martes, 19 de enero de 2010

La ruta menorquina de la seda (Francesc Cardona i Orfila)

Laura Jurado | Palma martes 19/01/2010

El acercamiento de Francesc Cardona i Orfila a la ciencia es tan misterioso como el secreto mismo de la Creación. Comenzó por compatibilizar su actividad sacerdotal con sus inquietudes científicas y acabó por hacer de éstas últimas una industria pionera con seda made in Alaior.

Su formación en Teología en Valencia y Barcelona puso a Cardona i Orfila en el camino del ministerio sacerdotal y la pedagogía. El origen de su interés por la ciencia es algo desconocido, pero pronto lo aplicó a sus obligaciones eclesiásticas y colaboró con el Obispado en la creación de los gabinetes de física y química y de historia natural del Seminario Conciliar de Ciutadella. Pronto comenzaron sus investigaciones en dos áreas diferentes: la entomología –que estudia los insectos– y la malacología –interesada en los moluscos–. Dos facetas en las que se convirtió en un verdadero coleccionista. Sus conocimientos crecían al mismo tiempo que el número de ejemplares de su propiedad.

Sus tres volúmenes sobre entomología –entre ellos el Catálogo de los coleópteros de Menorca (1872)– recogían los nombres en latín de las especies, el que recibían en catalán y su hábitat. Por otro lado, su colección de moluscos fue durante mucho tiempo la segunda más importante de España en número de ejemplares sólo superada por la del Museo de Ciencias Naturales de Madrid.

«Existió un proyecto para crear un museo de Historia Natural con Rodríguez Femenías entre sus impulsores. Sin embargo, el fracaso de la iniciativa hizo que se dispersaran las colecciones de Cardona i Orfila y se perdieran ejemplares», afirma el conservador del museo de Ciencias Naturales del Ateneu de Mahón, Llorenç Pons. El Seminario de Ciutadella, el Museo de Menorca y el Ateneu acogieron parte de esas colecciones. Sólo éste último cuenta en sus depósitos con más de 4.000 ejemplares de todo el mundo: Filipinas, Brasil, Panamá o el sudeste asiático.

En 1881 Cardona i Orfila se convirtió en el representante menorquín de un proyecto que se extendió por todo el sur de Europa. Tras una epidemia que diezmó el cultivo del gusano de seda común en el continente, se implantaron numerosas granjas para la producción de seda salvaje a partir de una nueva especie: el Antheraea pernyi, por entonces denominado Attacus pernyi.

En España se instalaron granjas en Castellón, Barcelona, Navarra, Vizcaya y Menorca. Aquella nueva especie –también conocida como el gusano de seda del roble– era criada desde hacía siglos en Oriente para obtener lo que hoy se conoce como seda salvaje, más difícil de trabajar pero también más resistente que la tradicional.

«En La Isla de Menorca del Archiduque, con quien también colaboró Cardona, ya se hace mención al intento de cría de esta especie para instalar en la isla una industria de la seda», apunta Pons. Pero las granjas menorquinas contaban con un problema añadido: la ausencia casi absoluta de robles, fuente de alimento del gusano. Ahí fue donde intervino el religioso.

Su idea era que el Attacus pernyi cambiara su alimentación por las hojas de encina, un árbol abundante en Menorca. Entre 1881 y 1883 comenzó las pruebas. Dos opúsculos recogieron más tarde su experiencia bajo el título Apuntes sobre la aclimatación del Attacus pernyi, gusano de seda bivoltino del roble, efectuada en Menorca, a domicilio y en el monte, con la hoja de encina, Quercus ilex. «El lugar elegido fue la possessió de Son Gall en Alaior. Allí, además de existir un gran encinar, contaba con la ayuda de sus propietarios», detalla el conservador museístico.

El objetivo era crear una industria de la seda en Menorca gracias al abastecimiento de la materia prima, los gusanos. Su proyecto pionero contó con muy pocos apoyos en la sociedad menorquina. Una carencia que se sumó a los escasos recursos económicos y a la falta de rentabilidad de las granjas hasta dar por finalizada la aventura en la isla en 1886.

Como en Menorca, el resto de granjas de España cerraron durante los primeros años del siglo XX. Sin embargo, lo que fue considerado un fracaso empresarial fue probablemente una victoria biológica. Los Attacus pernyi –hoy renombrados como Antheraea pernyi– no llegaron a proliferar pero el experimento de Cardona i Orfila consiguió que aún hoy en día orugas y mariposas de esta especie sigan reproduciéndose en encinares menorquines.

Fuente
Elena Soto: La sal marca el ritmo turbulento del océano

martes, 12 de enero de 2010

baleopolis

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martes, 5 de enero de 2010

Sardinas sobre cuatro ruedas (Loryc)

Laura Jurado Palma martes 05/01/2010

Loryc

Tres años después del fin de la Primera Guerra Mundial tres empresarios se reunieron en Palma para convertirse en pioneros de la tecnología local. Loryc sería la primera marca de coches con sello mallorquín. Para muchos, una utopía automovilística que se apagó con la velocidad del rayo.

El final de la contienda supuso para España el desabastecimiento de productos extranjeros. Un factor decisivo para la puesta en marcha de numerosas fábricas nacionales que, con una vida más o menos corta, acabaron con la exclusividad de la presencia foránea.

Por aquella misma época llegaba a Mallorca Albert Ouvrard, técnico de Renault. Nada se sabe sobre el motivo de su viaje pero al poco tiempo entró en contacto con dos empresarios locales: Rafael de Lacy, representante de la marca de coches Minerva, y Antonio Ribas, transportista naval. Una relación que desembocó en la constitución de la primera empresa automovilística mallorquina: Loryc (Lacy, Ouvrard, Ribas y compañía).

Con un capital inicial de 50.000 pesetas y otros tantos accionistas, Loryc comenzó su actividad fabril en 1920. La industria de los transportes, la reparación de vehículos mecánicos y la fabricación de maquinaria agrícola se incluían entre los objetivos de la empresa. Mientras iniciaba la producción de coches sus talleres se dedicaban también al montaje de motocicletas Harley Davidson.

Su fábrica se instaló en la actual avenida Gabriel Alomar y Villalonga pero los primeros coches construidos eran aún franceses. Se trataba de vehículos EHP construidos bajo licencia pero pronto se nacionalizó la producción la carrocería se hacían en Palma y sólo los motores provenían aún de Francia.

El primer Loryc matriculado fue un modelo torpedo –al estilo del Hispano Suiza– que salió a la calle en noviembre de 1921 con la PM 507. Un coche de acero embutido y con mecanismo de frenado aún sólo para las ruedas traseras. Poco después apareció el coche que les valió el apodo de sardina: un modelo deportivo con carrocería de aluminio y línea alargada.

A aquel primer ejemplar biplaza y descubierto le siguió otro triplaza y también descapotable. Algo más tarde comenzaba la producción de tipos cubiertos cuando la fábrica ya se había trasladado a unos terrenos de S’Aigo Dolça –parte de los que hoy ocupa el hotel Palas Atenea– y presumía de la construcción de un vehículo al día.

«Durante los dos primeros años consiguieron vender rápidamente toda su producción y se situaron en el quinto lugar de volumen de ventas entre más de 150 marcas diferentes», afirma Ferran Pujalte en Transports i comunicacions a les Balears durant el segle XX.

Pese a aquel Loryc-sardina el objetivo de la factoría mallorquina no era crear vehículos deportivos sino económicos, sencillos y fiables. Aún así decidió intentar batir a la competencia en los circuitos con motores de más de 1.000 cc y 35 caballos de potencia que conseguían que los coches rodaran a 140 kilómetros hora.

Su estreno en competición llegó con la IV Vuelta a Barcelona en 1922 donde la firma se hizo con los primeros puestos de su categoría. En el Gran Premio de ciclocoches de Le Mans (Francia) un Loryc pilotado por Frick Armangué logró el tercer puesto y marcó la vuelta rápida.

En aquel mismo 1922 Loryc acudió a la II Feria Internacional del Automóvil de Barcelona. Entre las críticas favorables que la empresa mallorquina recibió destacó el interés que el monarca, Alfonso XIII, mostró por la factoría. Una curiosidad que, según algunas crónicas de la época, le llevó a conducir uno de los coches expuestos.

Todo lo bueno que la firma consiguió en aquel año se transformó en negativo en apenas unos meses. El Gobierno aprobaba el Real Decreto 22/4/22 que eliminaba los aranceles a los coches completos mientras los cuadruplicaba para los componentes. La dependencia de motores franceses de los Loryc comenzó a pasar factura al tiempo que otras marcas se adueñaban del mercado.

Con semejante nivel de competencia, la empresa rebajó el precio de sus coches hasta las 5.000 pesetas, por debajo de los costes de producción. Sus medios casi artesanales no podían competir con las cadenas de producción de otras compañías que les permitían vender a precios más bajos. Aún con la rebaja de Loryc un Citroën 5 caballos costaba 4.500 pesetas.

En 1923 la fábrica cerraba sus puertas y vendía los terrenos. La sociedad aguantó algo más dedicándose a la importación de los EHP franceses hasta disolverse en 1925. En 1929 los talleres Darder –que tuvieron una colaboración permanente con la factoría– montaron los últimos Loryc. Hoy el tesoro coleccionista del mallorquín Antoni Batle es su último reducto.

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Elena Soto: El mamífero que sobrevive a la rabia

lunes, 4 de enero de 2010

Palma espera la visita de más de 500 cruceros durante 2010

Lunes 04 de enero de 2010

Brillance of the Seas
El ´Brilliance of the Seas´ atracó ayer en el puerto de Palma, fue el segundo crucero que llegaba a la isla desde que comenzó el año.

MANUEL R. AGUILERA La visita del sábado por la tarde del Aidabella y ayer por la mañana del Brilliance of the Seas, son las dos primeras escalas crucerísticas de este año que en principio y según las previsiones prometer ser excelente.
El sábado por la tarde, con unas horas de antelación sobre el horario previsto, hizo su entrada en la bahía el Aidabella de Aida Cruises, compañía perteneciente al principal grupo mundial de cruceros, Carnival Corporation, y que está dirigida al mercado y gustos alemanes, se trata de un buque con una capacidad de 2.500 pasajeros de 252 metros de eslora y 69.203 toneladas de registro y que está dedicado a un público preferentemente joven dentro de un ambiente informal, vino de Túnez y marchó rumbo a Málaga. El segundo barco que nos visitó fue al día siguiente el Brilliance of the Seas, que pertenece al otro gran grupo en el mundo de los cruceros: Royal Caribbean, que recientemente ha puesto en servicio el buque de pasaje más grande jamás construido, el Oasis of The Seas. El Brilliance of the Seas es un enorme buque con una capacidad de 2.500 pasajeros una eslora de 294 metros y 90.090 toneladas de registro, vino de Cagliari dentro de un crucero de 12 días que partió de Barcelona y que ha visitado Grecia, Turquía y Egipto; este buque marchará próximamente al Golfo Pérsico para una temporada invernal de cruceros.
Durante el año que ahora hemos terminado hemos tenido en total 424 escalas de cruceros turísticos que en comparación con las 496 del año anterior han supuesto un decremento del 14,5 por ciento, pero a pesar de eso sigue siendo este uno de los sectores que quizá mejor esté capeando la crisis.
Las previsiones para este nuevo año en principio son optimistas y si no hay cambios de última hora y cancelaciones, es posible que se supere la barrera de las quinientas escalas lo que supondría un nuevo record. De momento tienen anunciada su visita hasta diez cruceros que nunca antes nos habían visitado, dos de ellos en viaje inaugural el Aidablu y el MSC Magnifica, además vendrá el Celebrity Eclipse que también entrará en servicio este año. Al final de la temporada ha anunciado varias escalas el Independence of the Seas, el barco de pasaje más grande hasta hace pocas semanas, esta visita marcará un hito en nuestro puerto dado que será el mayor barco que jamás nos haya visitado. También muy interesante es observar que al final de año, y para los meses invernales se anuncian escalas no sólo de Aida Cruises sino también de Royal Caribbean y de Costa Croisiere rompiéndose esa estacionalidad que es la eterna asignatura pendiente.

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Conmemoraciones 2010: Camus y Pergolesi

Albert Camus:



Giovanni Battista Pergolesi

domingo, 3 de enero de 2010

Barcos dormidos

Domingo 03 de enero de 2010

CARLOS GARRIDO. WWW.CARLOS-GARRIDO.COM De vez en cuando, deberían recordarnos que somos puerto de mar. Es curioso cómo, en otros tiempos, uno de los mayores focos de atención era ´es moll´. Los barcos que llegaban y salían, los vehículos que eran descargados, los pasajeros. La ciudad vivía en cierto modo pendiente de la actualidad marítima.
Hoy, es todo lo contrario. Cada día más, el puerto se aleja de la vivencia diaria. Es como una especie de escenario que representa cosas sólo para unos pocos. La gente está muy ocupada con sus problemas de tráfico, sus encargos, sus ideas y venidas por la ciudad. Lo que pasa en nuestras aguas sólo es observado por una minoría.
Uno de los espectáculos más privilegiados en una ciudad marítima como la nuestra son los barcos. Los que entran y salen. Pero también los que permanecen fondeados a la entrada del puerto. Las siluetas de esos grandes cargueros, inmóviles, centran durante días el cuadro de nuestro horizonte. Sin darnos cuenta ni pensar, pasamos delante suyo muchas veces. Inconscientemente nos fijamos en sus sombras, en la flecha que marcan sus proas. Pero poco más.
Por las noches, esos barcos fondeados constituyen todo un espectáculo. Encienden sus luces como si fuesen pequeñas ciudades fantasmas, en medio de la oscuridad. Nos permiten imaginar cómo ha de ser la vida en uno de esos mercantes, sin actividad, simplemente esperando para entrar en puerto, o a que se calme el mal tiempo, o a que se solucionen otros temporales de tipo económico.
Cuando tantas ciudades carecen por completo de un horizonte poético, deberíamos ser conscientes del privilegio que es despertarse y ver unos barcos fondeados. Constituyen un capital de imaginación, una forma de dar profundidad al horizonte. De sentir que, allá lejos, también hay otros hombres que miran el cielo, que baldean las cubiertas, que esperan la hora de llegar a tierra o de partir hacia otros lugares.
Y ese recurso de pensar en dimensiones que tienen un punto de fuga nos libra de las pequeñas maquinalidades, de la rutina, del peso insoportable de la vida plana. El mundo sería distinto si la gente viera menos la tele y se fijase más en esos barcos dormidos, lejanos, que activan la TDT de tu vida interior.

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Recala en Palma el mayor buque del mundo construido para transportar otros yates

Domingo 03 de enero de 2010

El transporte de barcos es un tráfico cada vez más importante en el Port
Yacht Express
El espectacular buque Yacht Express en la bahía de Palma el pasado día uno de enero. Foto: M. Aguilera

MANUEL R. AGUILERA. PALMA.EL ESPECTACULAR BUQUE YACHT EXPRESS EN LA BAHÍA DE PALMA EL PASADO DÍA UNO DE ENERO. FOTO: M. AGUILERA Estos días primeros días del año el puerto de Palma ha tenido una visita muy singular: el Yacht Express, el mayor buque expresamente construido para el transporte de yates.
Se trata de una embarcación de tipo semisumergible, es decir, el barco se puede parcialmente inundar de manera que las naves a transportar, que pueden ser desde pequeñas embarcaciones a grandes megayates, puedan entrar flotando, y posteriormente al ser bombeada el agua, ponerlos en seco, exactamente como si se tratara de un dique flotante.
Pertenece a la empresa Dockwise Yacht Transport, que tiene base en Florida y cuenta con cuatro buques de este tipo. Desde 1987 ya ha transportado cerca de 9.000 yates. Esta compañía ofrece la posibilidad de trasladar embarcaciones entre las principales zonas de navegación turística del mundo. Periódicamente sus barcos hacen escala en nuestro puerto para traer o llevarse yates. Su transporte es desde hace unos años un tráfico habitual e importante del Port de Palma.
El Yacht Express es un barco que ofrece a las tripulaciones de las embarcaciones que transporta todo tipo de servicios: restaurante, salones, piscina, gimnasio, etcétera. La idea es que hagan la travesía de una manera más placentera.
Este buque se caracteriza por 208.9 metros de eslora, una manga de 32.2 metros y 17.951 toneladas de registro. Cuando está sumergido para cargar o descargar su calado máximo alcanza los 14 metros. La parte útil de dique para el transporte es de 165 x 31 metros y su velocidad es de 18 nudos, lo que le permite hacer el viaje entre el Caribe y el Mediterráneo en aproximadamente 10 días. Fue construido en los astilleros Yantai Raffles en China y entró en servicio en 2007.
En esta ocasión ha visitado Palma para transportar una veintena de yates de otro buque de la empresa Explorer y marchar después en dirección al Caribe. Ambos barcos han sido consignados por la empresa Transcoma.

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