martes, 17 de febrero de 2009

Historias navales de Manolo Rives: Las contraseñas de Baleares

Manolo Rives publica en un suplemento de Náutica del Diario de Mallorca unos artículos sobre la historia de la navegación bajo el título de Historia Naval. Por ser artículos muy interesantes, transcribo hoy el titulado Organización de las matrículas en el mar, publicado el día 5 de febrero de 2006. Acompañan estos artículos unas magníficas ilustraciones de Ramon Sampol Isern

Dibujo de Ramon Sampol Isern
Dibujo de Ramon Sampol Isern
Organización de las matrículas en el mar


Por Real Cédula de Felipe III se organiza la matrícula del mar que sería el origen de la distribución del litoral español en Provincias Marítimas. Esto ocurría en el año 1607.
Una Real Orden dada en Madrid con fecha de 30 de julio de 1845, y publicada en 4 de agosto del mismo año por la Dirección General de la Armada, dispuso que todos los buques mercantes nacionales matriculados en las distintas Provincias Marítimas de España debían largar junto con la bandera nacional en el tope de su palo mayor, en el pico de la cangreja u otro lugar bien visible de la arboladura, una bandera de unos determinados colores y dimensiones, como contraseña característica del correspondiente puerto de matrícula, tanto estando navegando como como en el momento de entrar o salir de los puertos, sin cuyo requisito no podrían ser despachados por el Capitán del puerto.
Estas banderas o contraseñas, como oficialmente se denominaron, fueron un total de 35, incluyendo las correspondientes a las provincias de ultramar, tanto las americanas como las Filipinas. Estas últimas, en número de seis, fueron del tipo denominado "corneta", es decir, que su extremo libre estaba rematado por dos puntas, al estar cortado en forma de V, a diferencia de las metropolitanas que eran rectangulares.
El pliego que fue publicado en la fecha anteriormente reseñada, establecía para las contraseñas de un modo exacto los colores y tamaños, siendo estos últimos de dos clases diferentes según fueran para buques de travesía o para buques menores de cabotaje. Las medidas vienen dadas en "paños" y "varas" que, pasadas al sistema métrico, tendrían las siguientes equivalencias:
Para los buques de travesía o carrera eran de 2,02 metros de alto por 3,34 de largo; y para las embarcaciones menores o de cabotaje eran de 1,60 metros de alto por 2,67 de largo. Estas contraseñas debían ser presentadas a la autoridad del puerto por el capitán del barco que iba a zarpar. Caso de no cumplirse este requisito, no era posible obtener el despacho del buque. También era obligatoria la tenencia y presentación a la antedicha autoridad de marina de un ejemplar impreso de esta Orden.
Las banderas o contraseñas constaban de diferentes colores repartidos en su superficie en forma de cuadrados, franjas, cruces o aspas. Al describir las de Mallorca, Menorca o Ibiza, dice la Orden al mismo tiempo que establece sus colores que son el amarillo y el azul para las tres islas, que su distribución será "como en la contraseña de Bilbao", por ser ésta la primera con un cuadrado que aparece en el listado alfabético. Esta contraseña de Bilbao es blanca con un cuadrado o "dado" rojo. Este dado, que tiene una dimensión equivalente a una cuarta parte a la superficie total de la bandera, está situado en la parte superior del extremo sujeto a la driza.
jabeque ibicenco
Gracias a estos paños podía identificarse la procedencia de los buques. Dibujo de Ramon Sampol Isern


Así la de Mallorca está formada por una superficie azul con el "dado" amarillo situado en la parte superior y tocando igualmente la vaina o costura por donde pasa la driza.
La de Menorca está constituída por los mismos colores, pero al revés. El fondo es amarillo y azul el "dado", y éste está colocado en la parte inferior de la vaina en vez de estar arriba.
La de Ibiza tiene también el fondo azul, pero su "dado" está colocado en el centro del paño.
Durante muchos años, los buques de nuestras islas, ya fueran veloces jabeques, grandes fragatas o estilizadas corbetas, exhibieron orgullosos estas contraseñas en lo alto de sus palos mayores, paseándolos por todos los mares del mundo, desde el Mediterráneo hasta los mares del Norte de Europa, desde los puertos del Norte y del Sur de América hasta los de las islas Filipinas y otros muchos del Lejano Oriente. A veces, algunos de nuestros barcos, aunque construídos en astilleros isleños y propiedad de armadores locales, lucían las contraseñas de puertos exóticos, tales como Santiago de Cuba, La Habana, San Juan de Puerto Rico, etc. Otras veces largaban la de algún puerto de los llamados de matrícula "de conveniencia", por ser sus impuestos y tasas de reducido coste, como el de Montevideo, en la República Oriental del Uruguay.
Manolo Rives: "Organización de las matrículas en el mar" en el suplemento Náutica del Diario de Mallorca del 05/02/2006