El buque ´Ciudad de Sevilla´ ha estado unos meses fuera de servicio hasta que fue vendido el pasado mes de septiembre. Foto: M.R.A
MANUEL R. AGUILERA. PALMA. Seguro que muchos aun recuerdan la imagen impactante del ferry de Trasmediterránea Ciudad de Sevilla embarrancado en los acantilados cercanos al Castillo de San Carlos, cerca de Marivent. Fue más o menos por estas fechas (el 19 de octubre), pero de 1982, hace 27 años. El buque, que hace meses fue retirado de servicio y estaba amarrado en San Carlos de la Rápita, ha sido vendido y partió a mediados de septiembre rumbo a Port Said. El Ciudad de Sevilla era la construcción número 141 de los astilleros Unión Naval del Levante, de Valencia, y entró en servicio en julio de 1980. Fue la cuarta unidad de la conocida serie Canguro, tenía 138,3 metros de eslora y 20,5 de manga, pesaba 11.513 toneladas, estaba propulsado por dos motores MAN de 6.546 Kw de potencia cada uno que le daban 21 nudos de velocidad, su capacidad inicial de pasaje era de 982 pasajeros (750 en camarote y 232 en butaca), podía llevar unos 225 coches y tenía una capacidad de carga de unos 480 metros.
Desde el principio estuvo asignado a las líneas de Balears y en uno de sus viajes entre Barcelona y Palma, el 19 de octubre de 1982, pasó desgraciadamente a la historia. A primeras horas de la mañana el buque estaba finalizando la travesía y se encontraba ya en bahía de Palma a escasas millas del puerto, cuando por una caída en el cuadro eléctrico al buque se le pararon los motores principales y auxiliares, quedando sin gobierno. Poco a poco y debido al viento y el oleaje fue abatiendo hacia la costa. En principio no fondeó las anclas al estar en zona de cables submarinos. Eso sí, se llamó urgentemente a un remolcador que en vano intentó ayudar al buque, dado que se rompieron las estachas en los sucesivos intentos de remolque. En el último momento y a la desesperada se fondeó sin éxito en ancla de babor, pero al final quedó embarrancado en la Punta des Grells, golpeándose debido al oleaje, repetidamente contras las rocas, lo que le produjo grandes grietas en el casco que le inundaron la sala de máquinas, dando lugar a una importante escora a babor. A bordo llevaba en esos momentos 269 pasajeros y 78 tripulantes. Rápidamente y ante la gravedad de la situación se presentó en la inmediación personal de la vecina Estación Naval de Portopí, de la flotilla de dragaminas, de Comandancia de Marina, Cruz Roja del Mar, Policía Nacional y Guardia Civil además del comandante militar de Marina, don Marcial Sánchez-Barcáiztegui.
Como no se podía remolcar el buque dado que la popa se había incrustado en el fondo y la escora y las inundaciones iban en aumento se decidió que el pasaje abandonara la nave, que se hizo de tres maneras diferentes: por una escala de cuerda tendida por su banda de estribor, hasta lanchas zódiac de la Armada y de la Cruz Roja, mediante los botes salvavidas de babor, que posteriormente fueron remolcados a la cercana Cala Nova, y por un andarivel tendido entre el buque y tierra; hay que decir que no se registraron escenas de pánico y sólo dos personas tuvieron que ser atendidas en centros hospitalarios: un ataque de ansiedad y un marinero que se fracturó un brazo al ayudar en las tareas de rescate. Algunos vehículos sufrieron desperfectos debido a que se tumbaron unos sobre otros debido a la escora.
Tras el accidente, se pensó que el buque se podía partir en dos o escorar hasta quedar tumbado. Por suerte no sucedió así y se decidió contratar los servicios de la empresa holandesa Smit-Tak, especializada en este tipo de salvamentos, que trajo a la isla multitud de medios técnicos como remolcadores y grúas. Tras muchos días de trabajos, el 5 de diciembre el Ciudad de Sevilla fue reflotado y partió remolcado rumbo a Cartagena donde se le hicieron arreglos urgentes. Fue reparado en los astilleros de la Unión Naval del Levante. Las obras duraron más de dos años.
A mediados de marzo de 1985 volvió a entrar en servicio, siendo otra vez asignado a las conexiones península-Balears donde navegó sin novedad hasta que con la entrada en servicio de unidades más modernas, fue trasladado a rutas en el Norte de África. En 2001 sufrió en Barcelona dos importantes incendios en la sala de máquinas. A principios del 2009 fue amarrado, esperando su venta, en San Carlos de la Rápita, hasta mediados de septiembre, en que partió de ese puerto con el nombre acortado de Sevilla. Se desconocen las intenciones de sus nuevos dueños y si el buque volverá a navegar o será enviado a desguace.
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