viernes, 12 de septiembre de 2008

S´Albufera, el oasis asediado : 20 años de parque natural

Domingo 03 de febrero de 2008

Hace veinte años, el gran humedal de s´Albufera fue declarado parque natural, una figura que ha preservado y consolidado la intensa vida que emana de esta zona exclusiva de la isla a pesar de los numerosos impactos externos


albufera de Alcudia
JOAN FRAU. INCA. La primera sensación que le invade a uno al penetrar entre los cañizos y los canales de agua de s´Albufera es la de una paz intensa, silenciosa. Es como si uno violara con su presencia un espacio que no pertenece a las personas, sino a los pájaros, a los peces, a los insectos, a las plantas. Es naturaleza en estado puro, y lo mejor que puede hacer el visitante es respirar hondo y observar en silencio la vida que se genera en cada metro cuadrado de esta gran extensión de 1.700 hectáreas situada en el norte de Mallorca y que se mantiene viva a pesar de las múltiples agresiones humanas que han alterado el ecosistema en toda su larga historia, incluido un intento de desecación en el siglo XIX. De la Al-buhaira de los árabes queda hoy una mínima parte, encorsetada entre hoteles costeros, extensiones agrícolas poco respetuosas con el entorno, centrales térmicas, polígonos industriales y un futuro campo de golf.
Y a pesar de todo, sigue ahí. La declaración de parque natural, decretada el 28 de enero de 1988, hace ahora veinte años, se considera fundamental para que S´Albufera conserve una rica biodiversidad que sigue sorprendiendo hoy en día a la comunidad científica internacional, que sigue investigando año tras año el paso de las aves o descubriendo insectos hasta la fecha desconocidos para la ciencia.
El biólogo Maties Rebassa, director de S´Albufera desde 2003, considera que la declaración de parque natural fue decisiva para la conservación de este paraje. "Antes de que la Administración comprase las fincas que integrarían el parque natural, éstas no eran gestionadas con objetivos proteccionistas; cuando se empezó a actuar, los cambios fueron espectaculares en la mejora de los hábitats y la supervivencia de las especies protegidas", explica.
El parque natural de S´Albufera fue la primera experiencia de gestión proteccionista de Balears. Por primera vez, se habilitaba un equipo humano con el objetivo de preservar el espacio natural. El reto ha sido satisfactorio. "Antes de la gestión, S´Albufera eran 1.700 hectáreas de cañizo que lo tapaba todo; los patos, las fotges, los agrons y otras especies no encontraban espacio para vivir", recuerda Rebassa.
Uno de los primeros trabajos de la nueva Junta Rectora era habilitar zonas abiertas para que los animales se encontraran unos hábitats más atractivos. "Se crearon zonas libres de cañizo y se dragaron los canales; ahora hay varios centenares de hectáreas de aguas abiertas", explica el director.
La experiencia fue muy positiva. En enero de 1988, cuando se declaró el parque natural, se contabilizaron 1.477 aves acuáticas en S´Albufera. Veinte años después, en enero de 2008, las aves registradas son 11.753. Gracias a la gestión del parque, la cifra se ha multiplicado por siete. Otro ejemplo: en 1989 había 18 especies de aves acuáticas que criaban en el parque, mientras que en la actualidad son 36 especies. Otra consecuencia del trabajo realizado en el ámbito del parque.
En S´Albufera conviven unas 3.000 especies, entre la fauna y la flora. De ellas, unas 300 especies, un diez por ciento del total, son aves. En el parque residen auténticas rarezas como la boscarla mostachuda, un pequeño pájaro "muy discreto" que vive entre las cañas. Otras estrellas con alas son el halcón marino, el águila pescadora o la arpella. Entre los reptiles destacan la tortuga de agua y la serpiente acuática, mientras que entre los peces reinan la anguila y el espinós. Los botánicos también tienen un filón en el parque, con la presencia de numerosas especies de orquídeas, si bien la mayoría de ellas se encuentran en la vecina finca amenazada de Son Bosc. Entre los mamíferos, destacan los murciélagos, de los que se han descubierto nuevas especies recientemente como el pipistrellus nathusii.
Pero este tesoro natural representa un "oasis de vida entre zonas inhóspitas", según el director, en referencia a los graves impactos externos que suponen la central térmica de Es Murterar, el "impacto más grave", cuyas tuberías de refrigeración pasan por el subsuelo del parque natural; el nuevo polígono industrial de Alcúdia; los hoteles sobre las dunas; las marjals agrícolas de Muro y sa Pobla, cuyos torrentes alimentan a S´Albufera con aguas "cargadísimas de nitratos"; y la nueva amenaza que supone el golf de Son Bosc.
Antoni Muñoz, del GOB, afirma que "el parque debería ir acompañado de una periferia de protección, algo que estaba contemplado en el Plan de Usos y Gestión y que nunca se ha cumplido". A su entender, la "buena gestión" del parque contrasta con los "riesgos" que los impactos externos conllevan para un ecosistema frágil. "Un espacio natural no puede ser una isla rodeada de desprotección", opina.

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