En la matrícula de Palma llegaron a registrarse hasta cinco buques de vapor accionados por ruedas de paletas. Fue el único puerto isleño en contar con este tipo de embarcaciones ya que en los demás, las primeras inscripciones corresponden a buques de hélice.
El primero de nuestra marina, nombrado Mallorquín, perteneció a una sociedad denominada "Empresa del Paquete de Vapor Mallorquín"; dicha empresa, que contaba con numerosos accionistas, estaba presidida por el armador mallorquín D. José Estade Homar, que hasta entonces tenía la contrata del transporte de la valija de correo por medio de barcos de vela y, en mayo de 1837, obtuvo la concesión del correo transportado en buque de vapor, una vez por semana entre Palma y Barcelona, con el compromiso de seguir realizando el servicio en barco de vela si por cualquier motivo el vapor no podía realizar el servicio. El precio pactado ascendía a 60000 reales al año.
El caso del Mallorquín era de madera, estando la obra viva o parte del casco sumergida forrada de planchas de cobre para proteger la madera de las agresiones de algas, moluscos y otros organismos marinos. Construído en Escocia con un coste de 8100 libras esterlinas, tenía una eslora de 9 metros de manga, portaba aparejo de goleta. La proa, de las denominadas "de violín" estaba adornada con un mascarón de madera tallada con la figura de un payés mallorquín . Esto motivó que la gente lo nombrase con el alias de "Es Pagés".
Su conjunto estructural era muy similar al de un velero de la época con la diferencia de incorporar las dos grandes ruedas laterales que lo impulsaban y una alta chimenea. Las ruedas de paletas, situadas bastante a proa, eran movidas por una máquina de 120 caballos de vapor, que le permitía una velocidad de crucero de unas 8 millas por hora.
El Mallorquín efectuó su viaje inaugural con destino a Barcelona el 6 de octubre de 1837, prestando innumerables servicios a partir de entonces. Fue en este barco en que llegaron a nuestra isla en el año 1838 Federico Chopin y su compañera George Sand.
En 1850, otra sociedad naviera adquirió un vapor, bastante similar al Mallorquín, que inicialmente llevó el nombre de Barcelonés. Construído en Blanes en 1848, tenía una potencia de 90 caballos, pudiendo alcanzar los nueve nudos. Durante un tiempo navegó en competencia con el Mallorquín, pero finalmente las dos compañías optaron por fusionarse y crear la que se llamó "Administración de los Vapores Españoles Mallorquín y Barcelonés".
En mayo de 1855 empezó a cubrir la línea entre Barcelona, Palma y Mahón, y dos años más tarde realiza la línea de carga y pasaje entre Valencia y Marsella, con escalas en Barcelona y Cette.
Tanto el Mallorquín como el Barcelonés fueron puestos por la Diputación de Baleares a disposición del Estado en 1859 para el transporte de tropas y materias en la guerra de África.
Muchos fueron los servicios prestados por ambos buques mallorquines transportando tropas y evacuando heridos y enfermos hasta la península.
Mención especial merece el salvamento del velero francés "Luxa" que, arrastrado mar adentro por un duro temporal, fue rescatado y remolcado al puerto de Ceuta por el Barcelonés. Su capitán, D. Cayetano Oliver, con grave riesgo para la dotación y el propio buque llevó a cabo esta heroica acción.
Tras cumplir el contrato, los dos buques regresaron a Palma en 1860, si bien el Barcelonés lo hizo unos meses más tarde por haber tomado parte en el tendido del cable telegráfico entre Tarifa y Ceuta.
Una nueva compañía naviera se había fundado en Palma en 1855 con el nombre de "Empresa Mallorquina de Vapores". Esta compañía compró en 1856 un vapor de casco de hierro, primero de estas características en una matrícula balear. Algo mayor que sus anteriores, con 381 toneladas y algo más de 50 metros de eslora. Su máquina de cilindros de 200 caballos le permitía una velocidad de régimen de 12 millas por hora. Con el nombre de Rey D. Jaime I mostraba la figura del Conquistador representada en el mascarón que orneba su proa. Llevaba aparejo de goleta de velacho en previsión de una probable avería en la máquina, cosa más que frecuente en aquellos tiempos.
En 1858, la misma naviera había incorporado a su flota otro buque, también de casco de hierro, que llevó el nombre de Rey Jaime II. Con 65 metros de eslora, movido por una máquina de 225 caballos, alcanzaba una velocidad de 12 nudos. Estuvo en servicio hasta 1889, al igual que su predecesor.
En 1861, al año siguiente de su regreso de la campaña africana, el Mallorquín fue comprado por la mencionada empresa de navegación y tras un corto período de servicio pasó al desguace.
Otro tanto ocurrió con el vapor Barcelonés, adquirido por la misma empresa por la cantidad de 10000 duros. Rebautizado con el nombre de General Barceló siguió navegando, principalmente entre Palma y Valencia, durante más de diez años.
Finalmente, en 1864, la "Empresa Mallorquina de Vapores" amplió su flota con el que había de ser el último vapor de ruedas de las Baleares. Con el nombre de Mallorca, fue el primero de los cinco que llevaron este nombre. Asimismo sus dimensiones eran las mayores. Medía 70 metros de eslora y, con una máquina de tan solo 108 caballos, alcanzaba los 12 nudos de velocidad. De casco metálico, iba aparejado de goleta de velacho. Finalizó su vida útil en 1891.
El vapor "Rey D. Jaime I", dibujo de Ramon Sampol Isern de su libro "Vapores de las Islas Baleares"
Resta una mención a dos pequeños vapores de ruedas, el San Rafael y el Laborioso, empleados como remolcadores y en diversos trabajos auxiliares.
Manolo Rives: "Los vapores de rueda en Mallorca" (publicado en el suplemento Mator y Náutica del Diario de Mallorca de 14 de agosto de 2005)
Otras páginas:
Manolo Rives: El nacimiento de la navegación a vapor
El viaje de J. B. Laurens en 1839
Travesía en el Mallorquín de Juan Cortada en 1845
En el Archivo del Reino de Mallorca
El viaje Palma - Ibiza de Gaston Vuillier en 1889 (en el Barcelonés)
Viaje Barcelona - Palma en el Rey Jaime I (1862) ( de Gustavo Doré y Jean Charles Davillier)