jueves, 28 de mayo de 2009

El mayor episodio de hundimientos submarinos del Planeta tuvo lugar en Mallorca hace 6 millones de años

IGME Madrid 27.05.2009

Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de la Universidad de las Islas Baleares han detectado, en Mallorca, más de 200 colapsos o hundimientos del terreno que tuvieron lugar durante el Mioceno superior (Messinense), hace unos seis millones de años. Estos paleocolapsos, considerados por los investigadores como el mayor episodio de hundimientos submarinos del Planeta, pueden observarse en la costa sur y este de Mallorca; su exposición en los acantilados es extraordinaria y destacan por sus grandes dimensiones de hasta 500 metros cuadrados de superficie y 35 metros de altura.
IGME
Madrid
27.05.2009 12:48
Los paleocolapsos pueden observarse en la costa sur y este de Mallorca. Foto: IGME.
Estas formas fósiles de hundimientos están estrechamente ligadas al desarrollo de una de las mayores plataformas arrecifales del Mediterráneo occidental y a las fluctuaciones del nivel del mar durante el Mioceno Superior, que controlaban el crecimiento y la posición de los arrecifes coralinos.

Durante las bajadas del nivel del mar los corales quedaban expuestos, en un clima tropical-subtropical, a la disolución por las agresivas aguas subterráneas y se fueron formando distintos sistemas de cavidades. Cuando el nivel del mar subía, se iban depositando nuevos sedimentos sobre los corales hasta que las cavidades se colapsaron y, sobre ellas, se hundieron grandes volúmenes de rocas cuando todavía no estaban consolidadas.

Pedro Agustín Robledo, investigador titular del IGME, explica que “los estudios de porosidad que se han llevado a cabo en los paleocolapsos han puesto de manifiesto el gran interés que tienen estas estructuras como potenciales reservorios de hidrocarburos o de aguas subterráneas. En términos generales, este curioso episodio geológico puede contribuir a mejorar el conocimiento de los eventos paleoclimáticos críticos, que sucedieron a lo largo de la historia de la Tierra”.

Fuente: IGME

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miércoles, 27 de mayo de 2009

1801. El descubrimiento de los 'planetas' diminutos

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 27/05/2009

Asteroide Ida
El asteroide Ida y su satélite Dactyl. | NASA

Cuando Piazzi descubrió Ceres en 1801, se pensó que ése era el planeta perdido. En efecto, a finales del XVIII, tras el descubrimiento de Urano, la predicción de que tenía que haber otro planeta en el gran hueco entre Marte y Júpiter había ganado mucha fuerza. Incluso se había organizado una 'policía celestial' que rastreaba el zodíaco para su búsqueda. Pero a los astrónomos les esperaba una sorpresa mayor. Tras localizar a Ceres, en seguida se descubrieron otros tres 'planetas' similares: Palas, Vesta y Juno. Sin embargo, comparados con los ya conocidos, todos estos 'planetas' eran verdaderamente diminutos (mucho más pequeños que la Luna).

La realidad es que Ceres, Palas, Vesta y Juno no eran planetas, sino los miembros mayores de una nueva familia de pequeños cuerpos del sistema solar: los asteroides.

La policía busca un planeta perdido
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El cinturón de asteroides. | NASA
El descubrimiento de Urano en 1781 supuso un espaldarazo para la ley de Titius-Bode que establecía que la distancia de un planeta al Sol (en Unidades Astronómicas) tiene la forma: d = 0,4 + 0,3 k, donde k es el número 0 (para Mercurio), 1 (para Venus), 2 (para la Tierra), 4 (Marte), 16 (Júpiter), 32 (Saturno) y 64 (Urano). La secuencia k=0, 1, 2, 4, (¡!), 16, 32, 64 indicaba por tanto que tenía que haber un planeta situado entre Marte y Júpiter que correspondería al valor k=8 (esto es, 2,8 veces más distante del Sol que la Tierra).

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Grabado de Giuseppe Piazzi. | Instituto Smithsonian
Muchos astrónomos estaban fascinados por la relación de Bode y por la posibilidad de encontrar un planeta nuevo. El eminente astrónomo francés Joseph Lalande (1732-1807) estimuló emprender una búsqueda sistemática. En septiembre de 1800, el austríaco Franz Xaver von Zach (1754-1832) organizó el rastreo para cazar al esquivo planeta perdido, para ello capitaneó una 'policía celestial' compuesta por venticuatro astrónomos que se repartieron la exploración exhaustiva del zodíaco. Pero un sacerdote italiano, Giuseppe Piazzi (1746-1826), fue más rápido que esa policía.

¡El planeta, por fin!
Piazzi había trabajado en Londres con el gran fabricante de telescopios Jesse Ramsden. Este último había desarrollado un método para grabar de manera mecanizada la escala sobre el círculo de posición de los telescopios, lo que mejoraba enormemente la precisión de las medidas de las posiciones estelares. Una vez instalado en el Observatorio de Palermo, Piazzi disponía de uno de esos telescopios de precisión montado sobre círculo vertical. Y equipado con este telescopio, Piazzi emprendió pacientemente la elaboración de un catálogo estelar que debía mejorar en precisión a todos los existentes.

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Ceres observado por el telescopio espacial Hubble en 2004. | NASA
Pero el 1 de enero de 1801, Piazzi encontró un objeto que se movía respecto de las estrellas, es decir un objeto del sistema solar. Este objeto, bautizado Ceres por el italiano (en honor de la diosa romana protectora de Sicilia), resultó estar entre Marte y Júpiter, exactamente 2,8 veces más distante del Sol que la Tierra. Todo parecía indicar que Piazzi había descubierto el planeta perdido, esto es, el que correspondía a k=8 en la ley de Bode.

¿Planetas diminutos?
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Ceres comparado con la Luna y la Tierra. | NASA
Sin embargo, cuando William Herschel utilizó sus grandes telescopios para observar Ceres, quedó sorprendido de lo débil que era este 'planeta', sus medidas indicaron que era mucho menor que la Luna. Y, por si esto era poco, el astrónomo alemán Heinrich Olbers descubrió en 1802 otro objeto similar a Ceres que fue denominado Palas. Explorando esa misma región del cielo, cinco años más tarde, Olbers descubrió otros dos objetos más del mismo tipo: Vesta y Juno. Todos ellos parecían planetas, pero planetas diminutos. Sus pequeños tamaños llevaron a argumentar a Herschel que no podían ser auténticos planetas y acuñó para ellos el término 'asteroides'.

Pero durante muchos años, debido a las limitaciones de los telescopios existentes, no se localizaron asteroides nuevos y Ceres permaneció catalogado como un auténtico planeta durante medio siglo.

El cinturón de asteroides
Sería la introducción de la fotografía astronómica lo que generaría una gran explosión de descubrimientos de estos pequeños cuerpos. A finales del siglo XIX ya se conocían más de 300 asteroides, hacia 1920 un millar, hacia 1989 diez mil, y hoy se conocen unos 400.000. Estos son los mayores objetos de los varios millones de rocas que forman el denominado 'cinturón de asteroides'.

Olbers pensó que los asteroides podían ser los restos de un planeta que había ocupado un día la región k=8 entre Marte y Júpiter pero que había sido destruido por algún cataclismo.

Hoy sabemos que la masa total del cinturón de asteroides es mucho menor que la de la Luna (tan sólo un 4%). Ceres (que contiene un tercio de la masa total del cinturón) tiene un tamaño de 900 km y tan sólo unos cuantos asteroides superan los 250 km. Este conjunto de pequeñas rocas no puede por tanto constituir los restos de ningún planeta destruido, simplemente se trata de fragmentos que no pudieron llegar a ensamblarse en un planeta en el momento de la formación del sistema solar.

Curiosidades
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Retrato al óleo de Gauss por G. Biermann. | Observatorio de Pulkovo, San Petersburgo
* Al poco de su descubrimiento, hacia mediados de Febrero de 1801, Ceres estaba demasiado cerca del Sol y Piazzi lo perdió de vista. A partir de las pocas observaciones que había hecho intentó calcular la órbita para volver a observarlo, pero había demasiadas incertidumbres en el cálculo de órbitas elípticas empleando pocas medidas. Al caer enfermo, Piazzi envió los datos a otros astrónomos en Europa que tampoco pudieron resolver el problema.

Afortunadamente, los datos llegaron finalmente a las manos de un joven y brillante matemático, Carl Friedrich Gauss (1777-1855), quien desarrolló un método matemático específico para el cálculo de una órbita elíptica a partir de tres medidas y predijo las posiciones de Ceres con gran precisión. Zach reobservó Ceres, exactamente en la posición predicha por Gauss, en la última noche del año 1801. El 'método de Gauss' para cálculo de órbitas ha seguido utilizándose hasta nuestros días.

* En Agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional introdujo el nuevo término 'planeta enano' para designar a los cuerpos que, no siendo satélites, (1) orbitan en torno al Sol, (2) tienen masa suficiente para que su propia gravedad les haya dado forma cuasi esférica, y (3) no han limpiado la zona de su órbita de la presencia de objetos planetesimales. Ceres encaja bien dentro de esta definición, por lo que su estatus actual -junto con Plutón, Eris y otros- es el de 'planeta enano'.

* En honor de Urano se había nombrado 'Uranio' a un nuevo metal identificado en 1789. De manera análoga, en honor de Ceres y Palas se nombraron 'Cerio' y 'Paladio' a dos nuevos elementos descubiertos en 1803.

* En memoria de Piazzi se nombró al asteroide (1000) Piazzia. También lleva el nombre 'Piazzi' un cráter que fue marginalmente descubierto sobre la superficie de Ceres por el telescopio espacial Hubble en el año 2001.

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Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional).

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martes, 26 de mayo de 2009

Bartomeu Caldentey: un Gutenberg 'made in' Mallorca

Laura Jurado | Palma lunes 25/05/2009

imprenta
Antes de que entraran en juego los derechos de autor y los libros perdieran su condición de tesoro, la literatura era cosa de copistas. Monjes y frailes dedicados exclusivamente al rezo y a la copia de ejemplares por encargo del clero, de reyes o nobles. Su trabajo podía durar diez años. Gutenberg lanzó una apuesta a ese mundo editorial: su máquina podía hacer decenas de copias de una biblia en menos tiempo del que un amanuense acababa una. En Mallorca sus homólogos fueron Bartomeu Caldentey y Nicolás Calafat.

Cuando Johannes Gutenberg habló de la imprenta en Alemania hacia 1450, el invento ya existía en China desde hacía años. No era el creador, pero sus aportaciones fueron fundamentales ya que sustituyó las tablillas de madera por caracteres de hierro, los primeros tipos móviles. En España la imprenta llegó primero a Segovia de la mano de Juan Párix y a Mallorca, de la de Bartomeu Caldentey hacia 1485. «Su característica fundamental es que había sido construida en la Isla y no se había importado de Alemania como ocurrió en otras ciudades españolas», explica el magíster de la Maioricensis Schola Lulística, José María Sevilla.

Caldentey nació en Felanitx en una familia humilde por lo que sus padres decidieron que, como era costumbre, recibiera la tonsura para iniciarse en la carrera eclesiástica y así costearse sus estudios. Cursó Humanidades en Nápoles y luego en la Sorbona, donde se doctoró en Teología. Con 30 años, preparado para el ministerio sacerdotal y la docencia teológica, recibió el presbiterio de la Seu. «Fernando el Católico le había concedido el predio de Miramar y allí, junto a Francesc Prats, planearon crear una escuela lulista como la que existía en Randa», afirma Sevilla. Con el apoyo del monarca el colegio se creó en 1485.

Poco después se unía a los sacerdotes un nuevo personaje: Nicolás Calafat. «Era un fundidor de melates valldemossí. Caldentey le contrató para construir una imprenta». Años atrás ambos habían viajado a otras ciudades españolas con la intención de que Calafat aprendiera tanto la construcción de la máquina como el arte de la impresión. «Era un mero artesano. La idea, el capital y la propiedad eran de Caldentey», añade el magíster. El sacerdote encargó una prensa a un carpintero y él mismo preparó los abecedarios de letras góticas.

No se sabe si la imprenta se fundó primero en Palma, pero fue en el colegio de Miramar donde encontró su apogeo. Tractatus de regulis moralibus atribuido a Joan Charlier de Gersón fue el primer libro impreso en Mallorca. A él siguieron Rudimenta grammaticae del mallorquín Joan de Pastrana en 1487 y un año después el Breviari mallorquí. Cuántas copias se imprimieron y cuántas llegaron a venderse es algo que no se sabe con certeza. Los ejemplares conservados están hoy divididos entre París, California y Madrid.

«La alta posición eclesiástica de Caldentey le aseguraba beneficios económicos y por ello pudo invertir en el proyecto de la imprenta. Sin embargo Calafat tenía muchos hijos y los ingresos por su labor de impresor no le alcanzaban, por lo que pidió ser trasladado a Palma para convertirse en relojero», explica el magíster. La imprenta no resultaba tan rentable como Caldentey había pensado. Su idea era compensar las pérdidas con las ventas del Breviari mallorquí pero la importación a Mallorca de ejemplares a mejor precio le arruinó.

A la crisis económica se sumó la educativa. La concesión que el rey había hecho en 1483 para la creación del Estudio General Luliano en Palma hizo que muchos alumnos de Miramar fueran trasladándose a Ciutat. Y allí llevó Caldentey su imprenta en un último intento por salvarla. «Cuando Calafat abandonó el proyecto no había nadie que pudiera sucederle y los alumnos que ayudaban también fueron desapareciendo».

Los últimos años de la imprenta se pierden en la nebulosa. Sus dos precursores –y Francesc Prats– morían hacia el final de siglo lo cual precipitó la desaparición del proyecto. «En Mallorca no tuvo la importancia que merecía porque no dio lugar a una explosión de imprentas. Después, para la gente fue más fácil importarlas que construirlas», asegura Sevilla. Hasta un siglo después no volvería a haber impresores en la Isla. A muchos los nombres de Caldentey y Calafat les sonaban tan ajenos como la Maguncia de Gutenberg.

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lunes, 25 de mayo de 2009

Retales de la historia isleña en el olvido institucional

Lunes 25 de mayo de 2009

patrimonio industrial
Guillem Amengual, con los vehículos y motores que constituyen la joya de su corona. Foto: Sebastià Llompart

El patrimonio industrial que el mallorquín Guillem Amengual ha reunido y restaurado en su finca de Algaida sufre las inclemencias del tiempo sin que nadie haya hecho nada por evitarlo. El Consell se ha comprometido ahora a catalogarlo

MATEU CUART. PALMA. "Esto no es sólo cultura, es un pedazo de nuestra historia", explica Guillem Amengual, que ha dedicado buena parte de su vida a aglutinar en su finca de Son Pujolí, en Algaida, el grueso del patrimonio industrial de la isla, de incalculable valor, sin que nadie desde ninguna institución haya hecho nada por apoyarle.
"Es una vergüenza", se lamenta el restaurador, cansado de firmar créditos y letras para que la sociedad de mañana pueda conocer de dónde viene, y de escuchar buenas palabras de los políticos que no llegan a concretarse. "El Govern tendría que comprar la finca, crear un taller escuela para aprender el oficio de restaurador, y crear unas rutas históricas por el campo, creando cobertizos en los que proteger la maquinaria", sugiere.
Entretanto, el cañón antiaéreo más famoso de Europa, un camión anfibio comprado por el Ejército para la Marcha Verde y que llegó a maniobrar en Cabrera, un Ebro con cabina de madera de Transportes Pons, "la única empresa de este tipo que había en Mallorca hace 30 ó 40 años", o la máquina con la que se suministraba gasolina a los aviones de Mussolini que bombardearían Barcelona o Valencia, sufren las inclemencias de una vida al raso.
La colección de Amengual, que el Consell se ha comprometido ahora a catalogar a través de un historiador que hasta la fecha sólo ha visitado dos veces la finca, pese a que debería presentar su proyecto en junio, incluye desde GMC?americanos de la Segunda Guerra Mundial, con tracción total a las diez ruedas, hasta la apisonadora Invicta que hizo la carretera de s´Arenal hasta Es Cap Blanc."Con esto se ha construido Mallorca, no se puede ir de aquí", sostiene el coleccionista, al que se empañan los ojos cuando sopesa la posibilidad de aceptar alguna de las muchas ofertas que ha recibido por sus tesoros, todos restaurados y muchos en funcionamiento.
Su joya de la corona es una Hispano Suiza de 1914, el camión de bomberos más antiguo de Palma, en funcionamiento desde 1928 hasta los 60, cuando fue relegado a un cargo de segunda, el de regar la plaza de toros. Amengual lo compró en los 90, absolutamente inservible, y restauró pintura, chasis y mecánica. A?él le ha reservado un hueco en un estibado garaje en el que se cobijan también el autocar más viejo de la isla, con volante a la derecha y sin frenos delanteros, que cubría la ruta Maria de la Salut - Sineu - Lloret - Pina -?Algaida, así como dos motores de finales del XIX que aún hoy es capaz de poner en marcha y hacer funcionar con la precisión de uno de los múltiples relojes que también colecciona.
Amén de curiosidades como el segundo modelo diesel de Caterpillar, o el grupo eléctrico de una fábrica de zapatos de Inca, el restaurador cuenta con un espacio reservado a los servicios ferroviarios en el que, sobre vías de una medida especial –914 milímetros– que aún conserva el Tren de Sóller, muestra una Maffeis de la salinera de Formentera, así como un vagón de carga adaptado como máquina de tren para reparar las vías.
"Todo esto tiene que ser del pueblo mallorquín", admite Amengual, quien lamenta que Balears ostente el dudoso honor de ser, con Aragón, la única autonomía que no ha presentado un estudio para la creación de un museo industrial.


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Fotografías

El Museu Marítim, varado en los rigores de la burocracia

Domingo 24 de mayo de 2009

La dirección general del Mar reclama un espacio en el Moll?Vell para construir el centro museístico, y Autoritat Portuària condiciona su cesión a la existencia de una "petición de consenso" entre Govern,?Consell y Cort

MATEU CUART. PALMA. La construcción del tantas veces invocado Museu Marítim de Mallorca se halla inmersa en un atolladero burocrático desde que, el pasado mes de julio, la Autoritat Portuària anunciara que trasladaría sus oficinas al antiguo edificio de Trasmediterránea.
"Cuando proponen la reforma, renunciamos a ubicar allí el museo, pero les pedimos otro espacio y todo han sido complicaciones", señaló a este rotativo el director general del Mar, Tomeu Calafell, partidario de aplazar la concreción del acuerdo para la recuperación del centro museístico que escenificaron hace un año en el Parc de la Mar los titulares de Medio Ambiente de Govern, Consell y Cort hasta que la Autoritat Portuària les ceda un espacio. "Queremos tener primero la base física, pero tanto el Consell como el Ayuntamiento de Palma han mostrado su predisposición a la creación del museo", apuntó el director general, para quien es "en la actitud de la Autoritat Portuària" donde radica el problema.
"La primera fase de un edificio nuevo, de unos 1.500 metros cuadrados, adjudicado, construido y abierto, costaría unos tres millones de euros, que no son problema porque el Govern podría recurrir al uno por ciento cultural", abundó Calafell, abierto a cualquier forma de cesión con la condición de que el edificio se ubique en el Moll?Vell.
Desde la entidad gestora de puertos, por su parte, sostienen que, tras una propuesta inicial "que no llegó a cuajar", recibieron a finales de enero una solicitud formal de la conselleria de Grimalt para la cesión de un solar que rechazaron por no proceder de un acuerdo institucional. "Los puertos son un patrimonio del Estado, y para justificar la cesión hay que hacerlo a través de una petición de consenso", apuntaron fuentes de la Autoritat Portuària, que verían también con buenos ojos una petición desde una proyectada Fundació Museu Marítim, rechazada por los asesores jurídicos del Consell y por el propio Calafell, que considera improcedente "crear figuras de gerencia y gastos innecesarios".
Y mientras la cuenta sigue pendiente, la dirección general del Mar trabaja ya en el contenido del que "podría ser el mejor museo marítimo del Mediterráneo, con embarcaciones vivas en el mar como La Balear, que es un Bien de Interés Cultural", recordó Calafell, quien lamenta que su lucha "no sea con Madrid" y aboga porque el president Antich, que nombró a su homólogo en la Autoritat Portuària, interceda ahora en defensa del museo.
"Hemos llegado a un acuerdo para restaurar piezas en la iglesia de la Sang, hacemos tareas de investigación en museos como el de Sóller y el de Lluc, y tenemos información concreta de un particular sobre la colección Planes, integrada básicamente por cuadros que compró Joan March Ordinas y que se ha desperdigado", reveló el político, dispuesto, si fuera necesario, "a comprar, si se pusieran a la venta, piezas que nunca deberían haber salido de Mallorca".
También el inventario del antiguo museu, compuesto por una colección de 285 piezas, entre las que se encontraban recuerdos del capitán?Antoni?Barceló, amén de maquetas, pinturas y artilugios navales, muchas de los cuales yacen hoy en la Cambra de Comerç, el Consolat de Mar o la Banca March, se halla en posesión de Medio Ambiente, que tiene igualmente localizadas piezas particulares que podrían exhibirse en un museo que se escribe en condicional desde que, a comienzos de los 70, cerrara por reformas un centro inaugurado en 1951 en la planta baja del Consolat de Mar que jamás volvería a abrir.
Ambiciosas propuestas como la presentada por la conselleria de Cultura en 1989, que preveía un edificio con dos plantas, una de ellas bajo el mar, han quedado en nada, y no han perdido un ápice de valor las palabras de uno de sus más insignes impulsores, Xavier Pastor, ante una de las enésimas promesas políticas al respecto, frente a la que admitió:?"Yo ya no me creo nada".

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jueves, 21 de mayo de 2009

1796. Laplace expone 'el sistema del mundo'

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 20/05/2009

Laplace
Retrato de Pierre Simon de Laplace. | Academia de las Ciencias de París

En 1796, Laplace publicó 'Exposición del sistema del mundo', obra en la que formuló una teoría sobre la formación del Sol y del sistema solar a partir de una nebulosa. Aunque con mucho mayor detalle y múltiples refinamientos, esta 'hipótesis nebular' permanece en nuestros días como el fundamento básico de toda la teoría de la formación estelar.

Eminente matemático y astrónomo, Laplace también demostró la estabilidad del sistema solar, sentó las bases científicas de la teoría matemática de probabilidades y formuló de manera muy firme e influyente la imagen de un mundo completamente determinista.

Astrónomo, primer ministro y marqués
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Grabado de Laplace en su madurez
Pierre Simon de Laplace nació en 1749 en una familia de granjeros de la baja Normandía. Estudió en la Universidad de Caen donde fue recomendado a d'Alembert. Este último quedó muy impresionado por la capacidad en matemáticas del joven Laplace y le recomendó para un puesto de profesor en la Escuela Militar.

Considerado el mejor matemático de su tiempo, Laplace tuvo también ambiciones políticas y llegó a ser Primer Ministro con Napoleón, aunque sólo permaneció en el cargo 6 semanas. Además, tuvo una gran habilidad para mantener su éxito tanto tras la Revolución francesa (Napoleón le impuso la Legión de Honor en 1805 y le nombró Conde del Imperio en 1806) como tras la restauración de los Borbones (que lo nombraron marqués en 1817).

Laplace vivió en París desde su juventud hasta su muerte en 1827.

La estabilidad del sistema solar
La mecánica celeste basada en los principios de Newton cosechó un enorme éxito durante el siglo XVIII pero, no obstante, algunos movimientos anómalos seguían sin solución: Júpiter estaba sometido a una aceleración aparente mientras que Saturno parecía frenarse poco a poco y la Luna también mostraba un movimiento acelerado. Si estos movimientos continuaban indefinidamente, Júpiter caería sobre el Sol, Saturno se escaparía del sistema solar, mientras que la Luna parecía destinada a caer sobre la Tierra.

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'Exposition du Systeme du monde' (edición de 1813).
Con tan sólo 23 años de edad, Laplace se interesó por estos problemas y demostró que la aceleración de Júpiter y el frenado de Saturno eran movimientos periódicos. Los larguísimos períodos (en torno a mil años) habían hecho creer hasta entonces que estas variaciones eran continuas e indefinidas ('seculares'). En 1785 demostró que tales anomalías se debían a la posición relativa de Júpiter y Saturno respecto del Sol. Todo ello necesitó de una cantidad enorme de cálculos muy detallados. En 1787 Laplace demostró que el movimiento anómalo de la Luna también era oscilatorio y que estaba ocasionado por pequeños efectos (de 'segundo orden') en el sistema triple Sol-Tierra-Luna.

Los parámetros del sistema solar y los movimientos de sus cuerpos podían estar sujetos a variaciones, pero lo que Laplace argumentó es que estas variaciones eran periódicas y, por tanto, el sistema solar debía ser estable y auto-regulado. Todas estas ideas se recogieron en su obra 'Exposition du système du monde' publicada en 1796.

El demonio de Laplace
Sus estudios sobre la estabilidad del sistema solar llevaron a suponer a Laplace que todos los fenómenos naturales obedecen a leyes deterministas. El astrónomo utilizó una imagen muy gráfica para expresar esta idea: si un ser sobrehumano (un 'demonio') conociese la situación inicial de las partículas en el universo, resolviendo las ecuaciones de movimiento podría conocer su futuro con detalle infinito. Según Laplace nuestro universo sería pues completamente determinista: todo en el universo estaba determinado de antemano. Naturalmente este determinismo tendría implicaciones filosóficas, en particular en lo que se refiere a la libertad de las personas.

Hoy sabemos que la ciencia contemporánea impone límites claros a este determinismo. Por un lado, la teoría del caos demuestra que un sistema complejo puede comportarse de manera impredecible. Por ejemplo: aunque las ecuaciones de Newton gobiernan los movimientos de los cuerpos del sistema solar, resultaría completamente imposible resolver estas ecuaciones con precisión infinita. Por otro lado, la mecánica cuántica ha demostrado el comportamiento no determinista de sistemas microscópicos.

La formación del sistema solar
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Formación del sistema solar. | NASA
En su 'Exposition du système du monde' Laplace no sólo se interesaba por la evolución del sistema solar, sino que también estudió su formación. Siguiendo los descubrimientos de nebulosas realizados por William Herschel en Inglaterra, Laplace pensó que el colapso gravitatorio de una nebulosa podría haber dado origen a la formación del Sol y que el material orbitando en torno al Sol podría condensarse para formar una familia de planetas. Esta teoría explicaba de manera natural que todos los planetas orbiten en torno al Sol en el mismo sentido (de oeste a este) y que sus órbitas estén en un mismo plano.

La 'hipótesis nebular' de Laplace fue pronto generalizada por Herschel (a principios del XIX) para explicar la formación y evolución de todas las estrellas y de sistemas estelares. Estas ideas evolutivas prepararon el camino a Darwin que enunció su teoría de evolución de las especies en 1859. Aunque con mucho mayor detalle, esta hipótesis nebular sigue siendo el fundamento de las teorías contemporáneas de formación estelar.

Mecánica celeste y probabilidades
El libro 'Exposition du système du monde' apenas contenía matemáticas, fue traducido a muchos idiomas y tuvo una influencia enorme. Sin embargo, la obra capital de Laplace, en la que expresa con todo detalle y rigor matemático sus investigaciones sobre el sistema solar, es el conjunto de cinco volúmenes 'Traité de mécanique céleste' (1799-1825).

Laplace también dotó de rigor matemático a la teoría de probabilidades en su obra 'Théorie analytique des probabilités'. Entre otros logros, en esta obra formuló el método de los mínimos cuadrados que es fundamental para la teoría de errores.

Curiosidades...
* Napoleón, refiriéndose a la obra 'Exposition du système du monde', comentó a Laplace: "Me cuentan que ha escrito usted este gran libro sobre el sistema del universo sin haber mencionado ni una sola vez a su Creador". A lo que Laplace contestó "Sire, nunca he necesitado esa hipótesis". Esta respuesta de Laplace hacía referencia a que, un siglo antes, cuando Newton aplicó al sistema solar su ley de gravitación, al no ser capaz de explicar las anomalías de los movimientos de Júpiter y Saturno, argumentó que tales anomalías se debían a la voluntad divina. Laplace parecía querer mostrar, además de una cierta superioridad sobre Newton, que sus teorías sólo estaban basadas en la ciencia positiva.

* Cuando Napoleón, divertido por la respuesta de Laplace, le comentó la anécdota a Lagrange, este último exclamó "¡Ah! [Dios] Es una bella hipótesis que explica muchas cosas". Napoleón también le contó esto a Laplace, a lo que éste muy astutamente argumentó: "Aunque esa hipótesis pueda explicar todo, no permite predecir nada". Estas anécdotas revelan el ateísmo de Laplace.

* La transformada de Laplace no fue descubierta por éste, sino por Euler (1707-1783). Esta transformación matemática lleva el nombre de Laplace porque este último la utilizó mucho en sus trabajos de probabilidades. La transformada de Laplace es un elemento básico en muchos campos de la física matemática.

* Laplace es uno de los 72 insignes científicos franceses que tienen su nombre inscrito en torno al primer piso de la Torre Eiffel. Gustave Eiffel inscribió allí esos nombres como un homenaje a los mayores científicos galos. Junto con Laplace hay otros 5 astrónomos: Arago, Delambre, Delaunay, Lalande y Le Verrier


Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional).


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martes, 19 de mayo de 2009

El hombre-pájaro pionero de los cielos mallorquines

Laura Jurado | Palma martes 19/05/2009

aviación
El Blériot XI en el Hipódromo Balear antes de su despegue. | AENA-SON SANT JOAN

Mamet no era un pájaro pero también consiguió volar. No llevaba capa y, que se sepa, tampoco los calzones sobre el pantalón, pero su logro fue digno de un superhéroe. Siete años después del primer vuelo de la Historia –el de los hermanos Wright– el piloto francés recorría España con sus exhibiciones aeronáuticas. Su Blériot XI fue el primer avión en el cielo de Mallorca.

Julien Mamet nació en la ciudad francesa de Bourges. Tras el servicio militar pudo comenzar a trabajar como mecánico, profesión para la que le se había formado años atrás. En 1903 el ingeniero y piloto Louis Blériot le convenció para entrar en el mundo de la aviación y, poco después, se convertía en mecánico de su compañía. Allí comenzaron sus horas de gloria: un avión Blériot era el primero en sobrevolar el Canal de la Mancha. Louis se convertía en héroe y Mamet ganaba 1.000 francos por el logro. Juntos recorrieron media Europa realizando exhibiciones aeronáuticas.

Su regreso a Francia dio un vuelco a su carrera. Se marchó a la ciudad de Pau para instalar una escuela de aviación y, apenas un mes después de obtener el título de piloto, ponía rumbo a España. «A excepción de los 60 segundos que el valenciano Juan Olivert consiguió hacer volar su aeroplano, Julien Mamet fue el primer piloto en España», afirma el historiador Jordi Vidal. Fue el responsable del primer vuelo en Cataluña el 11 de febrero de 1910 y el 23 de marzo en Madrid. En junio viraba su avión hacia Mallorca.

En pleno inicio del turismo la Cámara de Comercio organizó una exposición de productos baleares en 1910. Una gran muestra que iría acompañada de una Semana Deportiva con un número estrella la presentación del primer aeroplano en la Isla: el Blériot XI de Julien Mamet. El aparato estaba más cerca de la alfombra voladora de Aladdín que de un avión actual: un monoplano de madera lleno de alambres y tornillos, más de ocho metros de largo y cuyo tren de aterrizaje eran dos ruedas de bicicleta y otra pequeña en la parte posterior.

Mamet llegó en barco desde Barcelona con el avión desmontado. La gran cita era el 28 de junio en el Hipódromo Balear situado en la posesión de Son Macià cerca de Pont d’Inca. Eran las seis y media de la tarde cuando el francés subía a su aparato y el mecánico daba impulso a la hélice. El motor en marcha, las ruedas avanzando por la pista y el avión comienza a alzarse sobre el suelo. «Toma mayor altura en busca de capas de aire menos agitadas y logra, majestuosamente, dar la vuelta dirigiéndose veloz hacia el hipódromo; vira otra vez veloz y como una saeta desciende frente al grupo de invitados», relataba el diario La Almudaina.

Al día siguiente, cuando estaba previsto el segundo vuelo, el público abarrotaba Son Macià. La gente estalló en aplausos cuando Mamet se elevó en el cielo, pero el vuelo no corrió la misma suerte. El aparato desapareció entre los árboles: el avión sufría graves desperfectos mientras que el piloto salía sólo con algunos rasguños. «Un calentamiento de motor le había restado la fuerza necesaria al aparato, lo que hizo que la cola del avión rozara la copa de los árboles y provocara la posterior caída contra el suelo», explica Luis Utrilla en Las puertas del cielo. Historia de los aeropuertos de la isla de Mallorca.

«Probablemente aquel pequeño accidente hizo que el vuelo de Mamet se entendiera como un fracaso», explica Vidal. El francés suspendió su último vuelo en la exposición y, aunque Utrilla recoge que prometió volver, nunca más voló sobre Mallorca. Habría que esperar hasta 1916 para ver un nuevo aeroplano en la Isla: el Monocoque de Salvador Hedilla con el que llegó desde Barcelona. «Su vuelo tuvo mucha mayor repercusión, era el primero que cubría un trayecto y no se limitaba a una exhibición. Sin embargo, el honor de ser el primer piloto en Mallorca fue de Julien Mamet», añade el historiador.

El piloto regresó a Francia y continuó vinculado siempre a la aviación: al estallar la Primera Guerra Mundial fue reclutado para implantar escuelas de pilotos y durante años se dedicó a batir récords de velocidad con su avión. Otra de sus facetas fue la de inventor ya que creó un sistema de lanzamiento de granadas desde una torreta situada en el aeroplano. A poco más de un año del centenario alguien debería homenajear al primer hombre-pájaro de Mallorca. Un héroe que pasó su vida entre las nubes.

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lunes, 18 de mayo de 2009

Historia de El Terreno (I)

Domingo 17 de mayo de 2009



BARTOMEU BESTARD (*) El barrio de El Terreno ocupa una franja del litoral de la bahía de Palma, en la falda del bosque del castillo de Bellver, flanqueado por la zona residencial de Son Armadans, Son Alegre y el barrio de Portopí. Antiguamente, El Terreno estaba situado en dominios de realengo, adscritos al castillo de Bellver. En 1656 se hizo, junto a la costa, Sa Quarentena, hoy convertida en jardín. Hasta que se construyó el paseo Marítimo, junto a ese recinto de Sa Quarentena, estaba Sa Pedrera, lugar de donde se extraía piedra dejando así una explanada, lo que permitió que posteriormente se instalasen unos astilleros. La primera casa de la que se tiene constancia en la zona data de 1777 y se refiere a la que se construyó el artista y naturalista Cristóbal Vilella, impulsor de la decoración a base de conchas marinas y ligado por sus trabajos a la familia real española. Precisamente fue a merced del Rey que pudo adquirir el solar. Este edificio luego pasó a la familia Dezcallar y fue conocido como Son Catlaret. Un portal blasonado con las armas reales y el topónimo que da nombre a la calle son los únicos vestigios que nos quedan de esa propiedad. Según el catedrático Bartomeu Barceló, el barrio de El Terreno toma su nombre de la finca que hacia finales del siglo XVIII fue del cardenal Antonio Despuig y Dameto. En esta finca quería el cardenal reunir las piezas de su magnífico museo, las cuales finalmente acabaron depositadas en la finca de Raixa. Las casas prediales de El Terreno todavía se conservan, muy modificadas, y son conocidas actualmente como Can Rubert o Nazaret, nombre, éste último, que surgió en 1923 al convertirse la casa en un colegio que llevaba ese mismo nombre. Sus jardines han sido recientemente restaurados, con la excepción de un rincón muy degradado el cual está ocupado desde hace décadas por una discoteca. A la muerte del Cardenal Despuig (1813), la finca fue vendida a Jaime Sitjar, para un año después vendérsela a Juana A. Vidal y Serra de Marina. A la muerte de la señora Vidal, El Terreno pasó a sus parientes los Rubert, familia que con el tiempo fue parcelando la finca, posibilitando la urbanización de la zona.
La merced concedida por el Rey en su día a Vilella, y seguramente a Despuig, para poseer un solar en el realengo de Bellver, significó un precedente para el posterior proceso urbanizador de la zona. Por otra parte, en 1821, apareció en Palma la fiebre amarilla, diezmando la población palmesana. Parte de la gente que tuvo la suerte de no contagiarse se instaló en las faldas del castillo de Bellver, provocando la aparición de un poblado provisional construido con barracas de madera. El material se consiguió talando los pinos de los alrededores, lo que significó arrasar la mayor parte del bosque de Bellver. Esas cabañas de madera se volvieron a ocupar en 1835, cuando tuvieron lugar en Palma unos movimientos sísmicos importantes, lo que ocasionó que algunos vecinos de la ciudad buscasen refugio allí.
Por otro lado, durante la segunda década del siglo XIX se construyó un camino nuevo (actual calle Joan Miró) que unía el barrio de Santa Catalina, con los castillos de Bellver y San Carlos, reemplazando el antiguo (actual calle Robert Graves, donde se encuentra el puente del torrente Mal Pas, que ha sido protagonista estos días) tramo del camino que unía Palma con Andratx, contribuyendo a mejorar el acceso a la zona.
En 1835 hubo el primer intento de urbanizar la zona. Fue la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País, institución que obtuvo gran relevancia en el desarrollo de Mallorca durante esos años, la que presentó un proyecto a la autoridad militar con la consiguiente solicitud de los permisos para llevar a cabo la urbanización en la falda de Bellver. Recordemos que esa zona había quedado desarbolada años antes con motivo de la epidemia. Si bien el proyecto fue rechazado por la autoridad competente, lo cierto es que en 1840 el cronista Antonio Furió escribió que "en vez de la pasajera permanencia que en él (El Terreno) hacían nuestros mayores vemos hoy levantarse a porfía, en su llanura, hermosas y cómodas casitas". De hecho, entre 1838 y 1845, Juan Rubert, edificó unas casas en la orilla del mar, en la parte de Can Barbarà. A partir de esa época el proceso urbanizador fue imparable, llegando al caso que en 1859 al señor Pedro Bonafé se le dio permiso para construir treinta y cuatro casitas. En 1886 se puso nomenclatura a las calles. En la década de los años ochenta del siglo XIX el barrio ya presentaba el aspecto de una pequeña población de recreo. El archiduque Luis Salvador dice que "con sus casitas pintadas de blanco, amarillo y azul... parece una pequeña ciudad", y Rusiñol añade que "és un cigne blanc del que cada casa en ve ésser una ploma". En esos momentos fueron apareciendo diferentes servicios: la farmacia, tiendas de comestibles, el horno, la barbería... la bella iglesia de Nuestra Señora de la Salud se construyó en 1870. Para que uno se haga una idea, en 1887, El Terreno estaba constituido por 343 edificios, en su mayoría de una sola planta. Varias generaciones de ciutadans tuvieron la suerte de veranear, o vivir durante todo el año, en este barrio (continuará).

(*) Cronista oficial de Palma.

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miércoles, 13 de mayo de 2009

1790. Herschel: la exploración de la galaxia y el descubrimiento del infrarrojo

Rafael Bachiller | Madrid miércoles 13/05/2009

Galaxia de Herschel
Nuestra galaxia según William Herschel

Hacia 1790 aun se sabía muy poco de las estrellas. Puede considerarse que la Astronomía estelar fue iniciada por William Herschel, quien empleó dos décadas en realizar toda una serie de descubrimientos utilizando sus propios telescopios.

Herschel identificó centenares de estrellas binarias, lo que permitió extender la ley de la Gravitación Universal más allá del Sistema Solar, catalogó unas 2.500 nebulosas, dedujo la forma aproximada de nuestra Galaxia, la Vía Láctea, y constató el movimiento del Sol en su seno. También descubrió la radiación infrarroja del Sol. Todos estos logros, unidos al descubrimiento de Urano y al impulso dado a la construcción de telescopios, transformaron completamente la Astronomía confirmando a Herschel como uno de los mayores genios de la Historia de esta ciencia.

La forma de la Galaxia
A mediados de la década de 1780 Herschel disponía de un telescopio con un espejo de casi medio metro de diámetro y estimó que el hecho de observar un número muy diferente de estrellas en cada dirección del firmamento podía darnos una idea de cómo estaban distribuidas realmente las estrellas en el espacio tridimensional. Este problema no es fácil pues nuestro Sol está inmerso dentro de esta estructura, en cierto modo es cómo querer tener una visión aérea de un bosque cuando nos encontramos paseando entre sus árboles.

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Un grabado de William Herschel en su madurez
Herschel aplicó un novedoso método estadístico a este problema: contó las estrellas que había en cientos de direcciones diferentes. Cuando contaba pocas estrellas concluía que el borde de la Galaxia estaba cerca y lo contrario para líneas de mirada con gran número de estrellas (siempre por unidad de superficie). Obtuvo así una imagen aproximada, en tres dimensiones, de la estructura de la Galaxia. Naturalmente se trata de una imagen muy aproximada pues Herschel no sabía de las nubes interestelares que pueden oscurecer las estrellas del fondo y, además, había situado al Sol en una posición demasiado próxima al centro de la Vía Láctea.

Más adelante, cuando fue consciente de que con mayores telescopios era capaz de observar un número mucho mayor de estrellas, el propio Herschel reconoció que esta imagen de la Galaxia era poco detallada, pero a falta de un modelo más preciso, la imagen que Herschel dedujo para la Galaxia fue utilizada por los astrónomos hasta bien entrado el siglo XIX.

Estrellas binarias y gravitación
Desde que construyó su primer telescopio, Herschel se ejercitaba con ellos examinando las estrellas más brillantes. Constató así que muchas de estas estrellas formaban sistemas binarios o múltiples. A lo largo de varios años llegó a identificar más de 400 de estos sistemas múltiples que fue observando repetidamente. Al cabo de unos veinte años, en 1802, descubrió que en bastantes de estos sistemas binarios, las componentes individuales habían cambiado su posición relativa, lo que confirmaba que estas estrellas estaban ligadas físicamente, sometidas a fuerzas de atracción.

Por vez primera se intuía que la ley de la Gravitación Universal de Newton era válida más allá del Sistema Solar.

Nebulosas
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Dibujos de nebulosas realizados por Herschel
A finales de 1781, Herschel recibió una copia del catálogo de Messier de objetos no estelares y pronto emprendió una exploración sistemática de todo el cielo visible desde Inglaterra buscando más objetos "nebulosos".

Al cabo de pocos años, Herschel comprendió que podían establecerse ciertas secuencias evolutivas entre diferentes tipos de nebulosas, así lo constató en su obra 'La Construcción de los Cielos' de 1785. Tras dos décadas de observaciones, siempre asistido por su Hermana Caroline, Herschel compiló –en 1802- un catálogo que contenía 2.500 objetos "no estelares", principalmente nebulosas y cúmulos estelares. Este catálogo que estaba restringido al Hemisferio Norte sería completado por su hijo, el también eminente astrónomo John Herschel, y serviría de base al New General Catalogue (NGC), un catálogo que contiene hoy casi 8.000 objetos y que es de los más utilizados tanto por los astrónomos amateurs como por los profesionales.

En 1811 Herschel argumentaría que diferentes nebulosas parecían formar una secuencia evolutiva indicando que el colapso de tales nebulosas debía dar lugar al nacimiento de las estrellas, una idea que había sido avanzada por Laplace (1749-1827) en 1796.

El infrarrojo
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El descubrimiento del infrarrojo
Hacia 1798 Herschel, interesado por la naturaleza de la radiación solar, se encontraba estudiando cuánto calor se transmitía cuando se hacía atravesar un rayo de luz solar por un filtro coloreado. El astrónomo estaba inclinado a pensar que los diferentes colores estaban asociados con diferentes niveles de calor. Para verificar esta hipótesis ideó una sencilla experiencia: hizo pasar la luz solar por un prisma y sobre el espectro de colores que se obtenía fue emplazando un termómetro que comparaba con otro de control (fuera del espectro solar). Encontró así que todos los colores aumentaban la temperatura y que ésta crecía desde el violeta al rojo. Pero obtuvo la mayor sorpresa cuando, al medir más allá de rojo, encontró que esa región era la de mayor temperatura, como si estuviese sometida al efecto de un tipo de luz "invisible", lo que él denominó "rayos calóricos". Constató que estos rayos se comportaban como la luz visible pues estaban sometidos a los mismos fenómenos de transmisión, reflexión y refracción.

Esta fue la primera vez que se detectó una radiación que no era visible por el ojo humano. Con el tiempo, se acabaría denominando "radiación infrarroja".

Curiosidades...
* El telescopio espacial de infrarrojos 'HERSCHEL' recibió su nombre como reconocimiento al descubrimiento realizado por Herschel de la radiación infrarroja. Se trata de un espejo de 3,5 m de diámetro que será lanzado por la Agencia Espacial Europea el 14 de mayo de 2009 y que debe explorar por vez primera varias ventanas del espectro infrarrojo medio y lejano.

* La prueba definitiva de que la ley de la Gravitación Universal de Newton era la fuerza ejercida entre las componentes de las estrellas binarias la proporcionó el astrónomo francés Félix Savary (1797-1841). Este constató en 1827 que las componentes de la binaria visual ξ xi Ursae Majoris se movían en órbitas elípticas con el centro de gravedad en uno de los focos de las elipses.

* En 1783 Herschel descubrió el movimiento propio del Sol, con respecto a nuestras estrellas vecinas, en la dirección de la estrella λ lambda de la constelación de Hércules. El hecho de que el Sol, acompañado por su séquito de planetas, se moviese en el seno de la Galaxia constituyó una idea muy revolucionaria en su época.

* Herschel fue nombrado Sir en 1816 y murió tranquilamente en su casa de Slough en 1822, a los 84 años de edad. El brillante trabajo de su hijo el eminente astrónomo John Herschel redondeó uno de los legados más valiosos de la Historia de la Astronomía.

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martes, 12 de mayo de 2009

Descubren una nueva alga roja en el Mar Mediterráneo

SINC España 11.05.2009

alga rojaLeptofauchea coralligena

Un equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Girona (UdG) ha descrito una nueva especie de alga roja (Leptofauchea coralligena) para el Mediterráneo occidental. Esta especie es la única del género Leptofauchea que se conoce actualmente en el Mediterráneo.

“La especie que hemos descrito, Leptofauchea coralligena, es una alga roja de profundidad muy común entre finales de invierno y otoño en el Mediterráneo occidental. Es de gran importancia ecológica puesto que es una especie característica del coralígeno situado entre 30 y 45 metros de profundidad”, explica a SINC Conxi Rodríguez-Prieto, autora principal del estudio y directora del equipo de Algas Bentónicas Marinas de la UdG.

El estudio de las algas rojas se basa principalmente en la morfología de la estructura reproductora femenina y en los estadios de postfertilización. Rodríguez-Prieto afirma que “muchas especies de macroalgas fueron descritas a partir de especimenes estériles, por lo que a menudo se clasificaron en grupos taxonómicos (orden, familia, género, especie, e incluso clase) equivocados”.

Esto es lo que pasó con Leptofauchea coralligena, que, “a pesar de ser una especie muy frecuente, hasta ahora se pensaba que pertenecía al género Rhodymenia y, en concreto, a la especie Rhodymenia ardissonei”, aclara la investigadora.

Sin embargo, “la auténtica Rhodymenia ardissonei es una especie común pero muy poco abundante, que vive cerca de la superficie, y que se reproduce de forma muy distinta (por esto pertenece incluso a otra familia)”, señala la científica. La descripción de Leptofauchea coralligena, nueva especie para la ciencia, ha sido posible gracias a que los investigadores encontraron especimenes fértiles y pudieron estudiar su reproducción.

El estudio, que se ha publicado recientemente en European Journal of Phycology, ha contado con la colaboración de Olivier De Clerck, investigador de la Universidad de Ghent (Bélgica) y ficólogo “muy reconocido a nivel mundial y con el que colaboramos desde hace años”, añade Rodríguez-Prieto. Para confirmar que la nueva especie pertenece al género Leptofauchea, se recurrió a la secuenciación del ADN.

Conocer la biodiversidad marina

El Mediterráneo presenta una gran diversidad de algas, pero son organismos poco conocidos por la dificultad que presenta su recolección, ya que crecen desde la superficie hasta 110 metros de profundidad. Según Rodríguez-Prieto, “el estudio de las macroalgas marinas lleva un retraso notable en relación al de las plantas terrestres”, porque hasta mediados del siglo XX no se comenzaron a realizar inmersiones con escafandra autónoma.

La comunidad científica considera fundamental la “conservación de la biodiversidad” y para ello es necesario conocer qué especies existen en la actualidad, y qué requerimientos fisiológicos tienen.

El equipo de la UdG, especializado en reproducción, ecofisiología y ecología de las algas rojas sobre todo de profundidad, está realizando en la actualidad diversos estudios sobre los efectos del cambio climático. Los científicos pretenden “determinar si el calentamiento del Mediterráneo puede afectar al desarrollo y crecimiento de varias especies de macroalgas, entre ellas Leptofauchea coralligena”, avanza Rodríguez-Prieto.

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Referencia bibliográfica:

Rodríguez-Prieto, Conxi; De Clerck, Olivier. “Leptofauchea coralligena (Faucheaceae, Rhodophyta), a new species from the Mediterranean Sea” European Journal of Phycology 44(1): 107-121. 2009.

Fuente: SINC

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Un idealista que hizo del Mediterráneo su particular laboratorio

Laura Jurado | Palma lunes 11/05/2009

Odón de Buen
Científicos recogiendo muestras en la bahía de Palma. | La recerca marina a las Illes Balears

En Zuera –a 25 kilómetros de Zaragoza– no hay mar. Las únicas playas que Odón de Buen pudo ver en su pueblo natal eran las fluviales a orillas del Gállego. Quizá conoció las profundidades oceánicas con los libros de Julio Verne y entonces decidió dedicar la vida a su estudio. "Mis innovaciones científicas me produjeron graves disgustos, desataron contra mí todo género de asechanzas", diría al final de su carrera. En el camino quedaba la introducción de la oceanografía en España con Mallorca como principal referente.

Con la carrera recién acabada, Odón de Buen se embarcó a bordo de la fragata Blanca en una expedición científica que pretendía emular a las del siglo XVIII. Era un naturalista comisionado por el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, pero allí descubrió su verdadera vocación. Su dedicación a las Ciencias Naturales se orientó hacia la oceanografía. Pocos años después convertía su cátedra en la Universidad de Barcelona en una auténtica aula experimental.

Su viaje al laboratorio de Banyuls de la Marenda en 1893 fue uno de los momentos clave de su carrera. Su director, Henry Lacaze Duthiers, supuso la concreción de sus proyectos. "Fue su pilar y maestro, quien le mostró las particularidades del Mediterráneo y la idoneidad de las Baleares para crear un centro oceanográfico que permitiera su estudio", explica el actual director del laboratorio oceanográfico balear, Enric Massutí. Por aquel entonces sólo Santander contaba con uno de estos centros.

Odón de Buen.
"La oceanografía era aún algo incipiente. En Baleares habían existido algunos estudios de naturalistas, pero muy primarios. El centro fue el verdadero impulso", afirma Massutí. Las sugerencias de Lacaze Duthiers y las excursiones organizadas por la Universidad de Barcelona, decidieron a De Buen. La falta de apoyo de las instituciones locales descartó un proyecto en Mahón. El 2 de mayo de 1908 se inauguraba el Laboratorio Biológicomarino de Porto Pi al que el propio Odón denominó "la cuna de la oceanografía española2.

"El objetivo era establecer las bases científico-técnicas de la investigación marina", añade Massutí. Se analizaron las corrientes, la fauna y la flora mediterráneas y se determinaron las migraciones de las especies, entre otras actividades. La intención del aragonés era plantear una investigación del mar desde todas las perspectivas: la física, la química, la biológica y la geológica.

"Una de sus grandes aportaciones fue la idea de que la gestión de los recursos marinos debía estar basada en conocimientos científicos y técnicos. Algo impensable en aquel momento", señala Massutí. El centro contaba con un equipamiento muy moderno: microscopios con objetivos de inmersión, seis acuarios, laboratorio fotográfico, una embarcación de vela y otra motorizada, etc.

"El laboratorio no se limitaba a Mallorca sino que abarcaba todo el Mediterráneo oriental. Fue un punto de atracción para investigadores de toda Europa que realizaron estancias en el centro", entre ellos, Ramón y Cajal o Emil Racovitza. El éxito del laboratorio –que después se trasladó a S’Aigo Dolça y ya en los años 70 hasta su ubicación actual en el muelle de Ponent– y la promoción de la oceanografía que De Buen hizo en Madrid continuaron con la creación del Instituto Español de Oceanografía, el único organismo estatal destinado exclusivamente a la investigación marina. Fundado en 1917 por el aragonés y al que dedicó el resto de su carrera hasta su jubilación.

El estallido de la Guerra Civil sorprendió a Odón de Buen y a su mujer en Mallorca, donde se habían refugiado de la tensión que se vivía en la capital. La guerra fue un periodo traumático para el laboratorio de Baleares: sus científicos fueron aislados o apresados, entre ellos el propio Odón. El canje por la hermana y la hija de Primo de Rivera le sacó de la cárcel. Se marchó a Banyuls –donde murió su esposa– y luego se exilió a México. Otro oceáno donde imaginar 20.000 leguas de viaje submarino.

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El cemento, ese material gris que busca desesperadamente ser verde

Elena Soto | Palma lunes 11/05/2009


Fábrica de cemento de Lloseta

Unos 700 años antes Cristo, los etruscos descubrieron las propiedades de unas tobas volcánicas del Vesubio, que aunque por sí mismas no eran conglomerantes, reaccionaban al unirse con la cal y producían un compuesto que era capaz de fraguar con el agua, por lo que se les llamó cementos hidráulicos. Tras la caída del Imperio Romano, la técnica de construir con cemento se perdió y no fue hasta mediados del siglo XVIII cuando se retomaron de nuevo las investigaciones de las mezclas con áridos para ser empleadas en la construcción.

Uno de los grandes hitos en la historia de este material, y a partir del cual se generalizó su uso, fue en 1824, cuando el albañil inglés Joseph Aspdin, patentó un producto llamado cemento Portland, que al endurecerse adquiría un color semejante al de una piedra de esta isla inglesa. Actualmente, este material es el más consumido en el mundo después del agua.

Pero la extracción de áridos y todo el proceso de elaboración del cemento conllevan unos costos medioambientales. Se calcula que el proceso de producción de cemento representa el 5% de las emisiones de dióxido de carbono emitidas por el hombre, además de consumirse grandes cantidades de materias primas y energía, por lo que los sistemas de gestión que contribuyan a minimizar este impacto son uno de los grandes retos que tiene planteados este sector.

En este sentido, la empresa CEMEX lleva años invirtiendo en la implantación de sistemas de gestión medioambiental integrales, que abarquen la totalidad del proceso de producción del cemento.

Su fábrica de cemento en Lloseta, fundada en 1957 y conocida popularmente como Portland de Mallorca, y las plantas de hormigón de Palma y Alaior (Menorca) poseen el Certificado ISO 14001 de Gestión Medioambiental que se caracteriza porque los procedimientos desarrollados tienen como prioridad la protección de la atmósfera, las aguas y el suelo, el uso racional de los recursos, la minimización y correcto tratamiento de los residuos, además del ahorro de energía y materias primas.

Las fábrica de Lloseta es una de las que reutiliza los lodos de las empresas de terrazos como materia prima en la fabricación del cemento, lo que supone una reducción del volumen de residuos depositados en los vertederos, una disminución de las extracciones de las canteras para la fabricación del cemento, y una reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Canteras
Las graveras de donde obtienen los áridos para la fabricación de cementos y hormigones se encuentran en entornos naturales, por lo que inevitablemente su extracción modifica el paisaje. En el apartado Áridos, la empresa CEMEX tiene en funcionamiento ocho canteras, dos en Menorca, en los municipios de Alaior (Llimpet) y Ciudadella (Son Planes), cinco en Mallorca y una en Ibiza (Can Xumeu).

Los gestores de la empresa trabajan para que sus canteras recuperen unas condiciones similares a las que existían antes de que el área fuera explotada o, al menos, unas condiciones compatibles con su hábitat natural.

Por ejemplo, en la cantera de Son Planes se han replantado unos 10.000 m2 de terreno con pinus halepensis y arbustos autóctonos. Y en la de Llimpet, según ha ido avanzando el frente se ha restaurado el espacio con encinas de los viveros de la cantera en base a un proyecto autorizado y supervisado por las Consellerias de Industria y Medio Ambiente. Por la gestión de Llimpet, Aenor acaba de hacer entrega a Cemex del primer certificado de Gestión Minera Sostenible de España, que se basa en dos nuevas normas españolas de calidad pioneras en el mundo.

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jueves, 7 de mayo de 2009

Relojes de sol

Jueves 07 de mayo de 2009

JORGE MARTÍ Brevis sunt dies hominis (cortos son los días del hombre) nos dice la leyenda de un reloj de sol; Brevis sunt, sint utiles (son breves, que sean útiles) replica la leyenda de otro. El mundo de los relojes de sol resulta fascinante, pues cada uno de estos ancestrales objetos con los que el hombre marcó desde no se sabe cuándo las horas del día solar deviene, de alguna forma, una metáfora de la existencia humana y de sus limitaciones. Los relojes de sol funcionan de día y duermen en las horas nocturnas, un sueño que es anticipo de la muerte, como decía Quevedo que era el sueño de los seres humanos. Los relojes de sol persiguen la luz solar como los girasoles y de noche marcan otro tiempo, secreto e invisible, tal vez el tiempo de los muertos, como apuntaba el poeta catalán Pere Rovira en un magnífico poema titulado, precisamente "El rellotge de sol": ..."vaig amb el sol / i m´agrada parar-me cada vespre, / no mesurar la nit de les estrelles, / descansar en la foscor, ser rellotge dels morts".
Mallorca es, por lo visto, con sus 900 relojes de sol catalogados, la región del mundo con más relojes de sol por metro cuadrado. Eso es lo que afirman Miguel Ángel García Arrando, Rafael Soler Gayà y Joan Serra en un artículo publicado ayer en este mismo diario. Miembros de Arca y responsables de su Comissió de Rellotges de Sol, responsables por tanto de su catalogación, han organizado para este fin de semana la 2ª Trobada Gnomònica de Mallorca, en la que participarán aficionados a los relojes de sol de diversos países.
Los relojes de sol forman parte de la decoración exterior de todo tipo de posesiones, casas señoriales y palacetes, tanto de Palma como de los diversos municipios de Mallorca. Sin embargo, para la mayoría de sus visitantes pasan desapercibidos; estamos demasiado ocupados observando otros elementos arquitectónicos. Esta discreción de los relojes de sol forma parte de su encanto, pues en cuanto reparamos en ellos se convierten en señales que nos obligan a pensar en el sentido de la vida humana y en sus límites temporales. Sobre todo si van acompañados de esas leyendas en latín que suelen referirse, no es casual, a la velocidad del tiempo, a la brevedad de la vida, a la hora de la muerte, etc. Citaré algunas más, recopiladas por Rafael Soler Gayà en su libro Diseño y construcción de Relojes de Sol y de Luna: Vulnerat omnes ultima necat (todas hieren, la última mata), Haec ultima multis (Para muchos, ésta es la última) Fac modo quae moriens facta fuisse velis (haz lo que al morir quisieras haber hecho). Son sentencias que señalando las horas, insisten en la fragilidad de la condición humana. Los relojes, cuya función es marcar el tiempo, siempre nos recuerdan los límites de nuestro paso por el mundo. Más aún los relojes de sol, limitados ellos mismos por su naturaleza solar y su mudez nocturna -salvo la excepción, al parecer, de ciertos relojes de luna que marcan el tiempo aprovechando, curiosamente, la luz del astro nocturno. Otras son más vitalistas, Dum licet fruere (Mientras se pueda, goza); algunas juegan con la paradoja, Lucem demostrat umbra (la sombra muestra la luz); incluso las hay reivindicativas, Sol solus non soli (Sólo un sol, no para unos solo). Todo un mundo fascinante.

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ARCA: Comissió de rellotges de sol

Una fundación impulsa la defensa del «olvidado» patrimonio industrial balear

Última Hora Digital 6-5-2009

ARNAU BUSQUETS Imaginen por un momento que a alguien se le ocurriera derribar una catedral gótica, una casa modernista o una muralla medieval. Incluso el menos sensibilizado con la conservación del patrimonio histórico sabe que sería un sacrilegio. Pero, ¿y si hablásemos de una fábrica construida en plena Revolución Industrial? Seguramente la alarma sería mucho menor. La causa está clara: «No somos conscientes de la importancia del patrimonio industrial de Mallorca», explica Guillem Fabré, presidente de la Fundació per la Recuperació i Estudi del Patrimoni Ferroviari i Industrial de Balears.
Aquí, la protección de estos elementos se incluyen en la Llei de Patrimoni Històric de 1998, y también los protege la Ley de Patrimonio del Estado, pero, hasta ahora, lo que ha habido es una «destrucción masiva», concluye Molina. Y en eso tuvo gran parte de responsabilidad la «vorágine urbanística», apunta Fabré.
Precisamente, el objetivo de esta entidad, nacida hace unos meses, es poner en relieve la «carga simbólica de nuestro pasado industrial, que es desconocido y olvidado, pero muy importante». Quieren contribuir a recuperar, proteger y dinamizar elementos que son parte de nuestra cultura. Esto incluye desde edificions a máquinas, pasando por documentación o muestras de productos. Y, sobre todo, la «memoria de la gente que trabajó aquí y construyó esta sociedad desde las fábricas», según dice Ramon Molina, profesor de história económica de la UIB y miembro de la Fundació.
Para empezar, quieren desmontar la «gran falacia» que dice que el turismo trajo la riqueza a estas Islas, antes supuestamente pobres y dedicadas exclusivamente a la agricultura. Como recuerda Molina, «Mallorca estaba altamente industrializada hasta 1950», con un 35% de la población dedicado a la industria. Precisamente con el capital ganado en estas fábricas se impulsó el turismo, los obreros pasaron de la fábrica al sector terciario y el testimonio industrial se diluyó.
Antes que eso pasara, Palma contaba con barrios obreros. Calles como Ferro, Indústria o Fàbrica hacen referencia a esas décadas. En Santa Catalina había industrias de curtido, metalurgia, productos químicos y abonos. Una fábrica de cristal era de las más grandes del Europa. Funcionaron hasta los 60, y hoy no queda rastro de ninguna. En La Soledat sólo han resistido los edificios de donde salían los zapatos Gorila, y la fábrica de mantas Can Ribes, un caso excepcional, ya que tiene asegurada la restauración. El Molinar también era un núcleo destacado y en el Portitxol había una de las refinerías más importantes de España. Todavía se conservan las viviendas obreras que la rodeaban, construidas a finales del siglo XIX. Sóller, (orientado a las telas de algodón) y Esporles (a la lana) son buenos ejemplos de industrialización en la Part Forana. Motos, coches y jabón se fabricaron en Mallorca.
El Sindicat Cooperatiu Vinícola de Felanitx, la central eléctrica de Alcúdia, el par de fábricas de la Soledat o algunas de Sóller todavía pueden ser 'rescatadas'. Con el caso catalán como ejemplo, la Fundació es consciente que la preservación del patrimonio industrial es un proceso que requiere «entusiasmo de mucha gente».
La Fundació, que nació a partir de la Associació d'Amics del Ferrocarril, ha recuperado hasta ahora piezas relacionadas con el mundo ferroviario, y pone el tren de Sóller como ejemplo. Quieren atraer a otras entitades para ampliar su radio de acción con la idea de crear un museo «a la larga». Proponen el impulso de los catálogos municipales, que las administraciones se planteen adquirir el patrimonio y dar «ayuda suficiente» a los propietarios que quieran mantener la infraestructura. Sin olvidar la difusión: «Es vital que estén al alcance de todos», concluyen.

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miércoles, 6 de mayo de 2009

1786. Los grandes telescopios de Herschel

Rafael Bachiller | miércoles 06/05/2009


Telescopio de Herschel del Observatorio de Madrid.

Estimulado por el descubrimiento de Urano y por su recién ganada fama como astrónomo, a partir de 1781 Herschel se lanzó a construir telescopios reflectores progresivamente mayores. Al primer espejo que fundió, que tenía 15 cm de diámetro, le sucedieron otros de 22,5 cm, de 48 cm, de 60 cm, para culminar en un telescopio verdaderamente gigante para la época: un espejo de 1,22 m con un tubo de 12 m de longitud. Y cada vez que Herschel empleaba un telescopio mayor para sus observaciones, realizaba nuevos y espectaculares descubrimientos. Los telescopios de Herschel, los primeros grandes telescopios de la Historia, ilustran de qué manera la historia de la Astronomía está íntimamente ligada al desarrollo tecnológico del telescopio.

Astrónomo a tiempo completo
Tras el descubrimiento de Urano, el rey de Inglaterra, Jorge III, comprendió que un científico tan perseverante como Herschel podría dar gran prestigio al país. Además de la pensión vitalicia de 300 guineas que permitió a Herschel abandonar su carrera de músico, el rey proporcionó a Herschel una residencia con jardín en Slough, cerca del castillo de Windsor. Ese jardín, en el que Herschel instalaría sus telescopios, es sin duda uno de los lugares donde se han realizado más descubrimientos en Astronomía.

Caroline Herschel
Silueta de Caroline Herschel en su juventud
Además de con su hermano Alexander, con gran talento para la mecánica, William Herschel contaba con una excelente colaboradora: su hermana Caroline. Esta última dedicó su vida a contribuir a la carrera espectacular de William pues estuvo ayudándole durante medio siglo hasta que éste murió en 1822. Abnegada y meticulosa asistente en las observaciones, ordenaba y clasificaba datos, realizaba cálculos, etc. Por sí misma descubrió, en el poco tiempo que tenía libre, ocho cometas, para lo que utilizaba un buscador de cometas que le construyó su hermano. Fue condecorada con la medalla de oro de la Royal Astronomical Society en 1798.

Telescopios progresivamente mayores
Herschel continuó su actividad observando en las noches claras y fundiendo y puliendo espejos en los días nublados. El espejo inicial de 15 cm, utilizado para el descubrimiento de Urano, fue pronto sustituido por otro de 22,5 cm de diámetro que fue instalado en un tubo de 3 m de longitud. Después fue capaz de fabricar un espejo de 48 cm que fue alojado en un tubo de 6 m. Naturalmente, según los telescopios eran mayores, mejor era la nitidez (el "poder de resolución") con la que Herschel observaba los astros.

El mayor telescopio construido por Herschel en Slough.
En 1786 Herschel decidió construir un telescopio con un espejo de 1,22 m (40 pies) de diámetro que debía ir instalado en un tubo de unos 12 m de largo. Jorge III se entusiasmó con el proyecto y contribuyó a su financiación de manera generosa. En la construcción de este telescopio trabajaron unos cuarenta obreros y para el pulido del espejo Herschel ideó un sistema mecánico. En el jardín de la mansión de Herschel en Slough, el espejo fue colocado en su tubo en 1789, y el tubo apuntando al cielo entre dos escalas parecía un enorme cañón. Se trataba de un telescopio verdaderamente gigante para su época.

Un telescopio de Herschel en Madrid
Hacia 1795, Herschel fabricó un telescopio para el recién creado Observatorio de Madrid. Con un espejo de 60 cm de diámetro y una longitud focal de unos 7,5 metros, este telescopio, que llegó a Madrid en 1802, era más mucho más manejable que el de 1,22 metros pero significativamente más potente que el de 48 cm que utilizó Herschel para realizar casi todos sus descubrimientos. No cabe duda, pues, de que el de Madrid fue uno de los mejores telescopios de los que construyó Herschel. Desgraciadamente, el telescopio apenas pudo ser utilizado para la observación astronómica pues fue destruido por las tropas napoleónicas que, en 1808, se instalaron en el emplazamiento del Observatorio, un cerro de claro interés estratégico durante la ocupación de la capital.

Laboriosas observaciones
Al construir sus grandes telescopios, Herschel abandonó el modelo newtoniano y decidió inclinar el espejo primario de manera que la imagen no se formase en el eje del tubo, sino en un punto del borde delantero. En estos "reflectores herschelianos", el observador se situaba en un balcón delante del tubo y se inclinaba con el ocular en la mano buscando el punto focal. Esta configuración tenía la ventaja de no necesitar espejo secundario (lo que significa menos trabajo de pulido), pero hacía que la observación requiriese de una gran habilidad, de un auténtico "arte de mirar", como decía Herschel.

Fotografía histórica del gran telescopio de Herschel realizada por John Herschel
Naturalmente los telescopios de Herschel de montura altacimutal no tenían método para compensar el movimiento de la Tierra. Con el telescopio apuntando a un punto (generalmente en el meridiano), Herschel, subido en el balcón, miraba con el ocular como desfilaba el cielo por delante de su campo de visión. William describía lo que veía, en esa estrecha franja Este-Oeste, a Caroline que permanecía sentada al pie de la escala realizando anotaciones. La siguiente noche despejada observaban otra franja situando el tubo con una elevación ligeramente diferente. Y, de esta manera, los Herschel fueron explorando todo el cielo visible desde Inglaterra.

Curiosidades...
* Existe una fotografía histórica del mayor telescopio de Herschel, el de espejo de 1,22 m y tubo de 12 m que estuvo instalado en Slough. La fotografía la realizó en septiembre de 1839, John Herschel, el hijo de William, que además de ser un gran astrónomo fue un auténtico pionero de la fotografía. En esa imagen la estructura del telescopio aparece en mal estado y el tubo depositado en el suelo. El telescopio fue completamente desmantelado durante el invierno de 1839-1840.

* La habilidad artesanal de Herschel dejaba perplejos a los obreros que trabajan con él en la construcción de los grandes telescopios. Cuando los carpinteros, viéndole trabajar de manera experta tanto en el torno como en la forja, le preguntaban qué formación había recibido en su juventud, Herschel respondía rotundo: "el violín".

* Observar con los grandes telescopios de Herschel era muy difícil y el astrónomo insistía en que se requería, ocular en mano, practicar durante mucho tiempo. "No se le exige a nadie que toque una fuga de Haendel sin haber practicado antes", decía Herschel.

* Caroline Lucretia Herschel fue una mujer excepcional. Vivió 98 años y dejó un diario muy detallado. En este diario explica como no siendo ni rica ni demasiado agraciada (a causa de haber padecido la viruela) no tenía posibilidad de acceder a un matrimonio satisfactorio y estaba destinada a ser la criada de su familia en Hannover. No es de extrañar que aceptase gustosa la invitación que, en 1772, le hizo su hermano William (12 años mayor que ella) para que viniese a trabajar con él en Inglaterra.

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Descubren que las aves olfatean el mar para seguir las rutas hacia sus presas

Miércoles 06 de mayo de 2009


Fragatas

MAR FERRAGUT. PALMA. Cálculos interminables utilizando la sofisticada tecnología de los satélites. Enrevesados logaritmos. Decenas de horas invertidas mirando secuencias de imágenes y estableciendo hipótesis. Y todo partiendo de la ya de por sí compleja Teoría del caos. Ése es el ‘calvario’ que realizan los investigadores del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos de la Universitat para averiguar dónde se formará un remolino en el mar.
Y mientras los físicos se devanan los sesos calculando, allá en el cielo las aves se deben estar muriendo de la risa de tanto esfuerzo: a ellas les basta con olfatear para saber dónde las aguas comenzarán a agitarse, para saber dónde estarán las presas. Y es que el instinto de supervivencia todo lo puede, hasta el punto que los pájaros localizan con la nariz las autopistas oceánicas que les llevan directamente a la comida. Unas rutas que los humanos sólo pueden detectar armados de paciencia, satélites y calculadora.
Ése es el descubrimiento que han hecho los investigadores de la UIB en colaboración con oceanógrafos y biólogos franceses, estudiando el comportamiento de un grupo de aves fragatas (llamadas también tijeretas) y siguiendo sus movimientos mediante radiotransmisores. Desde la Universitat, Emilio Hernández-García, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que para llegar a este punto se compararon las trayectorias seguidas con los pájaros con las que ellos lograron mediante sus cálculos sobre la superficie del océano Índico. La conclusión es cuanto menos sorprendente: "Las aves siguen las mismas líneas hacia las aguas más truculentas, es como si las calcularan mecánicamente".
¿Qué hay en esas agitadas aguas que permite que las fragatas las detecten olfateando a más de 200 metros de altura? ¿Y qué hay allí para que las aves se lancen a volar durante días y noches sin interrupción para alcanzarlas? Respuesta: un festival de vida y de comida. En los bordes de los remolinos, chorros, frentes y en las formaciones alargadas con forma de filamentos, los animales se agitan de un lado a otro, provocando un festín para los sentidos de otras especies.
Ésa es la hipótesis que baraja este grupo de científicos. Como explica Hernández-García, las velocidades verticales provocan que nutrientes como el placton lleguen a la superficie, atrayendo a peces de pequeño tamaño. Éstos, a su vez, atraen a los grandes predadores como atunes, tortugas o delfines. Desde el aire, las fragatas huelen la fiesta y consiguen llegar siguiendo el aroma de esos nutrientes en movimiento y, como tienen un tipo de plumaje que no se puede mojar, se aprovechan del revuelo que causan los predadores para meter el pico rápidamente y capturar peces voladores, calamares... Tras el largo camino hecho, estas espabiladas aves que anidan en la isla de Europa (en el canal de Mozambique, entre Madagascar y la costa africana) aprovechan el jaleo para ponerse las botas.
Este descubrimiento no ha pasado desapercibido y el artículo realizado por este equipo multidisciplinar e internacional ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA (PNAS). Y es que el hallazgo puede ser de gran utilidad para conocer el comportamiento de las aves y también para localizar y gestionar mejor las pesquerías marinas. Ahora, el trabajo fundamental es identificar exactamente los mecanismos por los que las zonas de más movimiento pueden transportar olores u organismos.

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Llega a Balears la ´carabela portuguesa´, la especie más peligrosa de las medusas

Miércoles 06 de mayo de 2009

I. OLAIZOLA. PALMA. Responde al nombre científico de Physalia phisalys, es más conocida como carabela portuguesa, aunque algunos medios sensacionalistas han decidido rebautizarla como medusa asesina. Y en puridad no se trata de una medusa, es un tipo de hidrozoo de la subclase de los sifonóforos, como ilustró la mayor autoridad en medusas del Mediterráneo, Josep Maria Gili.
Tal y como informaba ayer Diario de Ibiza, al menos cinco ejemplares de este sifonóforo han aparecido en los últimos días en varios puntos diferentes de la costa de Formentera: dos en las cercanías de la playa de Migjorn y las otras tres en Punta Pedrera, Cala Saona y La Savina.
"Este sifonóforo es el más peligroso de todos. Está formado por varios pólipos, uno en forma de flotador que mide entre 20 y 25 centímetros, y otros por debajo de éste que conforman los tentáculos. En una carabela de estas dimensiones los tentáculos pueden llegar a los 10 metros de longitud. En otras cuyos flotadores alcancen los 30 o 40 centímetros, pueden llegar a medir hasta treinta metros, aunque las más habituales por el Mediterráneo son las primeras", señaló Gili, que resaltó que los tentáculos de las carabelas portuguesas concentran 10 veces mas células urticantes que una medusa normal: "Tienen 10 veces más veneno que una pelagia".
Aunque esta especie pelágica tiene su hábitat en las aguas cálidas de todos los oceános del mundo y es más habitual verla en el Atlántico, no es inusual su presencia en el Mediterráneo.
"En febrero ya se avistaron ejemplares en Torremolinos y Málaga y hace unas semanas se vieron en Murcia. Que hayan aparecido ahora en Formentera entra dentro de lo lógico y es producto de la entrada de corrientes de agua caliente procedentes del Atlántico hacia el Mediterráneo por el Estrecho de Gibraltar", indicó Gili.
Para este estudioso de los cnidarios, la presencia de este peligrosa especie durante los meses de verano en aguas baleares dependerá del número de ejemplares que se encuentren en mar abierto. "Auguro que podrían llegar a las costas algunos ejemplares, no muchos, y en los primeros meses del estío", tranquilizó el científico.

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martes, 5 de mayo de 2009

Un 'Google Earth' forestal de Baleares en pleno siglo XVIII

Laura Jurado | Palma lunes 04/05/2009

viñeta mapa Despuig

Sin saberlo, la Marina española fue la primera institución en preocuparse por la deforestación del país. No con un objetivo ecológico sino por la consideración de la madera como un bien estratégico. La necesidad de reconstruir su fuerza naval obligó al estudio de los recursos madereros disponibles. Un encargo que llevó a Pedro Antonio de Hordeñana a realizar el primer inventario de árboles de Mallorca, Ibiza y Formentera.

La posición estratégica de las Islas en las rutas marítimas supuso una importancia cada vez mayor de la construcción naval. Un sector que dependía de la amdera y que transformó el espacio forestal. El propio topónimo de Peguera hace referencia a la pega que se utilizaba para calafatear los barcos.

«La fabricación de barcos no fue la principal causa de deforestación. Los primeros que tenían interés en conservar esos bosques eran los constructores navales porque eran sus recursos. El peligro fue la ocupación por los cultivos y la población», asegura el jefe del Servicio de Gestión Forestal, Luis Berbiela. El aumento de la población acababa con las masas forestales por la necesidad de terrenos para la ganadería, los cultivos y las viviendas. La madera que resultaba de las continuas talas se destinaba también a la fabricación de muebles y al uso energético para los hornos de cal y para el calor doméstico.

Cualquiera que fuera su causa, lo cierto es que la progresiva deforestación preocupó a la Marina cuando afectó también a sus intereses. La pérdida de barcos en sucesivas guerras y su transformación en la Armada Real obligó a la reconstrucción de su fuerza naval. En 1748 se aprobaba la Real Ordenanza de 31 de enero para la conservación y aumento de los montes de Marina. Una comisión de visitadores debía estudiar todos los montes del estado analizando el número, la calidad –si eran nuevos, crecidos o viejos– y la situación de los árboles. El subdelegado de Marina en Mallorca, Pedro Antonio de Hordeñana, fue el encargado del trabajo en las Islas.

Poco se sabe sobre De Hordeñana: nació en Bilbao, estuvo destinado en Mallorca desde 1745 y llegó a ser Caballero de la Orden de Santiago. Su reconocimiento de los montes de Mallorca, Ibiza y Formentera –Menorca estaba en manos inglesas– fue el primer inventario de árboles: 7,18 millones en Mallorca y 2,41 en las Pitiusas. En el inventario original –conservado en el Archivo General de Simancas en Madrid– relata que trabajó con otros tres hombres desde el 7 de mayo hasta el 9 de julio, es decir, 63 días. «Aunque se haya afirmado muchas veces, la idea de que contó árbol por árbol no tiene mucho sentido. Suponiendo que trabajaran doce horas al día significaría que contaban más de 2.000 de árboles por hora», explica el ingeniero técnico forestal, Francisco Grimalt.

Los documentos originales de Pedro de Hordeñana se centran en el inventario de Mallorca donde identificaba nueve especies diferentes en 37 municipios. «Olvida el acebuche y en Ibiza, la sabina con lo cual la riqueza sería aún mayor», añade Grimalt. Probablemente su cálculo se hiciera a partir de una aproximación por cuarteradas. «Su inventario es la primera fotografía de la situación forestal de las Islas. Con los medios que tenían, los errores en el cálculo son casi lo de menos», apostilla.

Al mismo tiempo que el equipo de De Hordeñana contaba árboles, marcaba algunos que quedaban reservados para la construcción de barcos de la Marina. «La ordenanza especificaba que por cada árbol que se talara, se plantarían tres; pero no como una medida ecológica sino para garantizar recursos a largo plazo», explica el ingeniero. Árboles que quedaban embargados y que pagaban a la mitad del precio que ofrecían los constructores particulares.

Más que un catálogo forestal, la Marina ordenó un auténtico inventario de existencias. Aunque no tuvo referencias hasta finales del siglo XX, el texto de De Hordeñana es en la actualidad el mejor documento para justificar la preservación de los 33 millones de árboles de la Isla.

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