R.F.M. PALMA. Un equipo de investigadores españoles ha descubierto que los frentes oceánicos, originados por la mezcla de aguas de diferente densidad como el del norte de Balears y del Mar de Alborán, generan unas barreras naturales que aíslan las poblaciones de peces. Así, ni las larvas ni los peces adultos atraviesan las fronteras que conforman los frentes oceánicos
La revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense publica un artículo con los resultados de la investigación de un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona, que es determinante para la demarcación de áreas marinas protegidas. El investigador del CSIC, Enrique Macpherson, aseguró que "el aislamiento entre especies puede condicionar el establecimiento de las reservas marinas dado que establece la conectividad entre las poblaciones de las zonas protegidas y las que no lo están".
El estudio se ha realizado sobre siete especies de peces litorales del Mediterráneo con características biológicas muy diversas con una fase larvaria que dura desde menos de diez días en algunas especies hasta más de un mes en otras. Así, se ha trabajado sobre las siguientes especies: el salmonete, la mojarra, la oblada, la cabrilla, el salmonete real, el peto y la moma. Otro de los hallazgos es que la mayoría de los peces adultos estudiados apenas se alejan 30 ó 40 kilómetros del lugar donde nacen.
El investigador del CSIC y coordinador del trabajo, Ciro Rico, explicó que la investigación demuestra que "la retención de las larvas es importante y que , incluso en peces con una capacidad de dispersión elevada, las larvas son incapaces de atravesar frentes oceánicos". Debido a la entrada de agua atlántica por el Estrecho de Gibraltar, hay dos frentes muy marcados en el Mediterráneo occidental. El agua atlántica es menos densa y al juntarse con el agua mediterránea, más densa, genera un frente entre Almería y Orán y otro al norte de las islas.
Los expertos señalan que la magnitud de estos frentes es muy diferente pero ambos son capaces de impedir que las larvas de los peces los atraviesen. Esto, dicen los científicos, da lugar al aislamiento genético de sus poblaciones.
Según explicó Macpherson, es previsible que el aislamiento genético entre las poblaciones de muchas especies marinas sea superior al esperado debido a que este tipo de frentes se generan en numerosas áreas de los océanos.
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