquel Buades.


Antiguo sistema de embarque de los pasajeros y equipaje a través de carros de caballos| FADM

La alegría había durado apenas un par de minutos y habría que esperar seis años más hasta que Salvador Hedilla llegó a Mallorca, esta vez volando desde Barcelona. De nuevo, la cantidad de gente que le esperaba en la playa de Can Pere Antoni le obligó a desviarse hasta los terrenos de Son Sunyer, junto al actual aeropuerto. El vecino Son Sant Joan era sólo un bosque. La jornada se convirtió entonces en una loca carrera para ser el primer mallorquín que saludara al piloto. El médico Tomás Darder fue el afortunado.

Hasta los años 20 la aviación en Mallorca fue sólo cosa de pilotos. El catalán Manuel Colomer fue el primero que se dedicó a pasear en su Aviatik C.III a todo aquel que estuviera dispuesto a pagar cuatro pesetas. "Aquellos vuelos turísticos también se celebraban sobre Son Macià, pero el ruido molestaba a los caballos y Colomer pidió permiso para volar en las instalaciones del cuartel de ingenieros de Son Bonet", relata Buades. Otro acontecimiento casi premonitorio.

Poco habían avanzado los aparatos desde aquella bici voladora de Mamet hasta los aviones de madera de Colomer. Un cuentarrevoluciones y una brújula eran todos sus indicadores.

Un año después se instauraron los vuelos regulares entre Palma y Barcelona. "El Ministerio de Fomento convocó un concurso para elegir una empresa que llevara el correo aéreo entre ambas capitales. Hasta el momento se transportaba en un barco rápido que tardaba catorce horas en llegar. Los periódicos se leían con dos días de retraso", afirma el presidente de FAM. La iniciativa ganadora fue la de un grupo de empresarios mallorquines sin vinculación alguna con la aviación y entre los que se encontraba el arquitecto Gaspar Bennàssar.

La Compañía Aero-Marítima –como fue bautizada– utilizaba hidroaviones que despegaban desde los hangares situados en el actual Paseo Marítimo, bajo Es Jonquet. "Lo primero que salió de Mallorca fueron dos ensaimadas. Los periodistas catalanes publicaron que por primera vez las habían comido casi calientes". El trayecto duraba sólo una hora y media.

Palomas en lugar de radio
Sin torres de control, la llegada de los aviones era casi un milagro. "Cada vuelo salía dotado con una pareja de palomas mensajeras que se soltaban en caso de accidente para avisar", asegura Buades. Tragedias como la de Colomer –contratado por la empresa y que se ahogó al caer al mar– pusieron en funcionamiento un servicio de lanchas rápidas. Poco después llegaría la telegrafía sin hilos.

Portocolom contaba entonces con una de las pocas escuelas de pilotos de la Isla. Aún se recordaba la celebración de la inauguración del Aeroclub de Son Bonet que acabó con el robo de una avioneta. Dos delincuentes que habían escapado de la cárcel intentaron huir con ella de la Isla, pero les faltó tiempo.

La crisis de la empresa hizo que la francesa Latécoere –precedente de Air France– comprara las acciones. Mallorca se convirtió entonces en la escala del vuelo Marsella-Alcudia-Argel. "El hidroavión podía llevar unos diez pasajeros que iban en asientos de mimbre. Las instalaciones de Alcudia apenas tenían una gasolinera donde repostar y un restaurante", explica Buades. El aparato amerizaba cerca de la costa y un barco lo arrastraba hasta el puerto.

La LAPE –precedente de Iberia– fue la primera en utilizar aviones terrestres en la ruta Palma-Valencia-Madrid. El embarque se hacía con carros de caballo que transportaban a los pasajeros hasta el avión. En 1936 dejó de operar y otras como la Ala Littoria eligieron Pollença como inicio de sus conexiones con Roma, Cádiz y Melilla. Al final de la guerra, Iberia ya estableció vuelos diarios con Barcelona y Madrid. El primer chárter llegó a la Isla en 1946 con el escritor Robert Graves a bordo.

Son Bonet fue hasta los años 60 el primer y único aeropuerto de la capital. "Con el boom turístico se creó Son Sant Joan ya que las pistas del primero eran demasiado pequeñas para algunos aviones", explica Miquel Buades. Son Bonet quedó entonces como centro de control y hangar de reparación de los aparatos. En 1959, el piloto Rodolfo Bay y Marta Estades fundaron la aerolínea Spantax, que años más tarde trasladó su sede a Mallorca. Una empresa pionera en los vuelos chárter que luego se convirtió en la compañía más importante del país.

Hoy, Son Bonet será la segunda sede en acoger la exposición que la FAM ha creado para repasar cien años de aviación en Mallorca. Un escenario escogido, además, para presentar todo el programa de actividades que se desarrollará el próximo mes de junio para conmemorar el centenario. Una celebración que promete estar a la altura.

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domingo, 29 de noviembre de 2009

La UIB no dirigirá las obras de recuperación de los jardines de Raixa por razones económicas

Domingo 29 de noviembre de 2009

jardines
Jardines de Raixa

M. ELENA VALLÉS. PALMA. La Universitat de les Illes Balears (UIB) no dirigirá finalmente las obras de recuperación de los jardines de Raixa. El director de Relaciones Institucionales del Consell, Pere Fullana, adujo "motivos económicos" para no contratar finalmente a la institución académica, que se encargó de redactar el plan director y los proyectos básicos y de ejecución de recuperación de los jardines. La universidad presupuesta todas las intervenciones en 4,1 millones de euros. "Negociamos con la UIB, a través de Tragsa, para que ellos fueran los directores de obra, pero hablábamos de dos cantidades diferentes. Ellos pedían mucho dinero", continúa. Finalmente, la empresa Tragsa, en la que el Govern tiene participaciones, adjudicó por concurso público la ejecución de la obra al ingeniero forestal Antonio García-Delgado, "que restaurará de momento algunas partes del jardín. La recuperación se desarrollará en fases, en función del dinero que dispongamos", añade Fullana.
Los profesores Júlia Roman y Antoni Martínez Taberner confirmaron la noticia: "No tenemos garantía de que nuestro proyecto de ejecución salga adelante. Lo que queremos señalar es que todo lo que finalmente se haga en los jardines de Raixa deberá ajustarse siempre a lo que digan los técnicos de Patrimonio del Consell". Por otra parte, corroboraron que no se llegó a un acuerdo económico con la constructora Tragsa, pese a haber rebajado sus honorarios un 10%. La UIB basó los precios de la dirección de obras en lo que estipula el Colegio Oficial de Arquitectos de Balears.
Todos los estudios elaborados por el equipo multidisciplinar de la UIB costaron 180.000 euros a la Fundació Balears Sostenible, dependiente del Govern. El plan director de los jardines fue aprobado en la comisión de Patrimonio del pasado viernes.
El equipo multidisciplinar comenzó a elaborar toda la documentación de los jardines de Raixa en 2005 y entregó el plan director y los proyectos en enero de 2009. Habida cuenta de la "cuestionada restauración" realizada en la finca pública, que abrió sus puertas el pasado 5 de septiembre, la Fundació encargó el proyecto a un grupo de especialistas formado por la historiadora del arte Júlia Roman; la arquitecta Maria Bel Riera y el biólogo Antoni Martínez Taberner, que prepararon un informe con toda la documentación patrimonial, las patologías arquitectónicas y un inventario florístico sobre los jardines. "No hay que olvidar", dicen los profesores, "que Raixa tiene un jardín histórico, que fue encargado por el Cardenal Despuig. De lo que se trata es de recuperar una obra de arte", advierten.
Los criterios adoptados para la restauración se ciñen a que debe respetarse la morfología de un jardín típico del siglo XIX.
Los responsables del proyecto han dividido los jardines en diez áreas distintas.
En el Jardí dels Tarongers hay en estos momentos una franja de cipreses enorme que tapa la perspectiva de la casa. El proyecto contempla su retirada y la plantación de nuevos cítricos en base a una cuadrícula agrícola; todo para recuperar la panorámica orginal. El Jardí de la Lògia, el más cercano a la edificación, es el que ha sufrido más transformaciones a lo largo del tiempo, por las modas y los gustos de los propietarios. Se mantendrán las palmeras plantadas en el siglo XX, "por guardar cierto valor monumental". La intención es recuperar también las perspectivas.
Del Jardí Apol·lo se recuperará la escalera y la "lógica" de la vegetación, pues ésta ha crecido desmesuradamente. Por otro lado, el proyecto contempla asimismo recuperar un laberinto, los plataneros del paseo de entrada y los monumentos del Itinerari del Turó.

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Coinciden en aguas palmesanas cuatro buques oceanográficos

Domingo 29 de noviembre de 2009

barco
Francisco de Paula Navarro Foto de M. R. Aguilera

MANUEL R. AGUILERA. PALMA. Este fin de semana han coincidido en nuestras aguas cuatro buques oceanográficos españoles: el Sarmiento de Gamboa, el Cornide de Saavedra, el Odón de Buen y el Francisco de P. Navarro.
El Sarmiento de Gamboa ha venido para iniciar una campaña de varias semanas. Fue construido en Vigo en 2007, y está preparado para realizar investigaciones pesqueras y de ecosistemas marinos. Lleva 16 tripulantes y tiene una capacidad para alojar a 25 científicos.
El Cornide de Saavedra, por su parte, está realizando la campaña Ecomed en la que entre otras especies, estudia el futuro del boquerón y la sardina en el Mediterráneo. Se trata de uno de los buques más antiguos y pioneros en la investigación marina en España.
El Francisco de P Navarro, de dimensiones más modestas, puede llevar 10 tripulantes y 7 científicos.
Finalmente también ha estado el Odón de Buen, uno de los más veteranos y el más pequeños de todos. Construido en 1973 como El Pescador. Es el buque más ligado a Balears ya que se construyó entre la Secretaría General de Pesca y la Confederación de Cofradías de las Islas Baleares que lo financió, siendo su uso compartido al principio, hasta el año 1986 en que lo adquirió plenamente el Instituto Nacional de Oceanografía y le puso su actual nombre. Puede llevar 6 tripulantes y 6 científicos, estando equipado también con un laboratorio.

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jueves, 26 de noviembre de 2009

2002. Un agujero negro en el centro de nuestra Galaxia

Rafael Bachiller | Madrid martes 24/11/2009


Dibujo de la Vía Láctea | NASA/JPL-Caltech/R. Hurt (SSC)

En el año 2002, un equipo internacional de astrónomos liderado desde el Instituto Max Planck de Física Extraterrestre de Munich presentó los resultados de un patrullaje de diez años de duración de la estrella S2 que orbita en torno al Centro de la Vía Láctea. Sus medidas indicaban que nuestro centro galáctico está ocupado por un agujero negro supermasivo de unos 4 millones de masas solares. Observaciones posteriores en un amplio rango de longitudes de onda (visibles, infrarrojas, radio, X y gamma) han confirmado este resultado ofreciendo más y más detalles. Se piensa hoy que la presencia de agujeros negros supermasivos no sólo tiene lugar en galaxias extremas, sino que puede ser un fenómeno habitual en la mayor parte de las galaxias espirales y elípticas.

Una radiofuente en el Centro Galáctico
La región del Centro Galáctico.
La posición del centro geométrico y de rotación de nuestra Galaxia se conoce de manera aproximada desde principios del siglo XX. En 1918, el astrónomo norteamericano Harlow Shapley estudiando la distribución espacial de los cúmulos globulares había localizado su situación en un determinado punto de la constelación de Sagitario, en una zona oscurecida por las enormes cantidades de materia interestelar presentes en la línea de mirada y que, por lo tanto, no puede ser observada en el visible. Los telescopios que a lo largo del siglo XX fueron acumulando datos en el infrarrojo, en rayos X y en ondas de radio, fueron afinando progresivamente las observaciones de la región central de la Galaxia para concluir que su centro debía estar localizado en un gran complejo denominado Sagitario A, a 25.000 años-luz de nuestro sistema solar.

El Centro Galáctico observado por el Spitzer | NASA/JPL-Caltech/Stolovy.
La radiofuente más intensa de esta compleja región se conoce como Sagitario A* (o simplemente Sgr A*) y presenta unas extraordinarias propiedades pues a su intensa radiación en ondas de radio se suman fuertes emisiones infrarrojas, de rayos X y gamma. En la región de unos 3 años luz que rodea a Sgr A* se encuentran millares de estrellas, al menos un centenar de ellas son muy masivas (de los tipos O y B) y de las llamadas Wolf-Rayet, precursoras de Supernovas. Todo parece indicar que si nuestro centro galáctico no es exactamente Sgr A*, debe situarse en una posición muy cercana a esta radiofuente.

Órbitas estelares revelan un agujero negro
Estrellas en torno al Centro Galáctico | ESO.
El centro de la Galaxia resulta pues muy difícil de estudio por encontrarse en una región oculta por numerosas nubes interestelares que, además, está afectada por una gran confusión. Sin embargo, es posible estudiar el comportamiento de las estrellas de su entorno inmediato para tratar de deducir algunas características del misterioso objeto que debe ocupar el núcleo. En el año 2002, unos astrónomos alemanes culminaron 10 años de patrullaje de una estrella denominada S2 que se encuentra orbitando en torno al centro galáctico. Sus medidas indicaban que el movimiento Kepleriano descrito por la estrella sólo podía explicarse si el centro de la órbita la ocupaba un objeto extremadamente masivo y compacto. Esa zona central, de tamaño menor que el de nuestro sistema solar, debía contener unos 3 ó 4 millones de masas solares. Tal objeto, tan sumamente compacto y masivo, sólo puede ser un agujero negro supermasivo.

El Centro Galáctico observado en rayos X por el telescopio Chandra | NASA.
Otros estudios realizados en el mismo año 2002, revelaron que en el entorno de este objeto tan compacto se encuentra un anillo irregular con una masa de varios millones de veces la del Sol y que se encuentra en una situación en la que una intensa actividad de formación estelar debe desencadenarse en un próximo futuro. Tales brotes de formación estelar son vistos con frecuencia cerca de los discos circunnucleares de muchas galaxias que poseen agujeros negros en sus centros. En muchas ocasiones, estos estallidos de formación estelar van acompañados por violentos chorros de materia que se eyectan de manera bipolar desde el núcleo hacia el medio intergaláctico.

El agujero negro central
Todas las observaciones parecían por tanto estar de acuerdo en la presencia de un agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea. En el año 2008, el astrónomo alemán Reinhard Genzel y su equipo del Instituto Max-Planck de Física Extraterrestre (Munich) presentaron los resultados de una campaña de observaciones que había durado 16 años. Durante este periodo de tiempo, estos astrónomos habían patrullado el movimiento de varias estrellas en el entorno del centro galáctico y la conclusión no ofrecía dudas: las órbitas estelares corroboraban muy claramente ("más allá de cualquier duda razonable", en palabras de Genzel) que la zona nuclear está ocupada por un agujero negro de 4,3 millones de masas solares.

Naturalmente todas estas observaciones no nos muestran la presencia del agujero negro de manera directa. Es cierto que, tal y como predijo Stephen Hawking, todos los agujeros negros deben generar radiación (la que se conoce como “radiación de Hawking”), pero se trata de una emisión extremadamente débil muy fuera del alcance de las técnicas de recepción actuales. Estos misteriosos y fascinantes objetos sólo se ponen de manifiesto mediante los dramáticos efectos que causan en su entorno. Por ejemplo, la radiación infrarroja y de ondas de radio procedente de la zona central de nuestra Galaxia indica que las grandes nubes de gas y polvo (pequeñas partículas de material sólido) que allí se encuentran, están calentadas a temperaturas que superan el millón de grados, posiblemente mientras se desploman en el abismo del agujero negro.

Imagen óptica-infrarroja-X del Centro Galáctico. | NASA, ESA, SSC, CXC, STSci.

Curiosidades


En los primeros años 2000 se identificó muy cerca de Sgr A* (a tan sólo 3 años-luz de distancia) una fuente infrarroja denominada GCIRS 13E. Estudios detallados de este objeto en el infrarrojo revelaron que se trata realmente de un cúmulo de al menos seis estrellas muy masivas (de las que cuatro son del tipo Wolf-Rayet) que contiene un agujero negro en su centro. Aunque orbitando en la actualidad en torno a Sgr A*, parece posible que GCIRS 13E acabe siendo engullido por el agujero supermasivo central, lo que apoyaría la teoría de que los agujeros supermasivos pueden aumentar de masa mediante la acreción de otros agujeros negros menos masivos que se formen en sus proximidades.
En el año 2008, unas observaciones llevadas a cabo por el telescopio especial de rayos gamma Integral, indicaron la existencia de unas misteriosas nubes en las proximidades del centro galáctico que podrían estar constituidas por antimateria (positrones) y que parecen coincidir con una población de estrellas binarias de rayos X. El descubrimiento, que fue realizado por un equipo internacional de astrónomos liderados por el alemán Georg Weidenspointer, resulta sumamente estimulante pero necesita ser confirmado mediante observaciones más exhaustivas.
La presencia de un agujero negro supermasivo en el núcleo de casi todas (si no todas) las galaxias plantea aún la duda de qué se formó primero, si el agujero o la galaxia. Durante años se ha admitido implícitamente que la galaxia se forma primero y el agujero negro resulta de la contracción gravitacional de sus regiones centrales, pero recientemente ha surgido la idea de que un simple agujero negro, en los momentos iniciales de la evolución del Universo, podría atraer materia construyendo así una galaxia alrededor suyo. Estamos por tanto ante un problema del tipo "el huevo y la gallina", sólo observaciones detalladas de las relaciones existentes entre las galaxias y sus agujeros centrales podrán arrojar algo de luz sobre este asunto.

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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional ( Instituto Geográfico Nacional).

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martes, 24 de noviembre de 2009

El médico de la metrópoli (Lorenzo Campins)

Laura Jurado | Palma martes 24/11/2009

farmacia

El Virreinato de Nueva Granada era parte del imperio español, pero lo que ocurría en las provincias de ultramar era algo desconocido para la mayoría de españoles. Cuando Lorenzo Campins decidió dar el salto a Venezuela, no sabía que iba a encontrar un erial científico en el que convertirse en un pionero de la medicina.

Nació en Palma en 1726 en el seno de una familia humilde pero siempre soñó con ser médico. En la Universidad Luliana de Mallorca se convirtió en licenciado y Maestro en Artes, título que le permitía acceder a los estudios médicos que luego desarrolló en la Real y Pontificia Universidad de Gandía donde se doctoró. Regresó a la Isla para que reconocieran su título pero apenas ejerció aquí.

"Mallorca pasaba por una época terrorífica:guerras, epidemias... Pronto decidió viajar a Cádiz, que era el salvoconducto para trasladarse a América", explica el cirujano de la Clínica Juaneda, Carlos Marín, autor de la tesis El Doctor donde Lorenzo Campins y Ballester en el contexto de los estudios médicos en Nueva Granada. El mallorquín apenas tardó un año en dar el salto a Venezuela.

La ciudad de Santiago de León de Caracas que recibió a Campins en 1762 seguramente distaba mucho de lo que esperaba encontrar. Una ciudad de 30.000 habitantes con una inmensa mayoría analfabeta, un predominio de las enfermedades infecciosas y sin ninguna supervisión de la profesión médica. El mallorquín tenía todas las papeletas para convertirse en un pionero.

La práctica médica estaba dominada por un profundo curanderismo. Se separaban, además, las actividades del médico de las del cirujano. Los segundos, eran barberos de origen indígena que, bajo la supervisión de un médico, realizaban las cirugías. "Campins no estaba especializado en ninguna rama médica. En aquel momento sólo Italia, Francia y Alemania tenían algunos doctores especializados en la disección de cadáveres, pero no en áreas", afirma Marín.

El médico mallorquín adquirió un doble papel público y privado. En su consulta privada llegaba a ingresar a sus pacientes en su propia casa durante el tratamiento cuidando incluso de su alimentación. Desde 1772 se convirtió en médico de los tres únicos hospitales que existían en Caracas en la época: San Pablo, Nuestra Señora de la Caridad y San Lázaro. "Fue un hombre innovador pero su medicina era arcaica. La Ilustración aún no había llegado a España y la profesión tenía siglos de retraso con respecto al resto de Europa", asegura el cirujano.

La Real y Pontificia Universidad de Caracas tenía ya cuatro décadas de historia pero, como el modelo de las universidades europeas medievales, no contaba con estudios médicos. Lorenzo Campins se ofreció para dar un curso de Medicina gratuito, pero durante años estos cursos fracasaron mientras el curanderismo seguía proliferando. En su primer año sólo tuvo cuatro alumnos y, pese a que las clases eran gratuitas, la Universidad le exigió que diera una fianza por si incumplía la obligación contraída.

En 1763 el monarca español, Carlos III, le dio los permisos para la creación de una cátedra de Medicina. Durante más de veinte años dictó clases y en 1775 Francisco Xavier de Molina se convirtió en el primer médico titulado en una universidad venezolana.

"Pese a que los indígenas no lo supieran, sus técnicas médicas tenían una base científica. Incluso tenían remedios naturales más avanzados que la medicina de Campins. Él, por ejemplo, seguía usando las sanguijuelas para los sangrados", afirma Carlos Marín. El mallorquín consiguió institucionalizar la supervisión del ejercicio médico al lograr que la monarquía española decretara el establecimiento del Protomedicato de Caracas. Durante ocho años administró el Tribunal y le dio batalla al curanderismo libre. Una cédula de Carlos III le nombró protomédico interino de la provincia de Venezuela.

Dada la escasez de personal médico, Lorenzo Campins ostentó prácticamente todos los cargos de la época. Su acción en Venezuela se desarrolló durante veintiún años. "Su labor fue muy relevante porque inculcó los avances para la medicina. Instauró una independencia pragmática en la colonia con la introducción de la ciencia. Era un paso para empezar a valerse por sí mismos y no depender de la superioridad de la metrópoli", opina el cirujano.

Su vida y su carrera se convirtieron en la lucha por la profesionalización de la medicina hasta que una grave enfermedad mental acabó con su vida en 1783. Quedaban aún otros tantos años para que Venezuela proclamara, en 1811, su independencia. Hoy, el auditorio del Hospital Clínico Universitario de Caracas lleva el nombre de Lorenzo Campins.

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Elena Soto: El 'software', la cobaya virtual

lunes, 23 de noviembre de 2009

1995. El 'boom' de los planetas extrasolares

Rafael Bachiller | Madrid viernes 20/11/2009

Astronomía
Imagen artística del planeta HD189733b con su estrella. | NASA

En 1995 los astrónomos Michel Mayor y Didier Queloz anunciaron la detección de 51 Pegasi b, un planeta que orbita en torno a una estrella de tipo solar a 50 años luz de la Tierra. Confirmado prontamente por los norteamericanos Geoffrey Marcy y Paul Butler, este descubrimiento inauguró una intensa carrera que ha conducido a la detección de un total de más 400 planetas extrasolares contenidos en unos 300 sistemas planetarios.

Aunque todos estos planetas son significativamente más masivos que la Tierra, la instrumentación que está siendo específicamente diseñada para la búsqueda y detección de planetas de tipo terrestre debería conducir en pocos años a la detección de otras tierras.

¿Hay otros mundos con vida?
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Durante siglos el hombre se ha preguntado si estamos solos en el universo y ha tratado de responder mediante la observación del sistema solar, pues aquí se encontraban los únicos planetas y satélites al alcance de sus telescopios. Sin embargo, la zona de habitabilidad del entorno solar (esto es, la región que tiene la temperatura y la radiación adecuadas para que se desarrolle la vida) no es más que una pequeña franja circular en torno a la órbita de la Tierra.

Todos los planetas y los satélites, salvo Marte (que se encuentra en la frontera exterior) y naturalmente la Luna, se encuentran fuera de esta zona habitable. Aunque la Luna esté en la zona de habitabilidad, su carencia de atmósfera hace que la vida allí sea extremadamente improbable. De forma que, fuera de la Tierra, las posibilidades de encontrar vida en los otros cuerpos del sistema solar se reducen, aparte de algunas notables excepciones, a Marte.

Marte es muy similar en muchos aspectos a nuestro planeta, tiene agua y energía volcánica y, aunque está ubicado en una zona más fría que la terrestre, su subsuelo es relativamente prometedor. Si no en la actualidad, quizás en fases más tempranas de la evolución del sistema solar Marte tuvo una temperatura más elevada y pudo albergar algún tipo de vida. Aunque ninguno de los intentos realizados hasta la fecha para detectar allí vida haya tenido éxito, merece la pena seguir explorando en detalle su superficie y su subsuelo. En cuanto a los otros cuerpos del sistema solar, tan sólo algunos satélites de Júpiter (como Europa) y de Saturno (como Titán y Encelado) ofrecen alguna vaga posibilidad.

La esperanza de encontrar vida en nuestro sistema solar es por tanto bastante limitada. Pero, al fin y al cabo, el nuestro es un sistema planetario en una estrella de los 100.000 millones que conforman nuestra Galaxia. Y si nuestro Sol está acompañado por sus planetas, cabe esperar que al menos una buena fracción del enorme número de estrellas de la Vía Láctea también lleve asociado un sistema planetario más o menos similar al nuestro.

El descubrimiento del primer planeta extrasolar
Imagen artística de 51 Pegasi y su estrella.
En 1995, utilizando un pequeño telescopio de 1,9 metros del Observatorio de Haute Provence (Francia), los astrónomos suizos Michel Mayor y Didier Queloz detectaron los primeros indicios claros de la presencia de un planeta orbitando en torno a una estrella: 51 Pegasi. Se trata de una estrella de tipo solar situada a 50 años luz de distancia en la constelación de Pegaso.

De manera similar a Mayor y Queloz, los norteamericanos Geoffrey Marcy y Paul Butler llevaban varios años buscando indicios de planetas extrasolares. Poco tiempo después de que la detección del nuevo planeta, denominado 51 Pegasi b, se hiciese pública, Marcy y Butler la confirmaron mediante observaciones realizadas en el Observatorio de Lick (cerca de San José, California). Siguieron otras varias observaciones que mostraron que el planeta tenía una masa de al menos la mitad de la de nuestro Júpiter y que orbitaba muy cerca de su estrella, por lo que la temperatura en su superficie debía estar por encima de los 1000 grados Celsius.

La caza de planetas
Sistema planetario HD70642 I PPARC
La detección del planeta 51 Pegasi b inauguró una rápida carrera a la caza de más y más planetas. En los últimos años se han ido multiplicando y refinando las técnicas de medida, adaptando la instrumentación a este tipo de observaciones, haciendo que tal caza sea cada vez más certera y fructífera.

La observación de un planeta extrasolar es una tarea muy delicada, pues en esencia se trata de ver un pequeño cuerpo oscuro en la inmediata proximidad de un intensísimo foco luminoso (la estrella central). Es como tratar de ver una mota de polvo que, arrastrada por el viento, pasa en la noche por delante del faro iluminado de una motocicleta distante. La técnica inicial de detección, denominada de la "velocidad radial" sigue siendo la más productiva.

Según el planeta orbita en torno a su estrella causa sobre ésta unas pequeñísimas variaciones en su velocidad radial (de acercamiento y alejamiento a la Tierra) que pueden ser identificadas en sus líneas espectrales gracias al efecto Doppler. Ésta fue la técnica empleada para la primera detección de 51 Pegasi b.

La técnica 'astrométrica' consiste en la medida de alta precisión de la posición estelar y de las pequeñas desviaciones causadas por el efecto gravitatorio del planeta según se desplaza en su órbita. La técnica de los "tránsitos" se basa en la medida de las variaciones en luminosidad total producidas por los mini-eclipses que se ocasionan cuando el planeta pasa por la línea de mirada que va desde nuestro telescopio a la estrella.

Un planeta de tipo 'Júpiter caliente'. | NASA
Todas estas técnicas siguen caminos más o menos sinuosos y no consiguen detectar el planeta de manera directa, sino tan sólo mediante los efectos causados sobre características de su estrella central (pequeños cambios en su velocidad, posición o brillo). Estas perturbaciones son más acusadas según el planeta es mayor y según su órbita es más cercana a la estrella. Por lo tanto, en términos generales, estas técnicas favorecen la detección de planetas muy masivos y que orbitan muy cerca de sus estrellas.

Gracias a los telescopios progresivamente más potentes y al desarrollo de instrumentación específica de detección de planetas, las noticias que dan cuenta del descubrimiento de nuevos planetas se suceden actualmente de manera muy rápida. En octubre de 2009, la ESO anunció la detección de 32 planetas desde su observatorio en La Silla (Chile) y la NASA, mediante observaciones con el telescopio espacial Spitzer, confirmó la presencia de atmósferas en dos planetas de tipo 'Júpiter caliente'.

Desde la detección de 51 Pegasi b se han detectado más de 400 planetas extrasolares formando parte de más de 300 sistemas planetarios.

Los planetas de los púlsares
Un pulsar y un planeta que lo orbita.
Tres años antes del descubrimiento en el óptico de 51 Pegasi b, en 1992, utilizando el gran radiotelescopio de Arecibo, el astrónomo polaco Alexander Wolszczan había detectado anomalías en el periodo del pulsar PSR B1257+12 (a casi 1000 años-luz de la Tierra). La única explicación posible para esas anomalías es la presencia de dos planetas con masas unas 4 veces superiores a la terrestre.

Se conocen hoy algunos otros planetas en torno a púlsares, sin embargo, no es seguro que estos planetas tengan las mismas características de los que orbitan en torno a estrellas estándar. Los de los púlsares pueden ser los residuos de planetas gigantes gaseosos que no han sido completamente destruidos cuando la estrella masiva central llegó al final de su vida generando una supernova y dando lugar a la también residual estrella de neutrones. O, alternativamente, quizás tales planetas hayan sido formados en una "segunda ola" de formación planetaria poco después de la explosión de la supernova.

Otras tierras
El telescopio Kepler. | NASA
Los planetas detectados hasta el presente son significativamente más masivos que la Tierra. El siguiente reto que se plantea es pues la detección de pequeños planetas rocosos (de tipo terrestre) en los que se den las condiciones idóneas para el desarrollo de vida.

En el año 2009 la NASA lanzó el telescopio espacial Kepler con la misión específica de explorar muy detalladamente una pequeña región de la Vía Láctea y examinar millares de estrellas con el fin de detectar y caracterizar planetas de tipo terrestre e incluso menores. Siguiendo razonamientos estadísticos, se espera que Kepler llegue a localizar más de un centenar de tales tierras.

Hay otros proyectos espaciales encaminados a la búsqueda de planetas de tipo terrestre. La NASA tiene previsto el Terrestrial Planet Finder y la ESA el Darwin. Ambos observatorios están siendo diseñados para realizar observaciones de interferometría (con varios telescopios) y poder obtener buenas imágenes de los sistemas planetarios más cercanos a la Tierra.

Además de la imagen directa, los estudios espectroscópicos de los planetas de tipo terrestre también revisten un gran interés pues pueden permitir la detección de agua, ozono, dióxido de carbono y de otros compuestos relacionados con la vida en las atmósferas planetarias.

2M1207b, el primer planeta detectado por imagen directa. | ESO
¿Hay otros mundos con vida? Gracias a las nuevas técnicas de observación, tanto desde la Tierra como desde el espacio, las próximas décadas ofrecerán al hombre una relación progresivamente más estrecha con el cosmos. La detección de planetas extrasolares no ha sido más que la primera de una apasionante e impredecible serie de aventuras.

Curiosidades


En el año 2004, el Observatorio del Hemisferio Austral (ESO) anunció la detección de un planeta mediante imagen directa con el Very Large Telescope (VLT): 2M1207b, un objeto 5 veces más masivo que Júpiter situado a unos 170 años luz de la Tierra. En el año 2009 ya se han detectado, mediante imagen directa, 11 planetas que forman parte de 9 sistemas planetarios diferentes, y cabe esperar que los grandes telescopios ópticos, con espejos de entre 8 y 10 metros, multipliquen este tipo de detecciones en el futuro próximo.
Algunos astrónomos pretenden haber detectado planetas huérfanos, esto es, planetas que vagan o flotan libremente por el espacio sin estar sujetos a ninguna estrella. De confirmarse su existencia, habría que estudiar si tales "planetas" tienen las mismas características que los planetas estándar que orbitan en torno a estrellas. Y es que un planeta huérfano pudo quizás formarse a partir de una pequeña nube interestelar que no llegó a formar una estrella, mediante un mecanismo diferente del que forman las estrellas y los discos circunestelares polvorientos que acaban produciendo un sistema planetario de los habituales.
El planeta extrasolar más cercano de los conocidos se encuentra a tan sólo 10 años luz de la Tierra, su nombre es Epsilon Eridani b y es tan sólo una vez y media más masivo que Júpiter. Fue descubierto en el año 2000 y confirmado, mediante medidas astrométricas, por el telescopio espacial Hubble en el año 2006.

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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional ( Instituto Geográfico Nacional).

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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Fondea en Palma un buque británico que ha auxiliado barcos atacados por piratas

En abril participó en el rescate de trece pescadores secuestrados en aguas somalíes

Miércoles 18 de noviembre de 2009

Wave Knight
El buque británico Wave Knight fondea en aguas de la bahía de Palma. Foto: M. R. Aguilera

MANUEL R. AGUILERA. PALMA. A primeras horas de la tarde de ayer fondeó en la bahía de Palma el buque auxiliar de la armada británica Wave Knight que pertenece a la RFA (Royal Fleet Auxiliary Service), fuerza que sirve de apoyo logístico a todos los buques de la Royal Navy. Este barco ha estado en los últimos meses en el Océano Indico auxiliando al operativo internacional que está desplegado en aquellas aguas contra la piratería .
Aunque se trata de un buque de apoyo, sus tripulantes han participado en varias acciones contra los piratas somalíes. El 18 de abril del 2009 recibió una llamada de socorro de un mercante que estaba siendo atacado. Cuando llegaron encontraron a los piratas que huían. Persiguieron su embarcación hasta que se toparon con un pesquero que hacía de buque nodriza, al que detuvieron y, con la ayuda de la fragata holandesa De Zeven Provincien, fueron liberados 13 pescadores que habían sido secuestrados por los piratas, que les retenían en el pesquero.
El mismo día, dos horas más tarde, fue recibida otra llamada de un buque que también estaba siendo atacado. Rápidamente actuó el Wave Knight, junto a la fragata canadiense Winnipeg y la norteamericana Halyburton, persiguiendo a los piratas hasta que su embarcación fue abordada.

Secuestro

A finales de octubre fueron secuestrados dos tripulantes ingleses de un velero; el Wave Knight estaba cerca cuando los piratas los trasbordaban a otra embarcación pero, según fuentes oficiales británicas, por seguridad de los secuestrados no actuaron para no poner en riesgo sus vidas.
Las funciones del buque británico Wave Knight son dar apoyo a otras unidades, principalmente, de combustible y pertrechos. La embarcación va dotada de los medios necesarios para realizar estas tareas en plena navegación ya que tiene una capacidad de unos 16.000 metros cúbicos de combustible, 500 toneladas de carga seca y ocho contenedores refrigerados.

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La rebelión de las hilanderas (Can Ventosa, Ibiza)

Laura Jurado | Palma martes 17/11/2009

fábrica hilados
Sala con máquinas en Can Ventosa. | Colleción familia Valls Ventosa

El currículum laboral de las mujeres ibicencas se escribió, durante muchos siglos, de puertas adentro. En la rutina de las tareas domésticas y en la costura a comisión. Can Ventosa fue su salida a la luz y el traslado de los avances de la industria textil a la capital pitiusa.

Ni la industria naval ni la salinera abrieron sus puertas a la mano de obra femenina. La textil fue la primera en centrar el trabajo de las mujeres entrando en las casas a través de los comisionistas. Cobraban por coser en sus propios hogares de manera que era fácil de compaginar con las tareas domésticas.

En 1876 la situación comenzó a cambiar. Uno de aquellos comisionistas, el empresario catalán Pere Ventosa, creó un pequeño taller en la carretera de Sant Joan. En pocos años, la fábrica ya contaba con 50 operarias; pero fue con la inauguración de la nueva sede en el eixample de Eivissa en 1925 cuando empezó la verdadera historia de Can Ventosa. «Fue un núcleo fundamental del trabajo de la mujer en el siglo XX en las Islas», afirma la consellera insular de Política Patrimonial y Agrícola de Ibiza, Margalida Torres, autora del artículo La dona en la indústria eivissenca.

La fábrica supuso la llegada a Ibiza de las primeras máquinas de hacer medias y calcetines que se introdujeron en España, actividad en la que se especializó la empresa. Se trasladaban desde Barcelona y el montaje correspondía al ingeniero Xavier Valls cuando la casa ya se llamaba Hijos de Ventosa. La plantilla, que llegó a tener 115 obreras, trabajaba en turnos de ocho horas en las diferentes secciones: tricotar, montar, cortar, coser y comprobar.

También había hombres, pero menos. A ellos les correspondía el mantenimiento de las máquinas, los automóviles, la oficina y la dirección de la fábrica. Mientras que la familia Ventosa vivía en la isla sólo por temporadas, el también catalán Manuel Buson era quien ejercía como director. En 1935, la fábrica se convertía en un filial de Fabra i Coats, surgida de la fusión de un grupo textil inglés con la catalana Fabra i Portabella.

Can Ventosa se convirtió, junto a las salinas y el puerto, en uno de los núcleos comerciales e industriales más importantes de Ibiza. «Para las mujeres el paso a la fábrica supuso el reconocimiento de los derechos laborales. Fue sede, además, del primer movimiento sindical femenino de la Isla», explica la consellera. En marzo de 1936 surgía la Unión Obrera Femenina que agrupaba a las trabajadoras de la Calcetería Hispánica Can Ventosa.

El 13 de julio se declaraban en huelga esperando que la patronal aceptase sus condiciones. «Era un momento muy delicado porque incluso repartieron panfletos el 18», día del alzamiento militar. La fundadora del movimiento sindical, Margalida Roig, pasó 12 años en prisión –y otros tantos de reclusión domiciliaria– por organizar a las obreras de la fábrica.

«Can Ventosa fue durante mucho tiempo la única industria textil en Ibiza y, aunque surgieron otras, ninguna tuvo tanta envergadura. La movilización por los puestos de trabajo consiguió detener el primer intento de cierre», relata Margalida Torres. En realidad, fue sólo un retraso hasta que dos años después, en 1956, el centro cerraba sus puertas. La maquinaria fue trasladada a la sede que Fabra i Coats tenía en Mallorca y, aunque se ofreció a los trabajadores su reubicación, sólo uno de ellos aceptó.

Casi medio siglo después –tras reformas, nuevos usos e incluso ser propiedad del Ministerio de Defensa– Can Ventosa volvió a abrir sus puertas al público en 1995 esta vez como centro cultural.

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Elena Soto: Más comida con menos agua

El Capitán del 'Ciudad de Salamanca' habla del secuestro del ferry 25 años después

Domingo 15 de noviembre de 2009

Ciudad de Salamanca

La historia del ‘Alakrana’ ha vuelto a poner de actualidad los secuestros de barcos. Hace 25 años en Mallorca se vivió una historia curiosa cuando un grupo de presos que viajaba a Palma tomó el control del ‘Ciudad de Salamanca’ de la Tras. Su capitán cuenta ahora cómo vivió aquellos momentos.

Reduan Ferry
El 'Reduan Ferry, antiguo 'Ciudad de Salamanca'

Un reportaje de Manuel R. Aguilera en el suplemento Almudaina del 15/11/2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

1990. El lanzamiento del telescopio espacial Hubble

Rafael Bachiller | Madrid martes 10/11/2009

Hubble
El telescopio Hubble | NASA,ESA.

En 1990, tras numerosos estudios y experimentos con telescopios espaciales menores, la NASA (con colaboración de la ESA) puso en órbita el telescopio espacial Hubble. Equipado con un espejo de 2,4 metros de diámetro y libre de las limitaciones que impone la atmósfera a las observaciones desde tierra, el Hubble ha proporcionado resultados espectaculares en todos los campos de la astronomía.

Astronomía desde el espacio
La turbulencia atmosférica introduce un parpadeo en la observación óptica de las estrellas que limita el poder de resolución (la nitidez) de las observaciones astronómicas a un segundo de arco (1"), no siendo posible obtener detalles más finos con un telescopio estándar situado sobre la superficie de nuestro planeta.

El astrónomo norteamericano Lyman Spitzer (1914-1997) comenzó a abogar desde la década de 1940 por las ventajas de realizar observaciones astronómicas ópticas desde el espacio exterior. Al anular el parpadeo atmosférico, la nitidez de las observaciones estaría limitada únicamente por los efectos de difracción de la luz. Un telescopio de 2,4 metros de diámetro fuera de la atmósfera podría observar detalles unas 20 veces más finos que los que detectaría en una noche clara desde la superficie terrestre. Tal telescopio espacial no sufriría de contaminación lumínica y, naturalmente, podría ser utilizado para la observación de la radiación ultravioleta e infrarroja que es bloqueada por la atmósfera.

El gran telescopio espacial
La construcción del Hubble | NASA.
Aunque Spitzer convenció pronto a muchos colegas astrónomos de sus ideas, habría que esperar hasta la década de los 1970 para que la NASA tomase la decisión de construir un gran telescopio espacial. Entre tanto, otros telescopios menores fueron lanzados al espacio demostrando que la tecnología disponible era suficiente como para llevar a cabo este gran proyecto. El nuevo telescopio, un reflector de 2,4 metros de diámetro equipado con varios detectores, se financió gracias a la colaboración entre las dos mayores agencias del mundo (NASA y ESA) y se previó su lanzamiento para el año 1983.

Pero, como en muchos proyectos, surgieron imprevistos durante la construcción del telescopio, problemas técnicos y de financiación que introdujeron retrasos considerables. Además, en 1986 tuvo lugar el desastre del Challenger en el que murieron los 7 miembros de su tripulación, un trágico suceso que haría replantearse a la NASA muchas cuestiones de seguridad y que, naturalmente, ocasionó retrasos en todas las misiones espaciales tripuladas.

Lanzamiento del Discovery con el Hubble a bordo (24 Abril 1990) | NASA
Finalmente, el 24 de abril de 1990, el transbordador espacial Discovery puso en órbita al telescopio espacial que llevaría el nombre del gran astrónomo estadounidense Edwin Hubble (1889-1953). En el momento de su lanzamiento, el telescopio espacial Hubble iba equipado con cinco detectores: una cámara de gran campo, un espectrógrafo de alta resolución, un fotómetro de alta velocidad, y una cámara y un espectrógrafo específicamente diseñados para observar objetos débiles.

Espejo defectuoso
Los astrónomos, que llevaban años planeando numerosas observaciones con el Hubble, esperaban impacientes a los primeros resultados. Sin embargo, al cabo de unas pocas semanas del lanzamiento, las observaciones que se recibían eran decepcionantes. Resultaba prácticamente imposible enfocar correctamente el telescopio y las imágenes que se recibían tenían una calidad similar a la que habrían tenido con el telescopio en tierra.

La órbita del Hubble | NASA,ESA
Pronto se identificó la causa del problema: el espejo principal tenía una forma defectuosa. Aunque al proceso de pulido se le había prestado la mayor atención posible y se había empleado la mejor tecnología de la época, resultaba que el espejo era demasiado plano en sus bordes. Con ese defecto, la mayor parte de las observaciones programadas por los astrónomos eran irrealizables, en particular los proyectos de cosmología que necesitaban observaciones de galaxias muy lejanas y débiles.

Como consecuencia de ese defecto, que se había producido por un error en el ajuste de los mecanismos que habían sido empleados para pulir el espejo, la NASA y el telescopio fueron objeto de numerosas críticas y burlas. Entre tanto, los astrónomos tuvieron que buscar soluciones imaginativas para poder extraer datos útiles de las observaciones. Como la forma (incorrecta) del espejo era bien conocida, se pudieron desarrollar unas técnicas, denominadas "de deconvolución", que permitían recuperar parte de la información interesante.

Óptica correctora
Tras tres años de estudios, los técnicos de la NASA encontraron una solución: situando un par de espejos en la trayectoria del haz luminoso captado por el telescopio se podía compensar la forma incorrecta del espejo. El nuevo sistema óptico de corrección, denominado COSTAR (Corrective Optics Space Telescope Axial Replacement), era como una especie de "gafas" para ayudar a ver bien al telescopio.

Una intervención técnica en el Hubble | NASA
En diciembre de 1993, el transbordador espacial Endeavour viajó hasta el telescopio con siete astronautas a bordo. Durante 10 días, los astronautas reemplazaron uno de los fotómetros por el corrector COSTAR y realizaron otras tareas de mejora sustituyendo una de las cámaras, instalando ordenadores más potentes, etc. A principios de 1994, las nuevas imágenes que mostró la NASA eran absolutamente espectaculares. El telescopio podía observar ahora con la precisión con la que había sido diseñado inicialmente.

Desde entonces se han realizado 4 intervenciones adicionales en el telescopio. Los detectores originales han ido siendo reemplazados por otros cada vez más sensibles y de mayores prestaciones y que tenían sus propios sistemas de compensación para la óptica incorrecta del espejo principal. Durante la última campaña, que tuvo lugar en mayo de 2009, el corrector COSTAR fue retirado y sustituido por un nuevo espectrógrafo.

El espectacular éxito del Hubble
El Campo Ultraprofundo. | NASA,ESA
Las observaciones realizadas por el Hubble han cubierto desde objetos del sistema solar hasta lejanísimas galaxias dejando un legado absolutamente sobresaliente a la astronomía. De entre sus resultados hay que destacar las imágenes conocidas como el Campo Profundo y el Campo Ultraprofundo. Se trata de las imágenes de mayor sensibilidad obtenidas en la historia de la astronomía óptica, pequeñas regiones del cielo que revelan innumerables galaxias hasta los confines del universo.

Los "pilares de la creación"en M16.
Objetos del sistema solar, regiones de formación estelar (como los célebres "pilares de la creación" en Messier 16), estrellas evolucionadas, etc. En todos los campos de la astronomía, el Hubble ha obtenido, y sigue obteniendo, resultados sobresalientes.

Observando estrellas Cefeidas en galaxias remotas, el Hubble refinó el valor de la edad del universo (estimada hoy a 13.700 millones de años). Por otra parte, mediante la observación de supernovas muy distantes (tanto desde el Hubble como desde tierra), se encontró en 1998 la prueba de que el universo se expande de manera acelerada. Esta aceleración en la expansión se explica hoy mediante la presencia de una "energía oscura" que debe constituir el 73% de la composición total del universo.

Más telescopios espaciales
El telescopio espacial Herschel | ESA
Aunque el Hubble está siendo un telescopio espacial extremadamente productivo científicamente y es el más conocido a nivel popular, ha habido otros muchos telescopios espaciales que han realizado, y que están realizando, aportaciones de gran importancia en astronomía. De entre ellos citemos, por ejemplo, el IUE de rayos ultravioletas, el IRAS y el ISO de infrarrojos, el Chandra y el Newton-XMM de rayos X, el COBE y el WMAP de microondas. Durante el año 2009 se lanzaron el Kepler, un telescopio específicamente diseñado para la búsqueda de planetas extrasolares, el Planck, para el estudio detallado del fondo cósmico de microondas y el Herschel para la exploración del infrarrojo lejano (una de las últimas ventanas por explorar en astronomía).

Imagen artística del JWST | NASA
El lanzamiento del JWST (James Webb Space Telescope), un telescopio que puede ser considerado en muchos aspectos como el sucesor del Hubble, está previsto hacia el año 2015. Equipado con un espejo de unos seis metros de diámetro y emplazado a un millón y medio de kilómetros de la Tierra, el JWST tendrá unas prestaciones extraordinarias en el infrarrojo próximo y medio.

Curiosidades…


Unas nuevas técnicas denominadas "óptica activa" y "óptica adaptativa" permiten ahora compensar los efectos perniciosos introducidos por la atmósfera en telescopios instalados en tierra. Ya no es imprescindible, por lo tanto, instalar telescopios espaciales para escapar a la turbulencia atmosférica, pero éstos siguen siendo indispensables para observar las radiaciones que quedan apantalladas por la atmósfera.
El Hubble tiene una masa de unas 11 toneladas y su órbita se encuentra a casi 600 kilómetros sobre nuestras cabezas. Se mueve a la vertiginosa velocidad de 27.000 kilómetros por hora, por lo que tarda una hora y media en dar una vuelta en torno a la Tierra
Tras las 5 misiones realizadas por los transbordadores espaciales para realizar el mantenimiento del telescopio in situ, el instrumento ha entrado en un modo de operación rutinario que debería mantenerse sin complicaciones hasta el año 2014, quizás incluso algunos años más. El Hubble fue diseñado originalmente para, al final de su misión, ser devuelto a la Tierra a bordo de uno de los transbordadores, pero esto ya no será posible pues la NASA está retirando esta flotilla de naves. Cuando el Hubble deje de ser utilizable, muy posiblemente, será simplemente retirado de su órbita.

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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional ( Instituto Geográfico Nacional).

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Puerto de Palma: De puerto comercial a zona de ocio

Miquel A. Font | Palma jueves 12/11/2009

El Moll Vell está destinado a convertirse en una de las principales zonas de ocio de Palma. El proyecto global se desarrollará por fases y la primera será la reconversión de la zona más próxima al edificio de Autoridad Portuaria, ahora muy degradada, en una prolongación de la Avenida Antonio Maura. Se derribarán viejos edificios, se construirá un mirador elevado, habrá espacio para bares y restaurantes y se eliminará todo el tráfico rodado. La idea se inspira en el Maremagnum de Barcelona pero con notables diferencias. No se quiere crear una zona desangelada destinada al ocio nocturno sino un espacio de carácter eminentemente marinero y apropiado para el paseo, la náutica recreativa y el ocio tanto diurno como nocturno.

Será este viernes cuando el consejo de administración de Autoridad Portuaria, que preside Francesc Triay, aprobará el concurso de ideas para el desarrollo de este proyecto. La transformación afecta a una zona de 15.000 metros cuadrados. En las bases del concurso se establecen algunas premisas básicas como es la obligación del ganador de construir un complejo de locales comerciales, despachos y oficinas. También se contempla la construcción del mirador elevado de libre acceso en el solar que ahora ocupa el antiguo restaurante de La Lubina. Finalmente el ganador de concurso estará obligado a crear y gestionar una serie de amarres. No se ha determinado el número.

Estos son los principios básicos pero los concursantes podrán aportar otras ideas orientadas siempre a revitalizar el Moll Vell mediante su reconversión en lo que se denomina un Puerto Ciudad. Francesc Triay explica que cada concursante deberá presentar una propuesta sobre la redistribución del tráfico y la forma de unir la Avenida Antoni Maura con el Moll. Cabe recordar aquí que existe un proyecto, ahora aparcado, de soterrar el tramo del paseo Marítimo comprendido entre el Parc de la Mar y el Club Náutico.

Autoridad Portuaria considera que el Moll Vell tiene unas instalaciones antiguas, desfasadas y obsoletas que dan una mala imagen del frente marítimo de Palma. En el Moll hay también muchas naves industriales que deberán desaparecer. Los edificios de la Guardia Civil, el Instituto Social de la Marina y la Asociación Provincial de Empresarios de Actividades Marítima (APEAM) se consideran desfasados y se propone su derribo y sustitución por edificaciones más modernas.

Todo esto es sólo la primera fase del Plan Director del Puerto de Palma que también contempla la ampliación del Dique del Oeste y el traslado a esta zona de todo el tráfico de mercancías. Será entonces cuando se pueda afrontar la reforma integral del Moll y abrir toda la zona a la ciudad para destinarla al deporte, el turismo náutico y el ocio en general. Actualmente gran parte del antiguo puerto está cerrada a los ciudadanos.

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martes, 10 de noviembre de 2009

El 'broker' del alga menorquina (Rodríguez Femenías)

Laura Jurado | Palma lunes 09/11/2009

Rodríguez Femenías
Rodríguez Femenias de expedición | J. M. Rosas

Qué movió a Joan J. Rodríguez Femenias a fijar su atención en los fondos marinos sigue siendo casi un misterio. Tal vez él, empresario terrestre, vio en las estepas abisales un oasis libre de explotación. O quizá se preguntara qué eran aquellas plantas viscosas que le rascaban las piernas cuando nadaba en la playa. Una inversión de aficionado que brilló por encima de cualquiera de sus negocios.

Nació en Mahón hijo de un próspero comerciante pero no tuvo más estudios que la escuela primaria. Sin embargo, probablemente fue aquella procedencia la que le permitió iniciarse en el mundo de los negocios poco antes de hacer el que sería el descubrimiento de su vida: la botánica. "Fue con la visita a Menorca de Colombiers, un inspector de correos francés que llegó en la época de los ensayos telegráficos entre Mahón y Argel. Era un naturalista aficionado y contagió al menorquín", explica el historiador Josep Miquel Vidal.

Pronto la botánica fue un campo demasiado amplio y Rodríguez Femenias buscó refugio en la algología en la que se formó de manera autodidacta y con la correspondencia con una veintena de algólogos con Bornet y Grunow como maestros. En aquel momento era un campo de la ciencia prácticamente desconocido "y con muy pocos estudios en el Mediterráneo occidental" que hizo del menorquín un pionero y referente más allá de España. No fue hasta finales del siglo XIX cuando la algología experimentó un gran desarrollo en todo el país.

Llevaba ya algunos años recogiendo material y pronto su herbario de algas hoy en el Ateneo de Mahón alcanzó las 3.000 especies. Entre ellas, endemismos que él mismo había descubierto como la Laminaria rodriguezii. En lo teórico, seis publicaciones recogieron sus avances en los que destacan Algas de Baleares, raíz de la algología posterior del Levante peninsular. Su proyecto de realizar un catálogo nacional de algas no consiguió apoyo para salir adelante.

Lejos del mar, analizó la flora menorquina y obras como Flòrula de Menorca fue una referencia básica que prácticamente no se ha actualizado hasta el siglo XXI. Recorrió los barrancos de Algendar, el de Trebaluger y el Pas den Ravull rescatando plantas endémicas. Su Catálogo de los musgos de las Baleares (1875) marcó también un referente en el estudio de los briófitos que identificó gracias a la ayuda del alemán Hegel. Los reconocimientos no tardaron en llegar: en 1866 se convertía en el primer miembro español de la Societé Botanique de France y poco después en socio numerario de la Sociedad Española de Historia Natural.

Mientras seguían publicándose sus obras, Joan J. Rodríguez Femenias abandonó en cierto modo la investigación para desarrollar iniciativas de mayor envergadura. Con el oceanógrafo Odón de Buen proyectó la creación de un centro de estudios de biología marina en el puerto de Mahón. Pero la falta de apoyo acabó por hacerlo realidad en Mallorca. "El problema fue fundamentalmente económico. Las autoridades locales estaban a favor, pero no querían gastar en eso y menos en una isla tan pequeña como Menorca", afirma Vidal.

En la década de los 80 el menorquín se centró en actividades municipales: entre 1883 y 1885 fue alcalde de Mahón, en 1882 fundó con su suegro el Banco de Mahón –el primer banco autónomo de la isla del que fue administrador hasta su muerte– e instaló una fábrica de gas para alumbrado. El proyecto del Ateneo Cultural llevaría también su nombre entre los fundadores intelectuales, aunque murió antes de verlo hecho realidad.

En Menorca siempre fue, y es, mucho más conocido por su faceta como botánico. Como alcalde sus medidas progresistas causaron mucha polémica. Por otro lado, el Banco de Mahón acabó muy mal tras su muerte y, aunque él no tuviera la culpa, desprestigió también su figura.

Entre tensiones urbanísticas y políticas y ya prácticamente sin contacto con el mar, Joan J. Rodríguez Femenias murió en 1905 en Toulouse cuando se había trasladado a la ciudad francesa para pasar una temporada en un balneario en busca de remedio para su salud. Hacía quizá demasiado tiempo que se había convertido en un animal administrativo y terrestre.

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Elena Soto: El guardián del espacio exterior

El crucero más moderno del mundo hace escala en Palma

Lunes 09 de noviembre de 2009

M. R. AGUILERA. PALMA. El Celebrity Equinox, uno de los buques de crucero más modernos y lujosos de los que actualmente están en servicio, hizo ayer escala en Palma.
El barco pertenece a la prestigiosa Celebrity Cruises y ha sido construido en los astilleros Meyer Werft, en Papenburg (Alemania), y cuenta con una eslora de 317,2 metros y 36,9 de manga. Tiene una capacidad para 2.852 pasajeros y unas 1.200 personas de tripulación.
Su diseño interior es muy elegante y sofisticado, destacando el gran teatro Equinox de tres alturas y el restaurante principal llamado Silouette, que ocupa dos niveles. Una de las novedades más importantes es el Lawn Club, una zona de unos 2.000 metros cuadrados de césped natural en cubierta para la práctica del golf. Existen además innovaciones técnicas como la utilización de energía solar y su diseño está optimizado para que se pueda disminuir el consumo de combustible y las emisiones.

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Vendido el canguro ´Ciudad de Sevilla´

Domingo 08 de noviembre de 2009


El buque ´Ciudad de Sevilla´ ha estado unos meses fuera de servicio hasta que fue vendido el pasado mes de septiembre. Foto: M.R.A

MANUEL R. AGUILERA. PALMA. Seguro que muchos aun recuerdan la imagen impactante del ferry de Trasmediterránea Ciudad de Sevilla embarrancado en los acantilados cercanos al Castillo de San Carlos, cerca de Marivent. Fue más o menos por estas fechas (el 19 de octubre), pero de 1982, hace 27 años. El buque, que hace meses fue retirado de servicio y estaba amarrado en San Carlos de la Rápita, ha sido vendido y partió a mediados de septiembre rumbo a Port Said. El Ciudad de Sevilla era la construcción número 141 de los astilleros Unión Naval del Levante, de Valencia, y entró en servicio en julio de 1980. Fue la cuarta unidad de la conocida serie Canguro, tenía 138,3 metros de eslora y 20,5 de manga, pesaba 11.513 toneladas, estaba propulsado por dos motores MAN de 6.546 Kw de potencia cada uno que le daban 21 nudos de velocidad, su capacidad inicial de pasaje era de 982 pasajeros (750 en camarote y 232 en butaca), podía llevar unos 225 coches y tenía una capacidad de carga de unos 480 metros.
Desde el principio estuvo asignado a las líneas de Balears y en uno de sus viajes entre Barcelona y Palma, el 19 de octubre de 1982, pasó desgraciadamente a la historia. A primeras horas de la mañana el buque estaba finalizando la travesía y se encontraba ya en bahía de Palma a escasas millas del puerto, cuando por una caída en el cuadro eléctrico al buque se le pararon los motores principales y auxiliares, quedando sin gobierno. Poco a poco y debido al viento y el oleaje fue abatiendo hacia la costa. En principio no fondeó las anclas al estar en zona de cables submarinos. Eso sí, se llamó urgentemente a un remolcador que en vano intentó ayudar al buque, dado que se rompieron las estachas en los sucesivos intentos de remolque. En el último momento y a la desesperada se fondeó sin éxito en ancla de babor, pero al final quedó embarrancado en la Punta des Grells, golpeándose debido al oleaje, repetidamente contras las rocas, lo que le produjo grandes grietas en el casco que le inundaron la sala de máquinas, dando lugar a una importante escora a babor. A bordo llevaba en esos momentos 269 pasajeros y 78 tripulantes. Rápidamente y ante la gravedad de la situación se presentó en la inmediación personal de la vecina Estación Naval de Portopí, de la flotilla de dragaminas, de Comandancia de Marina, Cruz Roja del Mar, Policía Nacional y Guardia Civil además del comandante militar de Marina, don Marcial Sánchez-Barcáiztegui.
Como no se podía remolcar el buque dado que la popa se había incrustado en el fondo y la escora y las inundaciones iban en aumento se decidió que el pasaje abandonara la nave, que se hizo de tres maneras diferentes: por una escala de cuerda tendida por su banda de estribor, hasta lanchas zódiac de la Armada y de la Cruz Roja, mediante los botes salvavidas de babor, que posteriormente fueron remolcados a la cercana Cala Nova, y por un andarivel tendido entre el buque y tierra; hay que decir que no se registraron escenas de pánico y sólo dos personas tuvieron que ser atendidas en centros hospitalarios: un ataque de ansiedad y un marinero que se fracturó un brazo al ayudar en las tareas de rescate. Algunos vehículos sufrieron desperfectos debido a que se tumbaron unos sobre otros debido a la escora.
Tras el accidente, se pensó que el buque se podía partir en dos o escorar hasta quedar tumbado. Por suerte no sucedió así y se decidió contratar los servicios de la empresa holandesa Smit-Tak, especializada en este tipo de salvamentos, que trajo a la isla multitud de medios técnicos como remolcadores y grúas. Tras muchos días de trabajos, el 5 de diciembre el Ciudad de Sevilla fue reflotado y partió remolcado rumbo a Cartagena donde se le hicieron arreglos urgentes. Fue reparado en los astilleros de la Unión Naval del Levante. Las obras duraron más de dos años.
A mediados de marzo de 1985 volvió a entrar en servicio, siendo otra vez asignado a las conexiones península-Balears donde navegó sin novedad hasta que con la entrada en servicio de unidades más modernas, fue trasladado a rutas en el Norte de África. En 2001 sufrió en Barcelona dos importantes incendios en la sala de máquinas. A principios del 2009 fue amarrado, esperando su venta, en San Carlos de la Rápita, hasta mediados de septiembre, en que partió de ese puerto con el nombre acortado de Sevilla. Se desconocen las intenciones de sus nuevos dueños y si el buque volverá a navegar o será enviado a desguace.

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miércoles, 4 de noviembre de 2009

1968. Los primeros púlsares

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 04/11/2009

Los astrónomos Antony Hewish y Jocelyn Bell anunciaron, en 1968, el descubrimiento de unos objetos astronómicos nuevos. Los denominaron radiofuentes pulsantes, o simplemente púlsares, por tratarse de emisores de rapidísimas ráfagas de microondas que alcanzaban la Tierra con sorprendente regularidad. Por otro lado, desde varios años antes, astrónomos teóricos habían barajado la posibilidad de que algunas estrellas acabasen sus vidas en la forma de densísimos residuos estelares constituidos por neutrones. Cotejando las propiedades, pronto se concluyó que estas estrellas de neutrones predichas teóricamente eran los mismos objetos que los púlsares recién descubiertos.

Radiofuentes variables
En los primeros años de la década de 1960 las observaciones de radioastronomía mostraban que algunas radiofuentes variaban muy rápidamente en intensidad. En particular se habían detectado variaciones muy rápidas en la intensidad de los cuásares, variaciones que debían estar ocasionadas por los tamaños muy compactos de estas lejanas galaxias.

Antony Hewish | www.nobelprize.org
El astrónomo británico Antony Hewish pensó que quizás el medio interplanetario produciría también un centelleo parecido al parpadeo que introduce la atmósfera terrestre cuando observamos una estrella lejana. Pero el centelleo debido al medio interplanetario debía ser mucho más rápido que el introducido por la atmósfera terrestre. Con el fin de detectar fluctuaciones muy rápidas en las emisiones astronómicas en longitudes de onda del orden del metro, Hewish diseñó un instrumento muy específico: un interferómetro (denominado el "Four Acre Array") que se extendía sobre una superficie de unos 18.000 metros cuadrados y que estaba constituido por unos 90 km de alambre tendido sobre un millar de postes de madera.

Ráfagas de microondas
Unos estudiantes universitarios cuidaban de que el interferómetro funcionase correctamente y examinaban los metros y metros de papel en que los datos quedaban representados gracias a un registrador gráfico. Uno de esos estudiantes era la joven irlandesa Jocelyn Bell (nacida en 1947), una mujer meticulosa y concienzuda que examinaba con tesón los interminables gráficos. Jocelyn detectó pronto las fluctuaciones en las emisiones de los cuásares. Pero más sorprendente resultó el descubrimiento de una señal rapidísima a la que apodó "desastrosa" (scruff). La señal fluctuaba demasiado rápidamente para ser estudiada con el registrador gráfico instalado inicialmente por Hewish, de forma que tuvieron que equipar al radiotelescopio con un registrador más ágil para poder poner de manifiesto las variaciones de aquel scruff.

El nuevo registrador sí que pudo representar fielmente unas ráfagas de microondas que tan sólo duraban una vigésima de segundo y que llegaban con gran regularidad, exactamente cada 1,337 segundos. Medio en broma apodaron a aquella señal LGM-1 (Little-Green-Man – 1, es decir: Hobrecillo-verde-1) pues algunos llegaron a pensar que aquellos pulsos parecían emitidos por algún sistema extraterrestre inteligente.

Los púlsares
Sintonizando el radiotelescopio en frecuencias diferentes, Bell y Hewish detectaron tres nuevos objetos pulsantes del mismo estilo. Finalmente convencido de que habían detectado un nuevo fenómeno, Hewish anunció el descubrimiento en febrero de 1968. Hewish se refirió a esos objetos como "pulsating radio sources" (radio fuentes pulsantes), un término que fue rápidamente abreviado como "pulsar".

Todos los púlsares parecían extremadamente regulares, pero sus periodos variaban considerablemente de uno a otro. Algunos tenían periodos que alcanzaban varios segundos, pero otro detectado en 1968 por el radiotelescopio de Arecibo (Puerto Rico) tenía un periodo cortísimo de 33 milisegundos. Razonamientos físicos elementales indicaban que tales pulsos muy energéticos y rápidos sólo podían ser originados por objetos muy compactos que rotaban o pulsaban con velocidades extraordinarias. Tenían que ser objetos más compactos que las estrellas enanas blancas.

Residuos estelares
Walter Baade (1893-1960) y Fritz Zwicky (1898-1974) venían especulado, desde 1939, con la posible existencia de "estrellas de neutrones" esto es, estrellas que se hubiesen contraído extremadamente de forma que sus átomos hubiesen perdido sus enjambres de electrones para formar una densísima materia neutrónica. Si el Sol se contrajese para formar una estrella de neutrones, toda su masa se concentraría en una esfera de tan solo unos 15 kilómetros. Una pequeña cucharada de la materia de esta nueva estrella debía tener una masa de unas mil millones de toneladas.

Modelo de una estrella de neutrones | NASA
El austriaco Thomas Gold (1920-2004) y el británico Fred Hoyle (1915-2001) fueron los primeros en relacionar las propiedades de los púlsares con las de las estrellas de neutrones. En efecto, ellos conjeturaron que una estrella de neutrones era lo suficientemente pequeña como para rotar con periodos del orden del segundo. Estas estrellas rotantes debían comportarse como gigantescos imanes y los electrones sometidos a los poderosísimos campos magnéticos quedan atrapados en las regiones polares de la estrella formando, durante este proceso, unos chorros de ondas de radio muy estrechos que se comportarían como el rayo de luz de un faro. Cada vez que esta especie de faro dirigiese su haz de luz hacia nuestro telescopio recibiríamos una corta ráfaga de radiación. Debido a la rotación, tales ráfagas serían periódicas como las observadas en los púlsares.

Un pulsar en el Cangrejo
La nebulosa del Cangrejo observada por el Hubble | NASA, ESA
Por otro lado, el astrónomo italiano Franco Pacini (nacido en 1939 había estudiado las propiedades teóricas de las estrellas de neutrones y en 1967 había predicho que en el corazón de la Nebulosa del Cangrejo (Messier 1) debía quedar un residuo en forma de estrella de neutrones rápidamente rotante. En efecto, esta nebulosa era el remanente de la explosión de una estrella de alta masa que había dado lugar a una Supernova en el año 1.054 (fenómeno que había sido observado por astrónomos árabes y chinos).

El pulsar del Cangrejo observado en rayos X (Chandra, azul) y en el visible (Hubble) | NASA
El pulsar, denominado PSR B0531+21 fue descubierto en el mismo año de 1968 por radioastrónomos del observatorio de Green Bank (Virginia Occidental, EEUU) en el centro de la Nebulosa del Cangrejo. A la detección en ondas de radio pronto siguieron las detecciones en otros rangos del espectro electromagnético, en particular en el visible y en rayos X. Pronto no quedó ninguna duda de que ese pulsar era el mismo objeto que la estrella de neutrones que quedó como residuo de aquella explosión de supernova que tuvo lugar en 1054.

El interés de los púlsares
Se han identificado actualmente diferentes tipos de púlsares: a los tradicionales observados en ondas de radio se suman los púlsares de rayos X, los de rayos gamma (generalmente objetos binarios) y los "magnetares" (púlsares con campos magnéticos extremos). Particularmente interesantes son los llamados "púlsares de microsegundo", púlsares viejos en los que los campos magnéticos son relativamente débiles (en comparación con otros púlsares) y que se encuentran animados de velocidades de rotación extremadamente rápidas (periodos de entre 1 y 10 milisegundos). Suelen formar parte de sistemas binarios, el compañero es generalmente una estrella madura o una enana blanca que parece jugar un papel muy importante en la formación y evolución del pulsar. Los púlsares binarios fueron descubiertos en 1974 por Russell Hulse (nacido en 1950) y Joseph Taylor (nacido en 1941) quienes fueron premiados con el Nobel en 1993.

Las observaciones muestran que el periodo orbital de los púlsares de microsegundo va acelerándose ligeramente con el tiempo, probablemente porque la órbita del sistema binario se va haciendo cada vez más pequeña, una consecuencia de las pérdidas de energía debidas a la emisión de ondas gravitatorias que, tal y como predice la Teoría de la Relatividad General de Einstein, debe ser muy importante en este tipo de objetos. Los púlsares de microsegundo se cuentan por tanto entre los mejores candidatos para poder detectar un día tales ondas gravitatorias de manera directa.

Curiosidades


Antony Hewish recibió el Premio Nobel en 1974 por el descubrimiento de los púlsares. La comunidad científica siempre ha considerado que Jocelyn Bell era igualmente merecedora de reconocimiento por tal descubrimiento y ha tratado de compensarla en reiteradas ocasiones. Recibió la medalla Michelson, el premio Oppenheimer, el premio Beatriz Tinsley, la medalla Herschel de la Royal Astronomical Society, etc. J. Bell ha ocupado cargos académicos de gran responsabilidad y prestigio: fue decana de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Bath y Presidente de la Royal Astronomical Society.
Mediante razonamientos teóricos se estima que existe un límite físico en unas 1500 rotaciones por segundo, pues por encima de esa velocidad el pulsar se disgregaría físicamente debido a la fuerza centrífuga. Los púlsares de milisegundo más rápidos conocidos hasta la fecha llegan a realizar 700 rotaciones por segundo.
El astrónomo Thomas Gold siempre tuvo ideas heterodoxas y provocativas. En 1992 publicó un polémico artículo en el que sugería que los depósitos de carbón, gas y petróleo en nuestro planeta no son restos fósiles, sino que son generados por fuerzas tectónicas. En 1999 amplió sus argumentos en un libro en el que también especulaba sobre el origen de la vida.

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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional ( Instituto Geográfico Nacional).

Fuente

martes, 3 de noviembre de 2009

La Greta Garbo de los cielos

Laura Jurado | Palma lunes 02/11/2009

Jean Batten
Batten en su juventud | Alberto Vera

Durante años, Jean Batten fue una de las mujeres más conocidas en todo el mundo. Pasó media vida en los cielos entre proezas aéreas que acapararon portadas. Sin embargo su éxito volátil la desterró de la palestra para vivir en un ostracismo de anonimato en el que falleció en Palma.

Acaba el día de Todos los Santos y los cementerios amanecen repletos de flores. En el de Palma, una tumba sigue sin ser visitada. Una placa de metal con un rostro femenino con gorro de aviador –flanqueado por estrellas y aviones en formación– es el único recuerdo del paso de Jean Batten por Mallorca. Un pequeño homenaje restaurado en 2006 después de que la aviadora, en pleno anonimato, fuera enterrada en una fosa común.

Batten nació en Rotorua (Nueva Zelanda) en 1909. Antes incluso de su nacimiento, Jean parecía presdestinada a la aviación. Sobre su cuna su madre había colgado la noticia del primer piloto que había cruzado el Canal de la Mancha apenas unas semanas atrás: el francés Louis Bleriot. Ya de niña, Ellen –su madre y una feminista acérrima– le inculcó la idea de que para triunfar en el mundo debía competir con los hombres en actividades tradicionalmente masculinas. Y en aquel momento nada era tan desafiante como la aviación.

Jean estudió secretariado, ballet y música y soñaba con convertirse en concertista de piano. Sin embargo los éxitos de Charles Lindbergh y una visita a Australia del también aviador Kingsford-Smith –en la que la joven pudo dar una vuelta en su avión– bastaron para convencerla de que su futuro era convertirse en piloto. Pese a que su padre no lo aprobaba fue fácil convencer a su madre para trasladarse juntas a Londres, uno de los principales centros de aviación de la época.

En 1932 obtenía la licencia de vuelo privado en el Club Aeroplano de Londres. Superada la parte teórica, quedaba la logística y es que no tenía el dinero suficiente para obtener el permiso de vuelo comercial y mucho menos para comprar un avión. Ella buscaba un espónsor pero rentabilizó su condición de fémina –que le valió el apodo de La Garbo de los cielos– con dos relaciones sentimentales. La primera con el piloto neozelandés Fred Truman –quien le costeó la licencia– y la segunda con el inglés Victor Doree, que le compró su primera avioneta. Una Gipsy Moth que acabó siniestro total en un accidente en Pakistan.

Con la Castrol Oil como patrocinadora, comenzaron los éxitos de Batten. En 1934 batió por cuatro días el récord femenino de Amy Johnson al cruzar de Inglaterra a Australia en catorce días y 22 horas y tras dos intentos fallidos. Un año después fue la primera mujer en volar sobre el Atlántico Sur hasta Brasil con un récord de velocidad. "Si me caigo y desaparezco en el mar, no quiero que nadie venga a buscarme. No tengo la más mínima intención de poner en peligro la vida de los demás", advertía antes de sus despegues.

Los galardones empezaron a sucederse: el Harmon Traphy, fue nombrada Comandante del Imperio Británico y, en 1938, se convirtió en la primera mujer en recibir la medalla de la Federación Internacional de Aeronáutica, el mayor honor de la aviación.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial fue el final de sus aventuras aéreas. Jean tampoco pudo encontrar un empleo y acabó por retirarse de la vida pública. Finalizada la contienda, vivió con su madre en diferentes localizaciones alrededor del mundo hasta la muerte de ésta.

En los años 60 llegó a Palma buscando un nuevo hogar y fijó su residencia en unos apartamentos de Porto Pi. En 1979 escribía su autobiografía, Alone in the sky consumida entre el anonimato y el aislamiento en el que moriría tres años después. Su negación a tratar la infección de una herida provocada por la mordedura de un perro acabó con su vida.

El mundo había perdido su pista hacía tiempo y, sin nadie que la reclamara, fue enterrada en una fosa común. Fue la historiadora neozelandesa Ian Mackersey quien la localizó años después. En Palma se arregló su tumba con una placa de reconocimiento y se puso su nombre a una calle. En su país, bautizó la terminal internacional de Auckland donde, en su honor, siguen despegando los aviones.

Fuente
Elena Soto: Una amenaza en miniatura