SEBASTIÀ VERD Definitivamente, las islas no tienen suerte con los viejos monopolios. Si hace unos días Iberia fue noticia por iniciar su retirada de Mallorca, dejando la línea con Barcelona en manos de su filial de bajo coste, hoy lo es Trasmediterránea por haber sido puesta a la venta por Acciona, su actual propietaria. Las antiguas empresas públicas que tenían que ser la garantía para las comunicaciones aéreas y marítimas entre Balears y la Península han resistido mal la privatización y la competencia, como han puesto de relieve sus últimos vaivenes. Los océanos económicos andan muy revueltos y para capear el temporal Acciona habría decidido desprenderse de sus barcos para centrarse, sobre todo, en el sector energético y en el mantenimiento de la actividad inmobiliaria. Como se recordará, al final -tras el culebrón de las opas- Acciona, junto a la italiana Enel, se hizo con el control de Endesa, lo que supuso un considerable desembolso que ahora, presumiblemente, se pretende equilibrar con la venta de la naviera.
No van a faltar pretendientes. Según las informaciones que hoy se recogen en este diario, Balearia podría estar interesada, pero sus pretensiones podrían chocar con el tribunal de la Competencia porque restituiría, en la práctica, el antiguo monopolio al reunir casi el noventa por ciento de toda la flota. Hay otras empresas interesadas, como la del grupo valenciano Boluda, que ya está presente en las islas con sus mercantes. La supervivencia de Trasmediterránea no es lo que preocupa -el transporte marítimo de pasajeros, tanto de cruceros como de regulares, ha vuelto a recuperar fuerza- sino la calidad del servicio: ha de ser capaz de competir incluso con el transporte aéreo, y las frecuencias. Una preocupación más para los sufridos viajeros de las islas.
Hace unos días el presidente de Acciona y de Endesa, José Manuel Entrecanales, fue recibido en el Consolat de Mar por el president Antich, y tras el encuentro, trascendió que Endesa iba a invertir 1.800 millones de euros en las islas en los próximos cuatro años para garantizar un buen suministro eléctrico. Entrecanales también se refirió, al menos ante la prensa, a la difícil situación que atraviesa el sector inmobiliario, pero sobre Trasmediterránea ni una palabra más allá de la necesidad de mejorar las infraestructuras relacionadas con el transporte marítimo, lo que supone la ampliación y modernización del puerto de Palma. Sin embargo, dado que la decisión de desprenderse de la naviera se decidió en otoño, cabe suponer que éste fue uno de los temas tratados en la entrevista.
Y no es para menos: el Govern -pese a sus limitadas competencia en esta materia- tiene en los transportes un grave quebradero de cabeza que deberá resolver mediando con las compañías. Las empresas son privadas y libres de hacer frente a la competencia como mejor les parezca, pero no hay que olvidar que el transporte es un servicio público que utiliza infraestructuras públicas y que debe garantizarse cuando falla la competencia o cuando los precios se disparan al alza. La insularidad, como se recoge en el estatuto de autonomía, exige compensaciones en las que, se quiera o no, intervienen las empresas concesionarias de los servicios. Es decir, que algo tendrá que decir el Govern si las comunicaciones no son las que convienen a los ciudadanos.
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