miércoles, 10 de septiembre de 2008

Los siete mil nombres de Santanyí y ses Salines

Miércoles 02 de enero de 2008



T. OBRADOR. SANTANYÍ. El patrimonio de Santanyí y ses Salines se ha visto enriquecido de forma notable gracias a una magna obra de investigación. Su autor es Cosme Aguiló (Santanyí, 1950). En septiembre del pasado año defendió su tesis La toponímia de Santanyí i ses Salines ante un jurado de reconocido prestigio. La disertación escrita que presentó a la Universitat el aspirante al título de doctor en filología catalana y, desde hace meses, miembro del Institut d'Estudis Catalans, recibió la máxima calificación, cum laude, por unanimidad. Incluso llegaron a tildar la obra de maestra y universal.


Aguiló inició este aplaudido trabajo en la década de los setenta. Ni Santanyí ni ses Salines habían sido examinados a fondo. Existían buenos precedentes, aunque se podía mejorar la investigación. El objetivo del especialista en toponimia, "frenar la degradación y el olvido y rescatar la memoria viva". El resultado de tanto interés; tres volúmenes de unas 800 páginas cada uno y más de 33 mapas de los dos términos. Se contabilizan hasta 5.060 lugares que tienen nombre (4.031 de interior, 986 en el litoral y 43 mar adentro). Se refleja la transcripción fonética, la ubicación exacta, la cuadrícula del mapa correspondiente, latitud y longitud, descripción del lugar, documentación, orígenes, etimología, motivaciones, leyendas, rondalles, canciones, sucesos...


La toponímia de Santanyí i ses Salines constata que hay lugares que tienen diferentes nombres. Se suman un total de 6.702 topónimos, teniendo en cuenta las variantes. De este conjunto, Aguiló revela que hay 621 nombres desaparecidos, extraídos de obras publicadas o de documentación inédita. La colección afecta a cualquier cosa que tiene nombre; un cercado, una pared, una peña, un árbol singular, una parcela, una era, un cocó, una cueva, una estalactita... Sin duda, la extensa investigación llevada a cabo "ayuda a corregir faltas de ortografía y a revitalizar nombres que están a punto de desaparecer". En este sentido, hace pocos años, en Santanyí, se corrigió Son Mòger, que pasó a Son Moja en base a la forma antigua del linaje Moja.


Aguiló detalla que contó con la colaboración de 213 informadores, de una media de edad de aproximadamente setenta años. Tristemente, "más de la mitad ya han muerto". Una selección de nombres que evidencian su peso histórico, suponen joyas lingüísticas o curiosidades podría ser la siguiente: Sa Mostra, es Bateu, sa Bassa d'en Llombau, na Mostafana, es Violari, es Bauç, sa Bassa Inquarta, s'Aragall Blau, sa Llonja, el Socost d'en Muda, es Turmassot de ses Piquetes, na Cortal. Todos los topónimos son de creación catalana. Quedan con vida apenas dos topónimos latinos y seis árabes: Portopetro y Serenyana, por una parte, y s'Almunia, Solimina, es Marratxí, Maria, ses Madravas y la Real, por la otra. Un porcentaje significativo se refiere a nombres interferidos por el barbarismo lo, como por ejemplo lo d'en Barrala (la tierra de Barrala). Otro pequeño porcentaje incluye más barbarismos, como avión y torpedo.


Muchos vecinos consideran que los tres volúmenes de La toponímia de Santanyí i ses Salines deberían publicarse en un formato accesible y atractivo para la ciudadanía. Sobre esto algunas instituciones han mostrado gran interés, resaltando la extraordinaria calidad del trabajo en cuestión.


En estos momentos, Aguiló está completando otra magna obra; el Atles Ornitonímic de les Illes Balears, en este caso, junto con Antoni Mestre. A su vez, este escritor-investigador reconoce que tiene muchas más inquietudes y ofertas de distintos ayuntamientos, por lo que están garantizadas futuras publicaciones. Una muestra de su incesante actividad es que, recientemente, en el marco festivo del patrón santanyiner, Sant Andreu, presentó el libro de anécdotas "De rebus populi mei".


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