El Club Ferroviari Vaporista de Mallorca restaura un motor de 1904 que funciona a partir de restos vegetales diversos
I. MOURE. PALMA. No es, evidentemente, la máquina del tiempo que ideó el escritor H. G. Wells -aquella máquina que teletransportaba al protagonista hacia un futuro de la Humanidad nada halagüeño-, pero en Esporles se halla un motor peculiar porque sirve para hacerse una idea de cómo se vivía en la isla en otras épocas. En el auge de la Revolución Industrial, el nacimiento del siglo veinte, la Guerra Civil, la posguerra. La época en que era muy común que el combustible utilizado fuese el denominado ´gas pobre´. La energía se generaba a partir de la combustión de cáscaras de almendras, restos vegetales, madera o carbón.
La historia de este tipo de motor, cuyo uso era muy común en la Mallorca de las primeras décadas del siglo pasado, es noticiable, puesto que se acaba de restaurar. Ha sido un minucioso y arduo trabajo del cual se ha encargado el Club Ferroviari Vaporista de Mallorca, que atendió así una solicitud formulada por el ayuntamiento de Esporles. El objetivo es que ahora se exponga y quede como testimonio de los usos industriales de antaño.
La máquina protagonista de esta historia la fabricó en 1904 la mítica empresa inglesa Crossley Brothers. La trayectoria de sus fundadores, los hermanos Francis y William, resulta curiosa y un ejemplo de las contradicciones de su tiempo. Profundamente conservadores en sus creencias -por sus principios morales se negaban a vender máquinas a las destilerías de alcohol-, fueron en cambio profundamente innovadores en su trabajo. Se movieron al compás de los nuevos artilugios, apostaron por la modernidad y, como destaca el Club Ferroviari Vaporista de Mallorca, contribuyeron en gran medida a la difusión del revolucionario motor de cuatro tiempos, que es el que mueve los actuales automóviles.
Dicho sistema se aplicó a los antiguos motores de ´gas pobre´. Como el de Esporles ahora objeto de restauración. Éste se hallaba en una antigua fábrica del centro del pueblo. El paso del tiempo había dejado sus huellas en el artilugio, en forma de deterioro, corrosión y deformaciones diversas. En noviembre de 2008, arrancó su particular lifting. En primer lugar, el Club Ferroviari Vaporista de Mallorca procedió a desmontar y catalogar todas sus piezas. Las piezas del puzzle metálico fueron después limpiadas concienzudamente. Agua a presión y espátulas para arrancar hasta el más mínimo rastro de grasa. A partir de ahí, vino todo un trabajo de genuina ingeniería. Montaje, pulido, fabricación de nuevas piezas, taladrados, enroscados... Un exigente trabajo de pintura y barniz completó la restauración.
El resultado, un motor en perfectas condiciones de volver a funcionar otra vez. En este sentido, la memoria de la restauración efectuada por el club ferroviario señala que el aparato está "en condiciones de poder rodar en el futuro movido por un impulsor eléctrico auxiliar".
Un trabajo altruista
El presidente de la entidad, Roberto Rueda, señala que forman parte de su asociación profesionales de sectores diversos. Ingenieros, maestros industriales, carpinteros, fontaneros, mecánicos. Todos colaboran de manera altruista y, por ello, consideran que las administraciones públicas podrían aportar también su grano de arena para colaborar con su labor. La restauración de este motor de Esporles no es la primera actuación de estas características que realiza el club. Ya hizo un trabajo parecido con un motor de Binissalem, además de recuperaciones de una locomotora del tren de Sóller con motivo de su 125 aniversario.
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