martes, 22 de diciembre de 2009

La fauna marina del meridiano (Delaroche)

Laura Jurado | Palma martes 22/12/2009



La expedición para la medición del meridiano de París incluyó a Baleares en una de las empresas más importantes del siglo XVIII que acabaría con la implantación del sistema métrico decimal. Pero no sólo eso. Supuso el desembarco de científicos de primera línea que conectaron las Islas con los conocimientos más avanzados de Europa. Entre ellos, el ictiólogo François-Étienne Delaroche.

De todos los científicos que llegaron con el meridiano de París entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, Delaroche es quizá uno de los más desconocidos. Nació en Ginebra en 1781, aunque otros autores afirman que su nacimiento fue en el convulso año de 1789. Sus primeros años pasaron a caballo entre Londres y su ciudad natal, después de que su familia tuviera que abandonar París con el estallido de la Revolución Francesa.

Fue en Ginebra donde inició sus estudios de Medicina. Pronto adquirió también un gran interés por la botánica, herencia de su padre Daniel Delaroche. Ambos colaboraron con Cardolle en estudios físicos y botánicos.

Tras doctorarse en la capital suiza, continuó su formación en Edimburgo y París, donde se convirtió en médico del duque de Orleans. Probablemente fue allí donde conoció el proyecto del meridiano sin saber que él mismo acabaría por unirse años después. En aquel momento Jean Baptiste Biot ya había llegado a las Islas. Según algunos autores como el historiador Gaspar Valero, Biot fue el iniciador de la labor de Delaroche.

Parece que el francés realizó algunos experimentos sobre los peces que vivían en las profundidades del Mediterráneo balear antes de la llegada del suizo. Unos estudios con los que convenció al ministro del Interior francés de que incorporara un naturalista a la expedición. Para otros, tras un viaje a París, Biot volvió con su amigo Delaroche, quien quería realizar un estudio sobre los peces de las Pitiusas.

Lo cierto es que en 1807 el científico suizo llegó al observatorio de Formentera donde pasaría todo un invierno. Observations sur des poissons recueillis daus un voyage aux Îles Baléareas et Pythyuses publicado en 1809 en los Anales del Museo de Historia Natural de París –junto a seis grabados– fue el fruto de sus investigaciones. «Era el primer estudio sobre ictiología que se hacía sobre las Pitiusas y toda una maravilla en Europa», afirma el oceanógrafo Miquel Duran Ordiñana.

En la primera parte, Delaroche describía el tipo de pesca que existía en Ibiza en aquella época. Por otro lado, incorporaba un análisis sobre las posibilidades de vida en aguas profundas que confirmó con algunos peces capturados a 450 metros con ayuda de unos palangres.

Según Valero, las observaciones de Delaroche llegaron a la misma conclusión que Biot: que la vejiga natatoria de los peces contenía más oxígeno cuanto mayor era la profundidad en la que vivían. «Son unas conclusiones confusas porque precisamente una de las especies descubiertas por el suizo, la escórpora, no posee esta vejiga», plantea Duran Ordiñana.

En La Suite du Mémoire sur les espéces de poissons observées à Iviça, Delaroche enumeraba unas 60 especies de peces observadas en Ibiza. Además, describía las menos conocidas. «Delaroche envió al Museo de Historia Natural de París lo que se denominan ejemplares tipo: peces que sirvieron para describir las nuevas especies».

Pese a que el científico mallorquín reconoce que Delaroche no se equivocó a la hora de determinar cuáles eran las nuevas especies, sí lo hizo en el nombre de algunas ya conocidas. En lugar del catalán pedaç, por ejemplo, escribió podas, una grafía que utilizó para formar el nombre en latín de la especie. Actualmente la Pleuronectes podas. Otros tantos nombres se mantuvieron. Si no eran correctos fueron, por lo menos, aceptados.

Apenas cuatro años después, Delaroche fallecía en París con sólo 31 años. Su obra y sus estudios quedaron interrumpidos repentinamente. Las escasas pistas de su visita a las Pitiusas conducían todas a París. «En aquel momento Baleares tenía un enorme retraso cultural, pero todos los ictiólogos reconocieron rápidamente la importancia de sus estudios», asegura el oceanógrafo.

Pasaría más de medio siglo hasta que el catalán Francesc Barceló i Combis realizara un nuevo catálogo de peces. «Un listado lejos de la profundidad del de Delaroche», afirma Duran Ordiñana. El retrato de una fauna pionera en las Islas que hoy se conserva y estudia lejos de su Ibiza original.

Fuente

Elena Soto: El polen, la huella dactilar de las flores