LUIS MIGUEL BERRONDO La política de la conselleria de Medio Ambiente para los puertos de Balears se basa en un difícil equilibrio: el que resulta de la exigencia de compatibilizar la necesidad de nuevos amarres esgrimida por Unió Mallorquina por un lado y los muchos años de brega contra la construcción de nuevos puertos deportivos por parte del resto de sus partidos socios en el Govern.
La solución diseñada por el ente público Ports de les Illes Balears ha sido colocar pantalanes fondeados y boyas "ecológicas" en zonas de la costa poco abrigadas. El resultado, previsible para los expertos pero al parecer no para los altos cargos de Unió Mallorquina, es que cada vez que hay un temporal se hunden barcos y pantalanes, con dos consecuencias principales: la contaminación del mar debida al vertido de combustibles y a la deriva de restos de embarcaciones, pantalanes y demás equipamiento; y el riesgo para la seguridad y la vida de los propietarios, cuyo primer impulso durante un temporal es salvar su barco.
Los incidentes habidos hasta el momento son como para replantearse la construcción de estos "puertos de paja". Recién instalados los pantalanes en el puerto deportivo de Andratx, un temporal dañó el 29 de octubre de 2008 pantalanes y casi cincuenta barcos, de entre ellos varios hundidos o destruidos totalmente. En Cala en Busquets (Ciudadela de Menorca) se han producido desperfectos en dos ocasiones, la más grave el 1 de diciembre de 2008 con rotura de pantalán y desperfectos en las barcas allí amarradas. De nuevo en Andratx, el 24 de enero de 2009 se produjo un nuevo hundimiento de barcos y pantalanes. Recientemente, en San Antonio de Portmany (Eivissa), el 5 de marzo de 2009 se produjeron daños considerables tanto en pantalanes como en embarcaciones; el ayuntamiento se había quejado en repetidas ocasiones de la deficiente seguridad, que Ports de Balears reconoció públicamente tras el temporal a través de su vicepresidente, Manuel Patiño.
La coincidencia en tan corto espacio de tiempo de accidentes que ponen en peligro vidas y propiedades en los puertos de Balears debería hacer que la consejería que dirige Miquel Àngel Grimalt se replantease su política de puertos deportivos "ecológicos", que ni son puertos, ni son ecológicos. Parece claro que la competencia sobre puertos debe retornar a la conselleria de Obras Públicas, con el fin de que las obras portuarias se basen en estudios de ingeniería e informes preceptivos de los ministerios de Medio Ambiente y Fomento, y no en prejuicios ideológicos y estudios de empresas privadas que siempre informarán al gusto de quien paga. Algo que también parecen haber olvidado nuestros gestores es que la demanda suplementaria de amarres se circunscribe al verano; tal vez alguien debería estudiar la colocación de pantalanes en temporada alta y su retirada durante los meses en los que la meteorología amenaza su seguridad. El montaje y el desmontaje de pantalanes sería una solución sencilla y, por descontado, más limpia, más segura y más económica que sustituir cada invierno los pantalanes que los temporales indefectiblemente se van a llevar por delante.
Mucho antes de pedir las competencias de los puertos de interés general, el Govern debería demostrar una gestión razonable de aquéllos sobre los que ya las tiene, y en los que se les están hundiendo, junto a los pantalanes y los barcos, la limpieza de los mares de Balears, el crédito político y numerosos recursos que salen directamente del bolsillo del contribuyente; claro que esto último es algo que nuestros políticos siempre parecen haber despreciado. Al menos, que no tengamos que lamentar más desgracias.
(*) Responsable de política autonómica de Unión Progreso y Democracia (UPyD) en Balears
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