martes, 30 de junio de 2009

El Salón de Sesiones del Ayuntamiento de Palma

Domingo 28 de junio de 2009

BARTOMEU BESTARD (*) El Salón de Sesiones del Ayuntamiento es el ámbito representativo de los ciudadanos de Palma por excelencia. La fecha de su construcción debe situarse entre 1897 y 1903. Se debe recordar que en 1892 se habían empezado las obras en las Casas Consistoriales, obras que significaron intervenir en profundidad en el antiguo edificio de la Universidad del Reino de Mallorca. Uno de los cambios que había en el proyecto era el de cambiar la ubicación del Salón de Sesiones. Durante siglos los jurados, y más tarde el batle y los regidores, se reunieron en la primera crujía del edificio municipal, es decir, el Salón de Sesiones daba a la plaza de Cort. El ruido ocasionado en la plaza, siempre llena de vitalidad y bullicio, ocasionaba molestias a los regidores durantes sus asambleas. Tanto es así que mientras tenían lugar las sesiones se cerraba el acceso de los carros a Cort mediante unas cadenas. De esta costumbre nos queda la calle que une las plazas de Santa Eulalia y Cort, la cual recibe el nombre de Cadena. Ante esta situación molesta los responsables políticos del Ayuntamiento reivindicaban un cambio de ubicación de la Sala. Por ello Manuel Chápuli, a la sazón arquitecto municipal, a la hora de redistribuir los espacios interiores del edificio, trasladó el Salón de Sesiones a la parte posterior de las casas consistoriales, consiguiendo así una zona más alejada del ruido procedente del exterior.
Según la historiadora del arte Catalina Cantarellas, el diseño del Salón ideado por Chápuli "había tomado como punto de referencia el que desde mediados de siglo había sido uno de los interiores más renombrados con destino semejante. Nos referimos al Paraninfo de la Universidad Central de Madrid". El Salón describe una planta rectangular de ciento treinta metros cuadrados. Se ingresa a través de dos puertas. El testero —resaltado por dos grandes vitrales realizados por los talleres de Casa Amigó de Barcelona— y el resto de mobiliario destinado a los regidores —mobiliario que diseñó Gaspar Bennàzar— describe un espacio elíptico. En la parte superior de los muros se reparten rítmicamente una serie de vitrales, también de la Casa Amigó, mientras que en el techo hay un artesonado policromo, obra de Damià Fontirroig (1896).
La decoración del Salón de Sesiones fue encargada al cronista de la ciudad, Benito Pons Fàbregues. Pons diseñó el programa iconográfico en 1895 y se ejecutó en 1902. Todo el conjunto ornamental de la Sala obedece a la exaltación del antiguo Reino de Mallorca. Esta intención se consigue a partir de la colocación de una parte importante de la colección pictórica de la galería de hijos ilustres de Mallorca, en la cual destaca la representación de Jaime I colocado entre las dos puertas de acceso a la Sala. Esta decoración mediante los retratos, queda completada con la representación de una seria de bustos de personajes ilustres sacados de los diferentes campos del saber y a su vez relacionados también con la historia del Reino. Al mismo tiempo, estos bustos se alternan con los vitrales, los cuales aparecen blasonados con las armas, tanto de los diferentes territorios que conformaron la Corona de Mallorca, como de las dinastías reales vinculadas a Mallorca.
Los personajes representados en forma de busto colocados en el testero son: el cardenal Antonio Cerdà (teología), Jaime I (padre de la patria), Ramon Llull (estandarte en la defensa de la fe de Jesucristo) y Guillem Sagrera (arte). En el lateral izquierdo se representa a Quinto Cecilio Metelo (romanización), Mateu Orfila (medicina), Jafuda Cresques (cartografía), Bonaventura Serra (erudito e ilustrado) y Vicente Mut (ingeniero). En la pared opuesta se encuentran los bustos de Antoni Reus (pintura), Benito Rosselló (música), Edris-el-Ibiçi (poesía), Juan Binimelis (historia) y Jaume Ferrer (marino). En la pared de ingreso se colocaron los bustos del cardenal Despuig y del marqués de la Romana, representantes "del progreso ilustrado y defensa de la patria". Todos los personajes que se hicieron en busto tienen la particularidad de que no poseen retrato en pintura en la galería de hijos ilustres, bien por no haberlo tenido nunca, pues no todos los hijos ilustres tienen cuadro, bien porque su retrato fue pasto de las llamas durante el incendio de 1894. Es el caso del marqués de la Romana, el cual poseía un magnífico retrato, obra de Vicente López, que por desgracia se quemó.
En cuanto a los vitrales —en la actualidad en proceso de restauración— ya se ha dicho que están blasonados con diferentes armas: de los reyes de Aragón y de España; y la de los territorios que en su día conformaron la Corona de Mallorca: Montpeller, el Rosselló, el Conflent, la Cerdanya, también las Islas. Especialmente interesante son los dos grandes vitrales que flaquean el dosel de la testera. En ellos se representan sendos reyes de armas o heraldos —pura imaginación de Benito Pons, pues Mallorca, a diferencia de otros territorios de la Corona de Aragón, jamás tuvo heraldos— imitando a los reyes de armas de la época de los Reyes Católicos. En ellas también se representan los escudos de los pueblos de Mallorca.
En la parte central de la testera se encuentra un dosel de terciopelo rojo, coronado por el escudo de Palma, flanqueado por dos escudos más, de dimensiones mucho más reducidas, correspondientes a Manacor e Inca. Este dosel es fruto de un privilegio otorgado por Felipe V el 12 de octubre de 1717, en virtud del cual se otorgó a Palma voto en las Cortes de Castilla. El dosel —del que sólo podían hacer uso las ciudades que tenían derecho a voto en Cortes— fue elaborado en 1809. Bajo el dosel se sitúa la figura de Jesús Crucificado, obra de Tomàs Vila y el busto del rey Juan Carlos I.

*Cronista oficial de Palma.

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Cuando para ir a Urgencias la ambulancia era un llaüt a remos

Laura Jurado | Palma martes 30/06/2009

En cuarenta años la Isla del Rey pasó de un proyecto de Parador Nacional digno de protagonizar el No-Do a unas ruinas objetivo del equipo de investigación de Cuarto Milenio. Su aislamiento no fue suficiente para evitar el expolio que arrasó, incluso, con las vigas del edificio. Hubo que esperar hasta 2004 para ver la resurrección del hospital.

Algo de premonitorio tuvo la conquista de Menorca a los musulmanes en el siglo XIII cuando, para esperar al resto de su escuadra, Alfonso III hizo escala en aquel islote mahonés. Su visita terminaría por bautizarlo como Isla del Rey y sería una muestra de su posición estratégica para la Marina. Los ingleses fueron conscientes de ello y en 1711 el almirante Jennings ordenó la construcción de un hospital. «Fue el primero de Menorca y diseñado por el mismo arquitecto de los de Chelsea y Greenwich aunque destinado a las escuadras que recalaran en Mahón», explica el presidente de la Asociación de Amigos de la Isla del Hospital y ex jefe del Estado Mayor del Ejército, Luis Alejandre.

Aquel primer centro tenía una única planta y camas para 400 pacientes, más del doble de la actual capacidad del Mateu Orfila aunque, como detalla Alejandre, «por entonces no había ningún tipo de medicina primaria y la mayoría de los casos eran derivados al hospital». Fue con la segunda dominación inglesa –con la francesa de por medio– cuando las obras de ampliación de 1773 elevaron a 1.200 el número de camas. «El hospital fue una puerta de entrada a una medicina más avanzada y científica de la Escuela de Edimburgo lejos de las supersticiones de la española», añade.

Pese a que funcionaría aún durante dos siglos más, con la Guerra de la Independencia comenzaron los problemas para el hospital. La falta de recursos económicos del Estado hizo que se dejara de atender el centro y, aunque se consiguió evitar la venta del edificio, se destinó al cobijo de ganado al tiempo que se alquilaban los terrenos del islote como pasto.

En 1821 fue habilitado como lazareto para los enfermos de fiebre amarilla. «El gran enemigo eran los contagios, por eso se destacaba la ventilación y el aislamiento del hospital de la Isla», afirma Alejandre. Sin embargo un accidente durante unas prácticas de tiro en la Batería de Llucalari en 1953 probó su ineficiencia: «Demostró lo penoso que era el traslado en barco al centro aunque ya existiera una lancha motora. Eso precipitó su cierre». Diez años después comenzó el traslado de varias secciones al nuevo Hospital Municipal inaugurado el 23 de junio de 1964.

A su clausura siguieron cuarenta años de expolio y abandono: zonas sin techo ni muros, paredes repletas de graffitis, habitaciones sin vigas y la desaparición del sistema eléctrico tras el robo de los cables de cobre. En 1960 Franco había visitado la Isla del Rey para sugerir la construcción de un Parador Nacional con piscina y hasta puerto deportivo. También la empresa americana Fractal proyectó en el año 2000 un hotel de lujo que diseñaría el arquitecto japonés Kisho Kurokawa. Ninguna de las iniciativas salió adelante.

«Era muy difícil que la iniciativa privada funcionara con la Isla porque sus propietarios son diversas administraciones: 20 metros corresponden a la Demarcación de Costas, otra parte al Ministerio de Cultura y el muelle al Ayuntamiento de Es Castell», detalla Alejandre. Con los años, muchos se alegran de que el fracaso de los sucesivos proyectos garantizara su propiedad pública. En 2004 la Asociación de Amigos de la Isla del Hospital comenzó la reconstrucción del centro recuperando instrumental del siglo XIX e intentando convertirlo en lugar de visitas. El skyline menorquín recupera su forma.

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Las bibliotecas más bellas de Occidente

Exposición fotográfica en París

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miércoles, 24 de junio de 2009

Glamour náutico en la Bahía de Palma: arranca la SuperYacht Cup

María J. García | Palma miércoles 24/06/2009


Superyachtcup.com

Esta noche la bahía de Palma se llenará, oficilamente, del glamour de la Hours SuperYach Cup. 18 megayates iniciarán, a partir de mañana, una regata en las que participan unos 500 tripulantes y que, durante tres días, disputarán uno de los encuentros deportivos más vistosos del circuito internacional. Fiestas, barbacoas y cócteles acompañaran a las salidas al mar, en un evento que, en 2007, movió en Mallorca la friolera de 30 millones de euros.

Este año, tras un acuerdo con la Autoridad Portuaria de Baleares, la base de operaciones se traslada del Dique del Oeste al Moll Vell, enfrente de la Lonja, un emplazamiento muy celebrado por organizadores y participantes.

Para los apasionados de los veleros, el sábado 27 de junio, la regata abrirá sus puertas al público de 9 a 13 horas. Los amantes de la náutica podrán ver de cerca, entre otros, el megayate Mari Cha III, que ha llegado a Baleares procedente desde Tahití, recorriendo más de 13.0000 kilómetros, además de Meteor, con 51,59 metros de eslora. El yate con el diseño más antiguo es el Sunshine, una réplica exacta del diseñado por William Fife en 1900.

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Otras páginas relacionadas:

G. RODAS: Los ´Rolls Royce´ de la vela atracan en Palma (DM, Miércoles 24 de junio de 2009)

GABRIEL RODAS: Un total de 18 grandes veleros de todo el mundo navegarán esta semana por la bahía de Palma (DM, Martes 23 de junio de 2009)

1864. Huggins y el nacimiento de la Astrofísica

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 24/06/2009

nebulosa
La nebulosa 'Ojo de gato' observada por el Hubble y el Chandra | NASA

Cuando, en la noche del 29 de Agosto de 1864, William Huggins se asomó al espectroscopio que había instalado en su observatorio para analizar la luz procedente de la nebulosa planetaria 'Ojo de gato' (NGC6543) en la constelación del Dragón, se llevó una enorme sorpresa. "¡Yo no esperaba un espectro como éste!", exclamó. El análisis de la luz revelaba una única línea de emisión, lo que implicaba que esta nebulosa estaba hecha de un gas fluorescente. Su método de observación (la espectroscopía) aplicado a otras nebulosas y estrellas no sólo permitiría determinar su composición química, sino que sería la herramienta necesaria para obtener sus parámetros físicos (temperatura y densidad). Por fin se podía estudiar la naturaleza de los astros, lo que inauguraba una nueva rama de la Astronomía: la Astronomía física o Astrofísica.

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William Huggins junto a su telescopio | Huggins y Huggins 'Scientific papers'.
Un astrónomo 'por libre'
Hijo de un comerciante de sedas y paños, William Huggins nació en Cornhill en 1824. Muy interesado por la Astronomía y viviendo con gran holgura económica, Huggins decidió, a los 30 años de edad, vender el negocio familiar para construirse un observatorio privado en Tulse Hill, unos 8 kilómetros al sur de Londres.

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Lady Huggins (1848-1915) | Wellesley College
A los 51 años de edad, Huggins se casó con la joven Margaret Lindsay Murray (Lady Huggins) y juntos pasaron más de 30 años realizando observaciones espectroscópicas, llegando a publicar, también conjuntamente, una obra capital, el Atlas de espectros estelares representativos, en 1899. A los 84 años de edad, Huggins se vio obligado a suspender sus observaciones porque ya no veía bien y, poco después, los Huggins debieron asistir apenados al desmantelamiento de su telescopio, un objeto precioso para ellos. William murió en 1910, a los 86 años de edad y, aunque 24 años más joven, lady Huggins tan sólo le sobrevivió durante 5 años.

La estela de Fraunhofer
El pionero trabajo de Fraunhofer sobre el análisis espectral de la luz del Sol fue continuado y ampliado por numerosos astrónomos. El sueco Anders Jonas Ångström (1814-1874) continuó observando el Sol con mucho detalle llegando a identificar 800 de las líneas oscuras con líneas de elementos conocidos en la Tierra. El norteamericano Lewis Morris Rutherford(1816-1892) fue pionero en la utilización de la 'red de difracción', un elemento que sustituyó a los prismas en el análisis espectral. Rutherford realizó una primera clasificación de las estrellas según el aspecto de sus espectros.

En su observatorio, Huggins había instalado un excelente telescopio refractor de 20 centímetros de apertura construido por el americano Adam Clark, uno de los mejores constructores de instrumentos de la época. Huggins también estaba al tanto de los trabajos de Fraunhofer (apoyados en la interpretación ofrecida por Bunsen y Kirchhoff) que habían permitido el análisis espectral de la luz solar, y tenía la intención de aplicar esta misma técnica a las estrellas y nebulosas, de forma que se equipó con un buen espectrógrafo que instaló en su telescopio.

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Espectros de emisión de diferentes elementos observados en el laboratorio.
Simultáneamente, junto con William Miller, profesor de química del King's College de Londres, Huggins pasó mucho tiempo realizando espectroscopía de los elementos terrestres en el laboratorio, lo que le permitiría reconocer después la presencia de estos elementos en los astros.

Nebulosas de gas y nebulosas de estrellas
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La nebulosa del 'Anillo' en la
constelación de Lira. | NASA
Las primeras observaciones de Huggins publicadas en 1863 demostraron que las estrellas estaban hechas de los mismos elementos que existían en la Tierra y en el Sol. Pero fue en 1864 cuando obtuvo los primeros datos que le permitieron clasificar las nebulosas en dos tipos principales: unas (como el 'Ojo de gato' en Dragón y el 'Anillo' en Lira) estaban hechas de gas, mientras que otras (como la de Andrómeda) estaban constituidas por enormes agregados de estrellas. Se distinguió así, por vez primera, entre las nebulosas gaseosas y las galaxias.

El Nebulio
Huggins aplicaba su espectrógrafo a todo astro posible. Analizó la luz de los cometas donde descubrió líneas de hidrocarburos y también descubrió hidrógeno en una nova. En algunas nebulosas descubrió unas líneas muy brillantes que no tenían contrapartida en ninguno de los espectros obtenidos en los laboratorios terrestres. Pensó que estas líneas se debían a un elemento que no existía en la Tierra: el 'Nebulio'. Hubo que esperar al siglo XX para que el astrónomo norteamericano Ira Bowen (1898-1973) demostrase que estas líneas eran debidas a transiciones "prohibidas" (muy poco probables) entre estados del oxígeno y nitrógeno ionizados.

Midiendo las velocidades de los astros
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Desplazamiento hacia el rojo de las líneas de absorción observadas en una estrella que se aleja.
El denominado efecto Doppler, que había sido descrito en la década de los 1840 independientemente por el austriaco Christian Doppler (1803-1853) y el francés Armand Fizeau (1819-1896), consiste en el desplazamiento hacia frecuencias más altas (hacia el azul) de las ondas luminosas cuando el emisor de luz se acerca al observador. Recíprocamente, cuando el emisor se aleja del observador tiene lugar una disminución de la frecuencia (desplazamiento hacia el rojo). Este desplazamiento en frecuencias resulta ser proporcional a la velocidad relativa entre el emisor y el observador. Así pues, midiendo el desplazamiento en frecuencias se puede obtener la velocidad del emisor. Pero tales desplazamientos eran muy pequeños, lo que hacía que fuesen extremadamente difíciles de medir.

En 1868, Huggins decidió emplear su espectroscopio para intentar medir el sutil efecto Doppler en algunas estrellas y... ¡lo consiguió!. Por ejemplo, cuando observó Sirio, detectó un significativo desplazamiento hacia el rojo que implicaba que esta estrella se estaba alejando de nosotros con una velocidad de unos 47 kilómetros por segundo, un valor un poco más elevado que el real, pero notablemente preciso si consideramos que se trata de una medida pionera.

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El espectro de la nebulosa de Orión por Huggins y Huggins. | B. J. Becker
Curiosidades...
* Lady Huggins no fue una mera asistente en los trabajos de su esposo, sino que fue una gran astrónoma por méritos propios. Ella analizó la luz de la nebulosa de Orión, donde detectó la presencia de oxígeno. Además, los intereses de Lady Huggins no se restringían a la Astronomía, sino que era una intelectual muy polifacética: tenía profundos conocimientos musicales y estaba interesada por todas las artes.

* En 1867, el astrónomo italiano Angelo Secchi (1818-1878) agrupó los espectros estelares en cuatro clases principales argumentando que cada una de estas clases correspondía a un grupo de estrellas con características físicas diferenciadas. De sus trabajos también se dedujo de manera natural que el Sol era una estrella como tantas otras.

* Gracias a la medida del efecto Doppler de las galaxias, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble (1889-1953) demostraría en el siglo XX la expansión del universo, uno de los pilares observacionales de la teoría del Big Bang.

* Huggins fue nombrado Sir en 1897 y ejerció como presidente de la Royal Society entre 1900 y 1905. Hay un cráter en la Luna y otro en Marte que llevan su nombre. También el asteroide 2635 fue bautizado 'Huggins'.

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martes, 23 de junio de 2009

El tendero que se hizo de oro vendiendo nieve en las montañas

Laura Jurado | Palma lunes 22/06/2009

cases de neu
Una de las cases de neu

Quienes van a Ca’n Joan de S’Aigo dicen que hacer cola para tener mesa es parte del ritual. Pocos saben, sin embargo, que hace más de 300 años los mallorquines ya abarrotaban el local cuando Ca’n Joan era una sucursal de las cases de neu. La fama de sus quartos y su chocolate son sólo la punta del iceberg de su historia. ¿Quién no se ha preguntado de dónde viene el aigo de su nombre? Hay que remontarse a 1700.

«Joan fue el fundador, y se dedicaba a la venta de hielo y agua fresca que obtenían de la nieve de las montañas», explica Leonor Vich Montaner, sobrina del actual propietario. Antes de chocolatero Ca’n Joan de S’Aigo fue nevater. Junto a otros trabajadores de Selva y Caimari recogía nieve en la Serra de Tramuntana en invierno para destinarla al consumo en verano.

La primera referencia sobre estas neveras artificiales en la Isla aparece en la Història General del Regne de Mallorca, de Joan Binimelis, en 1595. Las cases de neu eran el depósito donde se almacenaba la nieve y se conservaba hasta su consumo. A veces era una sima o una excavación forrada de pedra en sec. Junto a ellas se levantaban pequeños edificios donde vivían los nevaters en la época de recogida. Su trabajo era todo menos fácil: primero transportaban la nieve hasta el depósito con palas y luego la pisaban durante horas –a menudo con los pies descalzos– hasta convertirla en hielo. El proceso se repetía para formar diversas capas separadas por carrizo; la última se cubría con sal, ceniza y ramas.

En abril comenzaba la época de consumo. El transporte de la nieve en burro o carro desde los depósitos -a mayoría de difícil acceso y a 1.000 metros de altura– conllevó la creación de los caminos de piedra. El boom económico comenzó en el siglo XVI y su comercio quedó regulado ya en 1656 en el Capítol de l’Obligat de la Neu. Los primeros productos que se obtuvieron de la nieve fueron, efectivamente, el hielo y el agua fresca, que se vendían rellenando las bombes de refredar –una especie de lechera de cobre con 15 kilos de capacidad– que se guardaban en las casas.

Aquel primer Ca’n Joan de S’Aigo estaba en la calle Carnisseria y su oferta no tardó en ampliarse. Primero llegaron las bebidas a base de hielo y zumo de frutas –un primitivo granizado– y luego, los helados. «Es la heladería más antigua de Mallorca. El dueño viajaba mucho y probablemente fue en Italia donde conoció el modo de hacerlos. El proceso era idéntico al actual», explica Leonor. El helado de almendra –servido en su tradicional vasito de cristal– popularizó la cafetería. Hasta los médicos comenzaron a recomendarlos: «La gente llegaba con la receta escrita. El hielo era bueno como analgésico para las inflamaciones y la almendra era muy energética y digestiva», añade.

Junto a su faceta científica, Ca’n Joan de S’Aigo se convirtió en un referente social. «La llegada del verano era oficial con el primer helado tras la misa del Corpus y el invierno, con el chocolate tras el canto de la Sibil·la. Antiguamente, había que comulgar en ayunas y a la salida de la iglesia se llenaba el local», recuerda Leonor.

Después de los helados llegaron los quartos, las ensaimadas y las cocas de trampó. El derrumbe de un edificio contiguo obligó al traslado de la cafetería a su actual ubicación en la calle de Can Sanç. La aparición de sistemas de refrigeración y de producción de hielo a principios del siglo XX acabó con las cases de neu. La última –de las 42 catalogadas en Mallorca– fue una en el Coll de Comafreda abandonada en 1927. Los caminos de piedra y los restos de las construcciones quedaron como recuerdo de aquellas cases de neu que hoy forman parte de itinerarios montañeros y que en 2004 fueron declaradas Bien de Interés Cultural. Por su parte Ca’n Joan de S’Aigo se adaptó a las transformaciones; cambió las máquinas pero conservó su espíritu como una cafetería al estilo Cuéntame en la que aún pueden verse las bombes de refredar.

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miércoles, 17 de junio de 2009

1846. El descubrimiento de Neptuno

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 17/06/2009

Neptuno
Neptuno observado por la sonda Voyager 2 en 1989. | NASA

El descubrimiento de Neptuno no fue 'accidental' sino que obedeció a predicciones realizadas por cálculos matemáticos. En efecto, tras el descubrimiento de Urano, los astrónomos se aplicaron a determinar los parámetros de su órbita elíptica.

Sin embargo, según se obtenían más datos, más claro aparecía que el movimiento real del planeta se desviaba considerablemente de la órbita predicha por la teoría de la gravedad de Newton. Dado que esta teoría se encontraba firmemente establecida, pronto se generalizó la idea de que las anomalías de Urano sólo podían deberse a las perturbaciones ejercidas por otro planeta desconocido más lejano.

Le Verrier en París y Adams en Cambridge realizaron los cálculos de la posición del nuevo planeta. El astrónomo alemán Johann Galle lo observó desde el observatorio de Berlín, muy próximo a la posición predicha, el 23 de septiembre de 1846.

Cálculos en París
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Urbain Le Verrier. | Magnus Manske
En el Observatorio de París, Urbain Le Verrier (1811-1877), continuador de la tradición francesa en 'mecánica celeste', se encontraba siguiendo los pasos de Laplace estudiando la estabilidad del sistema solar, cuando en 1845 François Arago, el director del observatorio, le planteó el problema de la órbita de Urano. Los resultados de Le Verrier no se hicieron esperar: en junio de 1846, a partir de laboriosos cálculos, predijo una posición para el nuevo planeta.

Cálculos en Cambridge
John Couch Adams
Simultáneamente, en Cambridge, el joven y brillante matemático John Couch Adams (1819-1892), sin conocer el trabajo de Le Verrier, llevaba tiempo trabajando en el mismo problema.

En 1843 Adams ya había calculado una posición para el planeta desconocido, pero no precisó unos primeros resultados hasta setiembre de 1845. Adams, con tan sólo 26 años de edad, pero respaldado con una carta del profesor de astronomía de Cambridge James Challis (1803-1882), intentó comunicar su resultado al Astrónomo Real (director del observatorio de Greenwich), Georg Biddell Airy (1801-1892). Por una serie de vicisitudes Adams no llegó a entrevistarse con Airy personalmente y tan sólo pudo dejarle un escrito.

Observaciones en Cambridge
Entre tanto, un artículo de Le Verrier con sus predicciones llegó también a las manos de Airy quien entonces se apercibió del posible interés del asunto. Pero Airy consideró que la búsqueda del planeta desconocido no era un trabajo adecuado para el Real Observatorio de Greenwich y sugirió a Challis que realizase la búsqueda en Cambridge.

Sin embargo, allí ni siquiera poseían mapas estelares de la zona en la que debían buscar y Challis se tomó el trabajo con calma. Evidentemente, no era consciente de la competición latente entre Adams y Le Verrier.

Descubrimiento en Berlín
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Posiciones predicha (cuadrado) y observada (círculo) de Neptuno
Finalmente, Le Verrier pasó sus predicciones a un astrónomo del observatorio de Berlín, Johann Galle (1812-1910), quien utilizando un refractor construido por Fraunhofer localizó el planeta muy próximo a la posición predicha por los cálculos de Le Verrier.

El descubrimiento fue realizado en la primera noche que Galle lo intentó: el 23 de septiembre de 1846. Debido al color azul verdoso que presentaba el planeta, Galle lo bautizó con el nombre del dios del mar: Neptuno.

Los descubrimientos de Urano (Herschel 1781) y de Ceres (Piazzi 1801) habían sido 'accidentales', es decir, se realizaron cuando sus descubridores estaban realizando observaciones de estrellas que no iban encaminadas a la búsqueda de ningún planeta.

Sin embargo, el descubrimiento de Neptuno tuvo una naturaleza muy diferente, pues fue una de las primeras veces que se realizó un descubrimiento físico siguiendo las predicciones de unos cálculos matemáticos. Como le gustaba decir a Arago, Le Verrier había sido "el hombre que descubrió un planeta con un lápiz".

Gigantes gaseosos
Neptuno es un planeta muy similar a Urano. Ambos son gigantes gaseosos con diámetros en torno a 4 veces el de la Tierra, lo que significa que tienen volúmenes unas 64 veces mayores que el de nuestro planeta. Las masas de Urano y Neptuno son, respectivamente, 15 y 17 veces más altas que la Tierra. Ambos planetas tienen núcleos rocosos sobre los que se extiende una masa de agua caliente que soporta, a su vez, una densa atmósfera compuesta principalmente por hidrógeno y metano.

Urano y Neptuno forman junto a Júpiter y Saturno el grupo de cuatro planetas exteriores, gigantes y gaseosos; un grupo muy diferente del grupo interior de los cuatro planetas pequeños y rocosos (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte).

Neptuno: el último planeta
Tras el descubrimiento de Neptuno, el banquero y astrónomo aficionado Percival Lowell (1855-1916) se empeñó en la búsqueda de un planeta aún más lejano (el 'Planeta X') y, para ello, construyó un magnífico observatorio en Arizona que ya utilizaba técnicas fotográficas. Tras la muerte de Lowell, un astrónomo aficionado, Clyde Tombaugh (1906-1997) descubriría el 'Planeta X (Plutón) desde el observatorio de Lowell el 18 de febrero de 1930. Plutón, con un diámetro de tan sólo 2300 km, está acompañado por un 'satélite', Caronte, de 1200 km de diámetro. Se trata, pues, de objetos mucho menores que los 8 planetas 'clásicos'.

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Los 8 planetas y varios planetas enanos. | NASA
A finales de la década de los 1980, la instrumentación era suficientemente potente como para descubrir otros cuerpos más lejanos que resultaron ser similares a Plutón: Eris, Makemake, Haumea, etc. Para todos estos cuerpos menores del Sistema Solar, la Unión Astronómica Internacional acuñó el término 'planeta enano' en el año 2006. Degradando a Plutón de la categoría de 'planeta' a la de 'planeta enano', e incluyendo en esta misma categoría a Ceres, se trataba de poner orden en la clasificación de los numerosos objetos del sistema solar.

Así, sólo ocho cuerpos del sistema solar merecen hoy la designación de planetas. Estos ocho planetas constituyen el grupo relativamente homogéneo de los objetos que, junto al Sol, son los dominantes del sistema solar.

Curiosidades...
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Adams busca Neptuno y lo descubre en un libro de Le Verrier en un dibujo satírico del ss XIX
* En las semanas que siguieron al descubrimiento de Neptuno, se desencadenó una agria polémica entre Francia e Inglaterra sobre la paternidad del hallazgo. En esa polémica, Adams siempre se comportó como un auténtico caballero reconociendo los méritos de Le Verrier, mientras que este último se comportó de manera un tanto arrogante. Hoy se considera que son igualmente meritorios del éxito del descubrimiento de Neptuno tanto Adams como Le Verrier como, naturalmente, Galle.

* Estimulado por el éxito logrado con Neptuno, Le Verrier intentó explicar las anomalías del movimiento de Mercurio mediante la existencia de un hipotético planeta "intramercurial" al que se denominó Vulcano. Tal planeta nunca se encontró. Las anomalías del movimiento de Mercurio se explicarían, ya en el siglo XX, mediante un efecto de la Teoría de la Relatividad General de Einstein, con lo que la existencia del hipotético Vulcano quedó completamente descartada.

* El cervecero inglés y astrónomo aficionado William Lassell (1799-1880) construyó un gran reflector, con espejo de 61 cm y montura ecuatorial, cerca de Liverpool. Allí observó Neptuno, 17 días tras su descubrimiento, e inmediatamente descubrió Tritón, su mayor satélite. Entre 1848 y 1851 descubrió varios satélites de Saturno y de Urano. Frustrado por el mal tiempo de su observatorio, se instaló en Malta (entonces una colonia británica) en 1855 y allí acabó construyendo un reflector con espejo de 1,2 metros. Ésta fue la primera vez que un telescopio fue instalado en un sitio relativamente 'remoto' para disfrutar de buenas condiciones de observación.

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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional).

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martes, 16 de junio de 2009

El hombre que escribió la Historia de las Islas con una calculadora

Laura Jurado | Palma lunes 15/06/2009

Académicos
Socios de la Real Academia de Medicina de Palma. | Real Academia de Medicina de Baleares

Ni los periódicos ni la política se entienden ya sin las encuestas. «La moderna ciencia de gobernar descansa hoy sobre la estadística», predijo Fajarnés Tur a finales del siglo XIX. En la lenta pero progresiva evolución de las Ciencias Sociales en España pocos habían vuelto sus ojos a las matemáticas. El ibicenco fue uno de los primeros en aplicar la objetividad de los números.

Se licenció en Medicina y Cirugía en Barcelona pero apenas ejerció dos años como forense entre Ibiza y Palma. Poco tiempo pero el suficiente para conocer el estado deplorable de la sanidad en el archipiélago: las autopsias se practicaban al aire libre y la polémica por la falta de unas condiciones mínimas en el hospital de su isla natal acababa por provocar su cierre.

En 1881 Enric Fajarnés Tur ingresaba en el cuerpo de Correos y, aunque compatibilizó ambas actividades durante un tiempo, en 1886 decidió no volver a ejercer como médico. «Su familia era de clase alta así que no necesitaba asegurarse una posición económica, pero Correos le permitió viajar. Orientó su faceta científica a la investigación y gracias a su profesión entró en contacto con instituciones de toda Europa», afirma el director del Centre de Professorat d’Eivissa y coautor –junto a Joana Maria Pujades– de Enric Fajarnés Tur. Entre la història i la demografia, Ernest Prats.

El conocimiento matemático de la población era su principal objetivo. En lugar de evaluar el estado sanitario lo presentaba en forma numérica. La estadística y la demografía –que él consideraba una parte de la primera– eran sus armas. «Era la primera vez que se estudiaba la población desde un método científico. Cuantificó los fallecimientos según su causa y la natalidad», explica Prats. Sus fuentes de datos eran censos y padrones que registraban algunas características demográficas y epidemiológicas de la población balear. Una finalidad que la medicina del siglo XIX perseguía y que en España se materializó con el Boletín Mensual de Estadística Sanitaria de la Península e Islas Adyacentes de 1879.

Los defectos físicos de la población de Menorca, las muertes violentas por accidente en Mallorca o los matrimonios consanguíneos en la población ebusitana centraron algunos de los estudios demográficos de Fajarnés. Dentro de la epidemiología investigó el paludismo, el sarampión, la tisis y la ceguera entre otras enfermedades. Junto a sus estadísticas intentó encontrar las causas de las epidemias y las fluctuaciones de población así como hacer innovadoras propuestas teóricas. «Ya en el siglo XIX explicó la necesidad de controlar la fecundidad en un momento en el que se disparó la natalidad y las familias no podían mantener a sus hijos. Al propio Fajarnés se le murieron tres. Por otro lado analizó las consecuencias económicas de las enfermedades como las bajas laborales», añade Prats.

La Revista Balear de Ciencias Médicas acogió muchos de los artículos de Fajarnés sin llegar a conseguir gran repercusión. «Las revistas en las que escribía tenían una divulgación escasa y los libros que publicaba eran sólo para regalar. Muchos de sus métodos siguen siendo factibles hoy en día pero entonces no consiguió crear escuela». Su muerte fue también la de su obra. Ni discípulos ni seguidores. Tuvieron que pasar casi cuarenta años desde su muerte para que en un congreso de Medicina en 1970 se presentara una primera bibliografía con 1.000 títulos suyos referenciados. Una elipsis temporal sin importancia para el demógrafo ibicenco porque se reducía –sólo y como todo– a números.

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miércoles, 10 de junio de 2009

1838. Las primeras medidas de distancias estelares

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 10/06/2009

estrellas
La estrella Vega y su anillo polvoriento. | NASA, Spitzer

Desde la invención del telescopio la medida de la distancia a las estrellas había desafiado a los astrónomos. No hubo instrumentos suficientemente precisos para realizar estas medidas hasta la primera mitad del XIX.

En 1838, Friedrich Bessel midió la distancia a la estrella 61 Cygni (unos 11 años-luz), poco después Wilhelm Struve midió la distancia a Vega (unos 25 años-luz) y Henderson la de la estrella más próxima al Sol: Alfa del Centauro (4,3 años-luz). Se alcanzó así una idea de las escalas interestelares.

Estas medidas también permitieron comparar las luminosidades de las estrellas entre sí, lo que llevó a la conclusión de que el Sol no era más que una estrella media entre las innumerables estrellas observables en la bóveda.

Las estrellas, sólo en 2D
Cuando miramos la bóveda celeste obtenemos una imagen en 2 dimensiones de la distribución de las estrellas. Pero ¿cuál es la distribución real de las estrellas en las 3 dimensiones? Para responder a esta pregunta hay que medir la distancia que nos separa de las estrellas. Desde la invención del telescopio, la medida de estas distancias había desafiado a los astrónomos.

La paralaje
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La paralaje
¿Cómo medir la distancia a las estrellas? Desde los tiempos de Galileo, se había predicho que, según la Tierra describe su órbita en torno al Sol, las estrellas cercanas debían observarse describiendo una pequeña elipse en el cielo. Cuanto más cercana sea la estrella mayor será ese movimiento paraláctico ofreciendo así la oportunidad de medir su distancia.

Es como cuando viajamos en un tren y observamos que los árboles más cercanos parecen moverse rápidamente (y desaparecen pronto de nuestra vista) mientras que los árboles lejanos apenas se mueven (y permanecen visibles durante mucho tiempo).

En 1725, James Bradley intentando medir la paralaje había descubierto la aberración de la luz y había concluido que la paralaje a las estrellas más cercanas era menor que 1 segundo de arco, lo que implicaba que estas estrellas se encontraban, a distancias superiores a 200.000 veces la del Sol. En el XVIII no había telescopios capaces de medir esas paralajes.

Pero a principios del XIX se introdujeron grandes perfeccionamientos en la instrumentación astronómica. Por un lado, Jesse Ramsden había desarrollado un método para grabar de manera mecanizada la escala sobre el círculo de posición de los telescopios, lo que mejoraba enormemente la precisión de las medidas de las posiciones estelares. Por otro lado, Joseph Fraunhofer había introducido la montura ecuatorial que permitía realizar el seguimiento de las estrellas con gran precisión y había diseñado un micrómetro para medir pequeños ángulos en el espacio.

Medidas pioneras
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Friedrich Bessel
El primer astrónomo que utilizó este sofisticado instrumental para medir una paralaje fue Friedrich Bessel.

Bessel nació en Minden (Alemania) en 1784 y trabajó como contable en su juventud. Astrónomo autodidacta, demostró pronto su valía en esta disciplina, de forma que a los 25 años de edad se le confió el observatorio de Königsberg donde permanecería hasta su muerte en 1864.

En Königsberg, con el fin de medir una paralaje, Bessel decidió probar suerte con 61 Cygni, una estrella débil que presentaba un movimiento aparente excepcionalmente rápido (un indicio de que se encontraba cercana).

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L a estrella 61 en la constelación del Cisne. | RJ Hall
Con sumo cuidado, Bessel midió repetidamente la posición aparente de esta estrella respecto de otras del fondo y, tras sustraer todos los efectos de movimiento que no eran debidos a la paralaje, anunció en 1838 que la paralaje de 61 Cygni era de tan sólo 0,30 segundos de arco. Es decir, la distancia a esta estrella era de 650.000 veces mayor que la distancia al Sol: unos 98 billones de kilómetros. Desde esta estrella, la luz tardaba en llegarnos 10,4 años, por lo que su distancia podía expresarse como "10,4 años-luz" (un valor muy próximo al de 11,4 años-luz adoptado en la actualidad).

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Wilhelm Struve. | Litografía de H. Mitreuter, Enciclopedia Británica
Casi simultáneamente, en Dorpat (hoy Tartu, Estonia), el astrónomo ruso-alemán Wilhelm Struve (1793-1864) adquirió un gran refractor a Fraunhofer y lo utilizó para medir la paralaje de Vega (Alfa de la Lira).

Esta estrella, la cuarta más brillante del cielo, también presentaba un rápido movimiento propio. En 1840, anunció que la paralaje de Vega era 0,29 segundos de arco, lo que correspondía a unos 11 años-luz. (Hoy sabemos que la paralaje real de Vega es 0,13 segundos y su distancia unos 25 años luz).

La estrella más próxima
Finalmente, el astrónomo escocés Thomas Henderson (1798-1844) observó desde el Cabo de Buena Esperanza la estrella Alfa Centauri, que sólo es visible desde el Hemisferio Sur.

La estrella más brillante de la constelación de Centauro, la tercera más brillante del cielo, también estaba animada de un movimiento propio rapidísimo y, todavía más, era una estrella múltiple en la que al menos dos de las componentes presentaban una separación aparente mayor de lo habitual.

Aunque Henderson no poseía la instrumentación tan sofisticada de Bessel y Struve, pudo medir la paralaje de esta estrella por ser excepcionalmente cercana. Henderson midió 0,91 segundos de arco. Ahora disponemos de un valor más preciso, 0,76 segundos, es decir 4,3 años-luz, lo que hace de Alfa Centauri la estrella más próxima a la Tierra (después del Sol). Hoy sabemos que Alfa Centauri es de hecho un sistema triple, la estrella más próxima de las tres recibe el nombre de Próxima Centauri.

Las estrellas, por fin en 3D
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Distribución en 3D de las estrellas más próximas al Sol (hasta 15 años-luz)
La medida de la distancia a las estrellas permitía por primera vez tener una idea de la distribución en 3 dimensiones del entorno solar y de las escalas de distancias que reinan en el espacio interestelar.

El Sol aparecía como una estrella más entre otras muchas y la luz empleaba varios años para recorrer las distancias entre las estrellas vecinas.

El espacio interestelar era mucho más vasto de lo que se había imaginado hasta entonces.

El Sol, una estrella banal
Una vez conocidas las distancias a las estrellas, podían determinarse sus luminosidades reales. Resultó así que las componentes mayores de Alfa Centauri son tan luminosas como el Sol, mientras que 61 Cygni lo es mucho menos y Vega mucho más.

La confirmación por Galileo de la idea de Copérnico de que la Tierra era un planeta más de los que giraban en torno al Sol ya había supuesto un duro golpe para el antropocentrismo. La medida de las distancias a las estrellas venía ahora a amplificar estas ideas filosóficas que seguían poniendo al hombre en su lugar: el Sol, nuestra estrella, no era más que una de las innumerables estrellas de las que pueblan la bóveda celeste, una estrella media que no parece tener nada de especial, una estrella banal.

Curiosidades...
* La primera determinación de una distancia estelar por Bessel terminó con varios siglos de intentos frustrados por parte de numerosos astrónomos que no habían podido alcanzar tal éxito. John Herschel se refirió a la hazaña de Bessel como "el triunfo mayor y más glorioso protagonizado por la astronomía práctica".

* La técnica de medida de distancias mediante paralajes estuvo limitada por la instrumentación durante muchos años. En el año 1900 tan sólo se habían medido las distancias a 72 estrellas. Hoy se dispone de otras técnicas mucho más potentes, lo que permite la medida de distancias incluso a estrellas que están situadas en otras galaxias.

* Giuseppe Piazzi fue el descubridor, en 1804, del rapidísimo movimiento propio de 61 Cygni que le llevó a bautizar a esta estrella como "estrella volante". En 1830, Struve descubrió que 61 Cygni es una estrella doble.

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Imagen artística de Gliese 876 con su sistema planetario. | NASA
* Las estrellas más próximas son algunas de las más idóneas para buscar planetas extra-solares, en particular planetas parecidos a la Tierra. Por ejemplo, en la estrella Gleise 876 (en Acuario), que se encuentra a 15,3 años-luz, se han detectado 3 planetas. Epsilon Eridani, a tan sólo 10,5 años-luz de distancia, tiene un disco polvoriento a su alrededor en el que parece estar formándose un planeta. También Vega posee un disco polvoriento en torno suyo con abultamientos que parecen planetas en formación.
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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional).

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martes, 9 de junio de 2009

El escocés que quiso convertirse en el hombre del tiempo

Laura Jurado | Palma martes 09/06/2009

libro

Nubes de evolución, anticiclones y precipitaciones moderadas. Cuando George Cleghorn llegó a Menorca no conocía ninguna de estas expresiones; ni siquiera que, a la que iba a ser su nueva casa, la llamaban l’illa del vent. Fue el primero en observar el cielo y convertirse en el hombre del tiempo.

Su excelente currículum estudiantil hizo que en 1736 fuese destinado a Menorca con sólo 20 años. Una especie de beca Erasmus como cirujano del 22º regimiento de infantería del general Saint Clair. Se había formado en cirugía con el prestigioso profesor Monro –que le acogió en su propia casa– y complementó sus estudios con cursos de botánica y química. Finalmente se licenciaba en Medicina en su Edimburgo natal.

Pasó 13 años en la isla, pero no fue hasta su vuelta a Londres cuando se conoció la verdadera importancia de aquella estancia. En 1751 publicaba Observations on the epidemical diseases in Minorca. «En aquella época los médicos y científicos solían recoger en una obra sus experiencias fuera de su país para que pudieran ser útiles para otros. A Cleghorn le recomendaron hacer un libro de topografías médicas que analizase la relación entre las enfermedades más frecuentes y las características del clima», explica el historiador menorquín Josep Miquel Vidal Hernández.

La malaria era uno de los males que centraban la obra, «una enfermedad que afectaba a gran parte del Mediterráneo y de la que apenas se había escrito», afirma Vidal. En su estudio Cleghorn analizaba los efectos de la quinina de los barcos –una sustancia que se extraía de la corteza del quino y que posee propiedades febrífugas– como cura. Sin embargo, su intención de crear una topografía médica de Menorca resultaba aún más llamativa. Una correlación entre el clima y las enfermedades que incluía las primeras mediciones climatológicas de la isla.

Aquel primer hombre del tiempo aún no necesitaba pantallas ni punteros. Sobre su método de trabajo sólo se sabe lo que el propio Cleghorn escribió. Durante seis años –de 1744 a 1749 ambos incluidos– confeccionó una tabla que recogía las temperaturas diarias, así como la media, la máxima y la mínima de cada mes. Una hazaña pionera en la Historia empequeñecida por la propia falta de recursos. Su único instrumento era un termómetro graduado en la escala Fahrenheit –«más primitivo que el que hoy tiene cualquiera en casa»– con el que hacía sus mediciones diarias a las tres de la tarde y en el interior de una casa.

La tecnología todavía no estaba hecha para la meteorología y el escocés veía limitadas sus mediciones por la falta de aparatos. Las lluvias se reducían a un control cualitativo: débiles, normales, fuertes o muy fuertes. Sus ojos eran el único pluviómetro para apreciar las cantidades y el número de días lluviosos. La calidad del aire era uno de los aspectos que más interesaba a Cleghorn –la humedad, la limpieza, el origen del viento...– porque creía que era el que más podía influir en la salud. «El aire húmedo se asociaba con las enfermedades mientras que el seco se consideraba sano porque las patologías aparecían cerca del mar o las albuferas», añade el historiador.

Un catálogo de la flora y la fauna menorquinas –con más de 500 términos con los nombres en latín y menorquín– completaban la obra del escocés que se convirtió casi en un best seller con continuas reediciones y traducciones. En su faceta de meteorólogo intentó caracterizar los cambios estacionales en la isla aunque, para Vidal Hernández, es muy difícil extraer conclusiones generales sobre el clima de Menorca porque sus mediciones –además de hacerse en el interior de edificios en el caso de la temperatura– cambiaban de lugar con los traslados del regimiento y muchas veces no se indicaba su ubicación. «Sus mediciones resultan de mayor interés por ser las primeras en la isla. Unos estudios que no tuvieron continuidad hasta setenta años después», asegura el historiador. En 1749 su regimiento, bajo las órdenes del general Offarrell, fue trasladado a Irlanda. Poco después el escocés se trasladaba a Londres. Con la publicación de su libro, Cleghorn logró situar a Menorca en el mapa sino internacional sí de las isobaras.

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El regreso del Tranvía

Trazos de Historia Martes, 09 de Junio de 2009
Por Josep Maria Osma

tranvía

En la ciudad de Palma, desde hace poco tiempo todavía apellidada “de Mallorca”, no pasa mucho tiempo donde una nueva polémica surja y sea motivo de vertido de ríos de tinta en la prensa local y comidilla de tertulias de bares. Ahora, y en plena orden del día, además de las innumerables obras que hacen de la urbe un queso gruiere, tenemos la del regreso del tranvía y su diseñado controvertido por las principales arterias viarias, y cuyas obras están previstas darles inicio en el 2011. Pero, dejemos para quién o quiénes corresponda resolver ese problema de trazado, y centrémonos en los casi setenta años de vida palmesana de ese medio de locomoción público.

Fue en el año 1890, cuando se fundó en Palma la Compañía Mallorquina de Ómnibus. El ómnibus era una especie de “jardinera” con capacidad para diez pasajeros con fuerza de dos mulas, siendo conocidas con el nombre de Ripper.

A año siguiente, se creó la Sociedad Mallorquina de Tranvías, también a fuerza de sangre, es decir, a mulas o caballos. Esta sociedad obtuvo La concesión de la línea que se iniciaba en el centro de palma finalizando en Porto Pi, donde en La Costa de Ses Rafaletes, lugar hoy en día convertido en un gran centro comercial, se ubicaban sus cocheras y talleres. Esos coche en invierno eran cerrados y en verano descubiertos; en total el rol era de una docena de unidades.

La Sociedad General de Tranvías Eléctricos Interurbanos de Palma, la primera sociedad en incorporar tranvía eléctrico en nuestra ciudad, fue fundada en el 1914. Dos años después se inauguraba, y de forma trágica, la primera línea. Un vehículo, perdió el equilibrio en la calle Conqueridor, a la altura del actual Parlament Balear, rodando hasta la plaza de la Reina matando a un niño.

Una curiosa anécdota de esa primera época de los tranvías eléctricos palmesanos fue, según el escritor Màrius Verdaguer en su La Ciudad Desvanecida, libro publicado en el 1953, la de la mula que era enganchada a los coches tranvieros y con su fuerza los hacía subir hasta la altura del hoy Consell Insular de Mallorca; después, era desenganchada y ella sola regresaba hasta la plaza de la Reina en espera del siguiente tranvía para repetir la maniobra.

Hata el año 1929, se crearon las líneas del Born a la plaza de Mercadal, Porto Pi, Son Roca, Soledad, Pont d´Inca, Coll d´en Rebassa, Plaza de Toros, Génova, Hostalets d´en Canyelles, Rambla, S´Arenal (ya con gasolina), en el 1935 fue inaugurada la línea del puerto comercial, donde hoy en día se pueden observar sobre el suelo restos de vías férreas.

Después de la Guerra Civil (1936-1939), se eliminaron muchos recorridos. En el año 1948, un mortal accidente en el Molinar, hace que se suprima la línea del Coll d´en Rebassa, llegando hasta la desaparición total de los tranvías por de las calles palmesanas en el 1959, dando paso otro medio de transporte público: el autobús.

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jueves, 4 de junio de 2009

Obelisco de la plaza de la Puerta de Santa Catalina

Jueves 04 de junio de 2009

No hay duda. La fuente ornamental coronada por un obelisco situada en la plaza Porta de Santa Catalina fue encargada por un ayuntamiento franquista en 1941 para honrar la memoria no sólo de los titulares de la plaza –los denominados Jinetes de Alcalá–, sino "a todos los que tan heróicamente lucharon y consiguieron salvar esta isla del dominio rojo", tal como se señala en el informe técnico encargado por el actual equipo de gobierno de Cort, con el fin de dilucidar si se debe o no suprimir el monumento aprovechando la reforma que se está ejecutando en estos momentos.
Pero el informe, que no es concluyente en el sentido de si se debe o no eliminar el monumento de la plaza en aplicación de la Ley de Memoria Histórica, también pone de manifiesto que fue proyectado por un arquitecto municipal represaliado por los militares golpistas.
Se trata de Enrique Juncosa Iglesias (Palma 1902-1975), nombrado arquitecto municipal en 1931 y que ejerció el cargo hasta que fue apartado del mismo en 1937 "en virtud de los Decretos de Autoridad Militar y Gobierno de Burgos". No obstante, en 1941 figura nuevamente como arquitecto municipal, cargo que deja definitivamente dos años después, en 1943. Juncosa era hermano de Pilar Juncosa, la mujer del pintor Joan Miró y, como arquitecto, también fue el autor de la casa de Son Abrines (1954) anexa ahora a la Fundació Pilar i Joan Miró a Mallorca.
Lo cierto es que en el interín (en 1941), Juncosa proyectó, por encargo del entonces Consistorio, el monumento de la plaza como parte integrante del proyecto de urbanización de la plaza, "con el fin de que desaparezca el estado salvaje en que se encuentra". El arquitecto pavimenta las vías circundantes y traza "un sencillo jardín", que incluye la siembra de los pinos actuales, según se lee en la memoria que acompaña el acta de la Comisión de Obras y Reforma Interior.
En el centro "y en memoria de los titulares de la plaza" –en ningún momento nombra a los militares golpistas que le daban nombre– se proyecta "un sencillo obelisco rodeado de un pequeño estanque con el fin de que, además de su aspecto decorativo, tenga el fin práctico de proveer de agua a los vecinos de aquella barriada". Disponer de una fuente de agua en la plaza era una antigua reivindicación vecinal del Puig de Sant Pere, que se remontaba a finales del siglo XIX, ya que cuando se construyó el cuartel en el interior del Baluard los vecinos dejaron de tener libre acceso a su aljibe interior, provocando este hecho constantes conflictos.
Otra cuestión curiosa que rodea la génesis de este monumento, que nunca ha sido cuestionado por los vecinos del Puig de Sant Pere, es su estética claramente masónica. Según el estudio técnico municipal, "su referente estético son las fuentes decimonónicas de Palma, especialmente la Fuente de las Tortugas". El estudio señala asimismo que "el obelisco es un elemento rechazado por la estética franquista que lo relacionaba con la masonería". Pero hay más, el arquitecto no sólo consiguió "colar" la cuestión ornamental, sino que adornó el monumento con un escudo de Palma –que aún se puede ver– y una placa, desaparecida hace años, que rezaba así: "A la memoria de las cosas".
Juncosa se tituló por la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona. Al principio de su carrera profesional estuvo vinculado con Guillem Forteza. Entre sus obras destacan la Casa Ques (1932), la casa para Gabriel Esteva (Arxiduc, 31, 1934), la clínica Mare Nostrum (1936), el edificio de la Transmediterránea (1936), el edificio del cine Actualidades (1940), la casa para Gabriel Tarongí (Jardí Botànic 6, 1841) y el cine Capitol (1945). También ejecutó la reforma del Gran Hotel, del que conservó todos sus elementos modernistas, una corriente artística especialmente denostada por el régimen.
El arquitecto autor del proyecto de reforma actual, Frederic Climent, se pregunta hasta dónde hay que llegar en aplicación de la Ley de la Memoria "¿También hay que quitar los pinos por franquistas?"

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Historia de El Terreno (II)

Domingo 31 de mayo de 2009

BARTOMEU BESTARD (*) El Terreno a finales del siglo XIX ya tenía el aspecto de un barrio de recreo. En esa época la familia Gomila, que tenía bienes en las Antillas –allí pasaba largas temporadas–, se construyó una casa en El Terreno para pasar las vacaciones. Los señores Gomila decidieron ceder al Ayuntamiento un espacio perteneciente a su solar para que sus hijos, junto con otros niños convecinos, jugasen a sus anchas. Con esta cesión, además, se mejoró el acceso de las casas vecinas con la carretera de Andratx (hoy calle Joan Miró) e incluso se permitió construir junto a la parcela de recreo infantil, un "Bornet" para el disfrute de los adultos. Este nuevo espacio fue conocido como "sa Placeta". Al cabo de unos años la familia Gomila se fue definitivamente a Santiago de Cuba y su casa, muchos años después, se convertiría en la sala de fiestas Tito´s. Algunos años más sobrevivió "sa Placeta", la cual estaba configurada por unos bancos de piedra entre los cuales había columnas que sostenía unas hidrias como las que había en el paseo "des Born". Nada queda de aquel espacio. Hoy, en su lugar, encontramos una plaza Gomila insulsa y triste, dónde sólo los terreneros más mayores pueden revivir entre sus recuerdos brumosos aquellas tardes estivales en "sa Placeta", a la sombra del castillo de Bellver. En esta misma plaza vivió uno de los personajes más famosos que han habitado en El Terreno: el pintor Santiago Rusiñol. Según cuenta Lluís Fábregas –terrenero de pro– en sus memorias "Estampas de El Terreno", el pintor catalán vino a Mallorca a consecuencia del éxito que tuvo el artista Lorenzo Cerdà en la Exposición Universal de Barcelona. Cerdà entabló amistad con Rusiñol. El mallorquín mostró algunos lienzos de paisajes de Mallorca al pintor catalán, el cual quedó maravillado. Tanto fue así que Rusiñol decidió visitar la Isla. Así empezó su relación con Palma. Once años después de la Exposición Universal, Rusiñol, junto a su esposa e hija, llegó a Palma con la intención de quedarse. Tenía apalabrada una casa en la plaza Gomila, esquina con lo que fue la calle Nube, "verdadera balconada mediterránea". Los de mi generación hemos conocido ese lugar como el lúgubre callejón del "Chotis", que nada tiene que ver ya con ese rincón idílico del que nos habla Fábregas. Realmente esa casa debía ser un pequeño paraíso. Tanto Rusiñol como su esposa e hija quedaron hechizados de ese lugar. Enseguida se integraron en la vida del barrio. El pintor catalán llegó a ser miembro permanente en la tertulia "des Capellà Sec", auténtico parlamento de la "república" terrenera. Asistían a esa tertulia Pep Rover, Gabriel Alomar Villalonga, Francisco Escalades, Lluís Martí... entre otros. En casa de los Rusiñol fue a vivir el pintor Joaquim Mir. Tenían como vecinos al señor Pinto, profesor de piano, casado con una hermana del famoso pintor Gaspar Terrassa, también terrenero de toda la vida, con quien Rusiñol entabló una gran amistad. María Rusiñol, hija del pintor catalán, cuenta en sus memorias que Terrassa era "altísimo, esbelto, distinguido. La barba blanca. Y sus ojos de azul clarísimo. En verano, vestía traje blanco y su aseo era tal, que, de haber existido detergentes ninguno de ellos hubiera podido competir con él. Fou l´homo més net del món". Ciertamente, en El Terreno todos los vecinos conocían la exagerada manía del pintor Terrassa. Se conoce la anécdota de cuando llovía, la calle Joan Miró, todavía sin asfaltar, se convertía en un barrizal. Por este motivo era costumbre hacer "caminitos" colocando periódicos en el suelo que iban desde la entrada de las casas hasta la parada del tranvía. Nada más caer cuatro gotas, uno de los primeros vecinos en abrir "caminitos" de periódicos era Gaspar Terrassa. Uno de esos días lluviosos pasó el carro "d´en Confit", que para desgracia del carretero salpicó el blanco traje del pintor, que como un funámbulo iba por encima del "caminito". Mientras el tal Confit huía del colérico pintor, tuvo que escuchar toda una serie de improperios, insultos y demás palabras gruesas dirigidas a su persona y a la bestia que tiraba del carro lo que provocó que varias damas presentes en el momento del "atentado", tuviesen que taparse los oídos escandalizadas.
Se podrían contar innumerables anécdotas y sucesos del El Terreno que denotan el buen ambiente que allí se respiraba. Entre los actos socio-deportivos que tuvieron lugar en el barrio destacó un campeonato de tenis. La sociedad recreativa "La Veda" tenía un campo de deporte en el Corb Marí. Allí se reunían las mejores raquetas mallorquinas de la época. Un día se organizó un campeonato entre mallorquines y catalanes, estos últimos pertenecientes al prestigioso club barcelonés "Turó Park". Ante el estupor y sorpresa de la selección catalana, ganaron los mallorquines. Los isleños hicieron muestras de caballerosidad al regalar la copa a los visitantes como obsequio de la visita. Éste detalle fue recogido por la prensa catalana quedando de manifiesto la generosidad y elegancia de los mallorquines.
Se suele decir que cada sociedad produce su arte –lo que incluye también su arquitectura–, a través del cual se transmiten sus valores, emociones, sentimientos… Mirando la estampa de El Terreno en la década de los años veinte o treinta contemplamos un conjunto de casas unifamiliares con sus jardines, huertos y verjas. Fue una época en que el vecino de delante procuraba no quitar las bellas vistas al vecino de detrás. Fue una época que mirando las fotografías o escuchando a los más mayores rememorando anécdotas, uno intuye una sociedad sana, en armonía, al menos esa armonía imperfecta que podemos llegar a conseguir en algunos momentos los hombres. El Terreno cambió. Ya en 1974, Lluís Fábregas, a propósito de la destrucción urbanística que sufrió el barrio, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, dejó escrito que "con el «cuento» del progreso, s´ha malmanat lo millor del Món. [Este] magnífico legado de nuestros bisabuelos, que sus tataranietos en su codicia han malbaratado para siempre". Para los que queremos El Terreno, cosa sádica es pasearse por sus calles de hoy contemplando fotos antiguas de su ayer.

* Cronista oficial de Palma

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miércoles, 3 de junio de 2009

1814. Fraunhofer y las líneas oscuras del Sol

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 03/06/2009

espectro
El espectro solar con miles de líneas oscuras. | NOAO

En 1814, un fabricante de vidrios bávaro, Joseph Fraunhofer, al analizar la luz solar descubrió unas misteriosas líneas oscuras que aparecían en frecuencias muy bien definidas.

Medio siglo después, Kirchhoff y Bunsen demostrarían que estas líneas de Fraunhofer eran las huellas dactilares de los elementos presentes en la atmósfera del Sol. El 'análisis espectral' inventado por Fraunhofer podía servir, por tanto, para realizar un sueño de los astrónomos: determinar la composición química tanto del Sol como de otros astros. Nacía así la Astrofísica.

La composición de la luz solar
En el siglo XVII Newton había demostrado que, contrariamente a lo que se pensó durante siglos, la luz blanca no era algo "simple" sino que estaba compuesta de los colores del arco iris. Sus experimentos descompusieron la luz solar en todos estos colores y, recíprocamente, combinaron estos colores (utilizando un lente) para obtener luz blanca.

El químico inglés William Hyde Wollaston (1766-1828) perfeccionó en 1802 el experimento de la descomposición de la luz solar de Newton, instalando una rendija estrecha en la trayectoria de un rayo de luz solar. Wollaston fue el primero en descubrir así unas siete líneas oscuras entre los colores del espectro solar, pero falló en su simple interpretación de que estas líneas oscuras no eran más que meras separaciones entre los colores del arco iris.

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Fraunhofer con su espectrógrafo. | Richard Wimmer
Sería el óptico bávaro Joseph Fraunhofer quien utilizando una instrumentación mucho más sofisticada descubriría, en 1814, unas 600 líneas oscuras en el espectro solar. A mediados del XIX, Kirchoff y Bunsen demostrarían que cada una de estas líneas estaba asociada con un elemento químico, y que por tanto el espectro de 'Fraunhofer' podía servir para determinar la composición química del Sol.

Un fabricante de vidrios
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Joseph Fraunhofer. | Universidad de Oklahoma
Fraunhofer nació en Straubing, un pueblo de Baviera, en 1787. Huérfano a los 11 años, comenzó muy joven a trabajar como aprendiz de fabricante de vidrios.

Tras derrumbarse su taller en 1801, el príncipe José Maximiliano IV de Baviera, que dirigió personalmente las tareas de rescate, entró en contacto con el joven y le estimuló y ayudó para progresar en su aprendizaje. En poco tiempo Fraunhofer desarrolló un método para fabricar los mejores vidrios ópticos de su tiempo y a los 31 años de edad ya era director del Instituto Benedikbeuern de óptica que poseía el liderazgo mundial en su disciplina.

Posiblemente a causa de los vapores metálicos venenosos que se respiraban durante la construcción del vidrio, Fraunhofer contrajo una tuberculosis pulmonar y murió joven, a los 39 años, en la ciudad de Munich.

Líneas oscuras
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Sello alemán con la firma y el espectro de Fraunhofer. | Universidad de Frankfurt
El experimento que le permitió medir casi 600 líneas oscuras (conocidas como 'líneas de Fraunhofer') en el espectro solar lo realizó en 1814 utilizando instrumentación desarrollada por él mismo. A continuación emprendió un estudio cuidadoso de estas líneas, midiendo su frecuencia con precisión. Las líneas más intensas las designó con las letras de la A (en el rojo oscuro) a la K (en el violeta).

Las huellas dactilares de los elementos químicos
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Robert Bunsen. | Enciclopedia Británica
Hay que avanzar casi medio siglo en la historia para encontrar cuál es el origen de las líneas oscuras de Fraunhofer. En 1859, el físico Gustav Kirchhoff y su amigo el químico Robert Bunsen colaboraban en la Universidad de Heidelberg repitiendo algunas experiencias de Fraunhofer para obtener el espectro de los gases desprendidos en llamas de combustión.

Kirchhoff y Bunsen encontraron que los gases producidos al calentar algunas sustancias con la llama de un mechero (el famoso mechero Bunsen) originaban líneas brillantes que estaban situadas en la misma posición del espectro que las oscuras de Fraunhofer.

Cada uno de los gases estudiados (sodio, litio, potasio, calcio, etc) emitía una serie de líneas brillantes características. Es decir, cada gas tenía una firma inequívoca compuesta por sus líneas de emisión.

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Gustav Kirchoff. | Biblioteca del Congreso de los EEUU
Poco después, el propio Kirchhoff demostró que las líneas brillantes se convertían en oscuras cuando el gas se iluminaba desde detrás con luz blanca. De forma que el espectro de la luz solar, con sus líneas oscuras, nos revela la composición de la atmósfera del Sol. Es decir, los elementos presentes en las capas superiores de la atmósfera solar absorben selectivamente la luz y estos elementos químicos dejan sus huellas dactilares en la forma de líneas oscuras. Por ejemplo, la línea D de Fraunhofer indicaba la presencia de sodio, la línea E de hierro, la G de calcio, las C y F de hidrógeno, etc.

Algunas de las líneas observadas por Fraunhofer, sin embargo, no se originaban en la atmósfera solar, sino en la terrestre. Así, las líneas A y B estaban ocasionadas por la absorción del oxígeno molecular de nuestra atmósfera.

El espectro solar con las líneas de Fraunhofer. | NASA

Con sus espectrógrafos, Fraunhofer también observó que los espectros de Sirio y de otras estrellas brillantes eran diferentes, lo que indicaba que las estrellas tenían composiciones químicas diferentes. Este 'análisis espectral' hacía así posible uno de los sueños de los astrónomos: Poder conocer de qué estaban hechos los astros. Había nacido la Astrofísica.

Curiosidades...
* Además de sus trabajos sobresalientes en óptica, se le debe a Fraunhofer la invención de la montura 'ecuatorial' de los telescopios: un dispositivo mecánico que incluye un eje de rotación paralelo al eje de rotación de la Tierra, lo que facilita enormemente el seguimiento de una estrella a lo largo de su trayectoria en la bóveda celeste.

El refractor de Fraunhofer en Tartu. | Observatorio de Tartu
* Fraunhofer construyó en 1824 un refractor de excepcional calidad (apertura de 24 cm y focal de 4 m) que fue instalado en el observatorio de Dorpat (hoy Tartu, Estonia). Con este instrumento el astrónomo von Struve realizó sus trabajos sobre estrellas dobles. Y con una copia idéntica de este instrumento, instalada en el observatorio de Berlin en 1829, Johan Gottfried Galle descubrió Neptuno en 1846.

* Tanto en vida como de manera póstuma, Fraunhofer recibió el reconocimiento de Munich de muy diversas maneras. En 1823 fue nombrado miembro de la prestigiosa Academia Bávara de Ciencias. En 1824 recibió la condecoración de Caballero de la Civilverdienstorden, con lo que accedió a la nobleza, y fue designado ciudadano honorífico. Hay una importante calle en el barrio Isarvorstadt y varios colegios y escuelas de Munich que llevan su nombre. También hay un cráter en la Luna nombrado en su honor.

* Robert Bunsen (1811-1899), químico y geólogo, se hizo célebre en gran medida por sus atrevidos experimentos con cacodiles, unos compuestos de arsénico de olor repulsivo que sufren combustión espontánea en el aire seco. En una explosión ocasionada en uno de sus experimentos perdió el ojo derecho. También fue lo suficientemente atrevido como para medir la temperatura del gran géiser de Islandia un momento antes de que entrase en erupción.
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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional).

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martes, 2 de junio de 2009

El taller de los grandes barcos

Domingo 31 de mayo de 2009

Frente a la Seu y la Llotja están dos de las empresas de reparación náutica más importantes del Mediterráneo, aunque pocos lo saben

astilleros
La actividad en Astilleros de Mallorca está a pleno rendimiento antes de que llegue el verano. Foto: M. Massuti

RAQUEL GALÁN. PALMA. Parece que frente a la Catedral sólo está el paseo Marítimo y el Moll Vell. Frente a la Llotja y el Consolat de la Mar sucede lo mismo, la vista del paseante sólo alcanza hasta el muelle de pescadores del puerto de Palma. Sin embargo, detrás hay más vida, ya que ahí se encuentra uno de los astilleros de grandes embarcaciones de recreo más importantes del Mediterráneo. Y enfrente de la Seu, tras el Moll Vell, hay más de 103.000 metros cuadrados de explanada donde 1.500 trabajadores de 350 empresas auxiliares reparan alrededor de un millar de barcos al año. Estamos hablando de dos compañías isleñas, Astilleros de Mallorca y Servicios Técnicos Portuarios (STP), que copan el mercado de los grandes yates y veleros. Existen astilleros para barcos de pequeña y mediana eslora en varios clubes náuticos de la isla, aunque ninguno tiene capacidad para transformar de arriba abajo un velero de 55 metros de eslora, casi 700 toneladas y valorado en más de 50 millones de euros, por ejemplo.
De eso se encargan las dos empresas ubicadas frente al casco antiguo, aunque sólo lo saben quienes allí trabajan y pocos más. La primera es un astillero propiamente dicho, es decir, dedicada a la construcción –lo hizo hasta los años 90– y reparación de buques. En cuanto a STP, es un varadero o, tal como lo llama su presidente, José María Campuzano, "un área técnica con todos los servicios e infraestructuras que necesitan las industrias del sector, desde electricidad, agua a presión y recogida de residuos hasta seis fosos en tierra, cinco fosos de botadura y cinco travelift con capacidad para mover de 150 a 700 toneladas de peso". Se trata de enormes máquinas para izar y botar los barcos, y tienen ruedas cuyo diámetro llega a superar el tamaño de una persona. La joya de la corona es el más grande, "único en el Mediterráneo y muy solicitado", tal como asegura Campuzano.
Enfrente, separado por varios metros de agua, el director general de Astilleros de Mallorca, Diego Colón de Carvajal, destaca que el Marenostrum "absorbe alrededor del 70 por ciento de la flota mundial de barcos de recreo". El puerto de Palma está en el centro occidental. Su astillero no tiene fama por la ubicación, sino "porque tras tantos años de experiencia hay un reconocido prestigio entre los armadores que buscan una relación calidad-precio". Esta clase de clientes, que se gastan 300.000 euros en pintar el exterior de su barco de 50 metros de eslora, por ejemplo, "priman la calidad, aunque también miran el coste". La citada empresa repara en profundidad unos 120 barcos al año de 25 a 100 metros de eslora, detalla Colón de Carvajal. Cuenta con unos 300 empleados, entre trabajadores directos y de compañías auxiliares, y sus principales competidores están en puertos como La Ciotat (sur de Francia), Barcelona, Génova y Viareggio (Italia).
Según datos aportados por la conselleria de Economía, la construcción y reparación naval en las islas supone el 4,2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) industrial de la comunidad autónoma. Sin embargo, discrepan tanto Colón como Joan Rosselló, gerente de STP. "Es mucho más", afirman contundentes. Lo que pasa es que no han tenido en cuenta la cantidad de empresas auxiliares que trabajan para estos barcos, como decoración, tapicería, carpintería, electricidad, pintura, comunicaciones o limpieza, entre otras.
Dar un paseo por el astillero es como visitar un polígono. En una nave tienen los equipamientos de prefabricación y corte de metal, que realizan con una máquina que sigue las instrucciones de un ordenador con dibujos en 3D de lo que deben cortar; en otra nave (el taller de arboladura) fabrican y reparan los mástiles de los barcos con maderas de spruce y pino de Oregón, las destinadas a los palos; otra instalación se centra en la mecánica; en otro lugar crean todo tipo de piezas específicas de latón, bronce, acero, etc. y hasta cientos de tareas en un espacio industrial de unos 20.000 metros cuadrados entre tierra y mar.

Un ´jacuzzi´ en la cubierta

"Podríamos construir barcos enteros, y así lo hemos hecho, aunque hemos decidido especializarnos en las reparaciones y en la transformación de alto nivel", dice Colón. Éstas últimas son aquellas que tienen un valor superior al 30 por ciento del valor del barco antes de la transformación. A veces es tan alto que supera con creces el precio inicial del yate. Algunos de estos trabajos son alargar el casco y la superestructura, sustituir los motores y grupos generadores, instalar nuevos equipos de navegación y comunicaciones, renovar la decoración o la instalación eléctrica y un largo etcétera en el que se puede incluir también instalar un jacuzzi en la cubierta del barco.
Sin embargo, lo más habitual, lo que se debe hacer todos los años, es pintar la obra viva (la parte que se sumerge en el agua), revisar los ejes y mantener la cubierta, tal como detalla Rosselló. Todas las empresas de reparación ubicadas en la explanada que STP explota en régimen de concesión están a pleno rendimiento. Queda poco tiempo para que los armadores empiecen a pedir sus casas flotantes. "El 80 por ciento son extranjeros", afirma. La cifra alcanza el 95 por ciento en Astilleros de Mallorca, "de los que alrededor de un 70 por ciento son barcos extracomunitarios", como detalla el director general.
A veces también tienen restauraciones de embarcaciones clásicas, como ahora el emblemático Hispania. En STP cuentan con algún que otro barco pesquero y varias golondrinas dedicadas a pasear turistas. No se ve ningún típico llaüt, porque de ellos se encargan los pequeños astilleros de clubes como el Portitxol y el Molinar.
El sector de la reparación de grandes embarcaciones es desconocido en la isla, "pero está ahí y debemos cuidarlo, porque da mucho trabajo y las tripulaciones viven en Palma diez meses al año, por lo que la oferta complementaria (alquileres, tiendas, hoteles, restaurantes) también se beneficia", incide Campuzano.
Se estima que un diez por ciento del precio de un barco de este tipo es destinado a pagar seguros, tripulación y reparación, de la que se encarga una gran mayoría de empresas locales, muchas de ellas pequeñas y situadas a dos pasos del casco antiguo.

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El ‘eslabón perdido’ entre los Lumière y Villaronga

Laura Jurado | Palma martes 02/06/2009

Cuando Hollywood llamó a Fructuós Gelabert él no dudó en rechazar la oferta. Le ataba a su Barcelona natal una doble responsabilidad: la de atender a su padre y a su hermana y la del desarrollo del cine en España. Nunca tuvo alfombras rojas ni Goyas honoríficos pero fue también el primer cineasta en Baleares.

Gelabert tenía sólo 22 años cuando –en 1896– llegaron a Barcelona las películas de los hermanos Lumière. Él –hijo de un carpintero mallorquín– quedó absolutamente fascinado con el nuevo invento. Sus conocimientos de mecánica y sus contactos con el cine le llevaron a construirse su propia cámara: un piñón, una excéntrica, un carro y una rueda dentada. El objetivo se lo prestó un familiar y la película la compró en Lyon. «Era una cámara copia de las de los Lumière, toda de madera y que, con sólo cambiar unas piezas, podía pasar de la filmación a la proyección», explica la licenciada en Historia del Arte y profesora asociada de la UIB, Catalina Aguiló.

En 1897 el catalán dirigía la primera película en España: Riña en un café, donde era también guionista y actor. Después llegaron las escenas costumbristas como Salida de los trabajadores de la España Industrial que hicieron que los primeros espectadores acudieran a las salas a verse a ellos mismos. En los seis días de proyecciones de las fiestas de Sants recaudó 1.500 pesetas. Un año más tarde llegaba a Mallorca para instalar un aparato de proyección por encargo de la casa Rossell. Una dinamo y un motor de gas hacían funcionar la máquina a falta de tendido eléctrico.

Era la segunda vez que un cinematógrafo llegaba a la Isla. En 1897 el Teatre Principal de Palma proyectaba las películas de los Lumière que ya habían llegado a otras ciudades españolas.Un año después, Gelabert sustituía a los franceses detrás de las cámaras y filmaba Llegada del vapor Bellver a Mallorca. «Fue la primera película rodada en Baleares. No está documentada aquí pero sí en Barcelona, por eso al principio se pensó que era la llegada del vapor desde Mallorca», afirma Aguiló. Diez años después volvería para filmar Mallorca, isla dorada. Un viaje vacacional en 1908 que se convirtió en el retrato de las costumbres y los paisajes de la Isla: la Cartuja de Valldemossa, el castillo de Bellver o las cuevas de Artà.

Su fama fue creciendo hasta que le ofrecieron trabajar en América y ser socio de un nuevo proyecto. Por aquel entonces, el cine americano estaba muy por detrás con producciones de corto metraje y Gelabert creía en la responsabilidad de desarrollar la industria cinematográfica en España. Un objetivo al que contribuyó con la creación de los primeros estudios, Boreal Films, en 1914. Sin embargo el estallido de la Primera Guerra Mundial truncó sus planes: se acabó la exportación de films a países beligerantes y la importación de película virgen lo cual llevó a la paralización del negocio.

El cine americano comenzó entonces a ganar terreno hasta encabezar el sector. «Representaba la visión comercial que Europa no tuvo. Aquí los pioneros del cine eran personajes románticos, visionarios, pero muy malos para el negocio», asegura Aguiló. Gelabert vendió sus estudios y quiso retomar su faceta de cineasta intentando recuperar un tren que le había adelantado hacía tiempo. En 1928 filmaba su última producción, El puntaire. Sus películas seguían siendo mudas –con actores escondidos que reproducían los diálogos– cuando hacía tiempo que el cine ya hablaba en Barcelona. «Creía que el cine tenía una expresividad suficiente con las imágenes. Muchos pensaron que el cine sonoro sería un fracaso», añade la profesora.

Cuando falleció, encerrado en su taller, Gelabert acumulaba un centenar de películas en su trayectoria. Nunca tuvo una estrella en el Paseo de la Fama y muchas de sus cintas ni siquiera han logrado conservarse, pero cada fotograma lleva impregnada una parte de su historia.

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