Las aguas frías ricas en nutrientes procedentes del Golfo de León favorecerían la reproducción de la especie
I. OLAIZOLA. PALMA. La mayor o menor abundancia de gamba roja en aguas de Balears o su desaparición no pasa por cataratas submarinas que descienden hasta los fondos abisales a través de impresionantes cañones sumergidos. Pero sí, como apunta Enric Massutí, investigador del Instituto Español de Oceanografía en el archipiélago, a las corrientes de aguas frías ricas en nutrientes emanadas de estas cataratas del Golfo de León o de otras, más cálidas y salinas, procedentes del otro extremo del mar, del Mediterráneo oriental.
Un reciente estudio dirigido por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto Español de Oceanografía ha demostrado que la formación de cataratas submarinas en el Golfo de León está detrás de las desapariciones recurrentes de gamba roja.
El fenómeno, explicado a grandes rasgos, sería el siguiente: los vientos intensos, fríos y persistentes del Golfo de León en invierno provocaría la formación de aguas superficiales densas que, por su mayor peso, se hundirían dando lugar a fuertes corrientes que descenderían hasta los fondos abisales aprovechando los cañones submarinos presentes en esta parte del litoral español.
Estas altas corrientes, asociadas a estas cataratas, desplazarían a las poblaciones de gamba roja desde los caladeros tradicionales hasta profundidades superiores a los mil metros, fuera del alcance de las redes de los arrastreros.
Este fenómeno meteorológico provocaría una merma del recurso más rentable para las cofradías de pescadores, un periodo de escasez de capturas que puede prolongarse por espacio de dos años.
Sin embargo, pese a esta inicial percepción negativa, la acción de las cataratas submarinas favorece la reproducción de la especie puesto que la corriente de agua fría rica en nutrientes fertiliza los fondos de cría de la gamba roja. El aporte de grandes cantidades de partículas nutritivas hasta estas profundidades donde cría la gamba aumenta la tasa de supervivencia larvaria de la especie.
Esto se traduce en que, cuando los ejemplares ya adultos migran hacia profundidades menores donde se hallan los caladeros, su elevado número propicia un aumento de capturas.
No obstante, todo este proceso que explicaría las periódicas desapariciones de la gamba roja en el Mediterráneo occidental no sería aplicable al archipiélago balear, donde no existen estos cañones submarinos que, como explica gráficamente Enric Massutí, investigador del Instituto Oceanográfico en Balears, funcionan como toboganes hacia las profundidades abisales para las aguas frías ricas en nutrientes del Golfo de León.
No obstante, en el Mediterráneo casi todo está ligado. Estas corrientes de aguas frías se desplazarían por toda el litoral de la península ibérica hasta desembocar y reforzar el denominado frente balear a lo largo de un periplo que el investigador del Oceanográfico calcula en unos cuatro meses.
Esta aguas ricas en nutrientes, al igual que en el caso anterior, "reforzarían el reclutamiento de especies comerciales muy importantes como la merluza y la gamba roja", apunta Massutí.
Esto quiere decir que habrá más individuos o una mayor supervivencia gracias a la abundancia de alimento, pero no implica necesariamente que se traduzca en una buena temporada para las cofradías de pescadores. "Sencillamente porque puede haber más gambas, pero no se encuentran en las zonas tradicionales donde se pesca", recalca el científico
Para Massutí, estos recientes estudios demuestran que es indudable la relación entre los fenómenos medioambientales y los efectos que éstos producen sobre los recursos pesqueros.
De la misma manera que esta corriente de agua fría procedente del Golfo de León, otra corriente de aguas más densas, calientes y salinas procedentes del Mediterráneo oriental, de la zona más alejada de éste océano entre Chipre y Creta, provocaría una mayor abundancia de gamba roja en las pesquerías de Balears.
"Estas corrientes procedentes del este tardarían unos cuatro años en desplazarse por todo el Mediterráneo y llegar hasta Balears, donde arrastraría a la gamba roja hacia los fondos de explotación pesquera", ilustra el investigador del Oceanográfico, para quien la combinación de ambas corrientes, la fría del Golfo y la cálida de oriente, podría traducirse en que algunos años las capturas de gamba superen las previsiones más optimistas.
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